FUNDAMENTOS Y ORIGENES DEL MÉTODO GLOBAL: ¿Cómo y para qué surgió el método global?
Este artículo es parte del primer capítulo del Curso "Enseñanza de la lectoescritura global" difundido por el profesor Yerco Espinosa Falcón. Queda prohibida cualquier reproducción de los contenidos sin previa autorización por parte del autor. Para mayor información sobre los contenidos, citación o difusión, usted puede contactar al correo espinosafalcon@gmail.com
El método global de lectoescritura surgió para dar respuesta a las necesidades educativas de la época en el cual se creó, que fue el periodo en torno a la primera guerra mundial. Sin embargo, el método global tuvo su mayor auge y desarrollo en la primera mitad del siglo XX, donde se fue masificando al resto de los países del mundo siendo adaptado en diferentes sistemas educativos hasta hoy. Actualmente existe una estrecha vinculación del método global con la alfabetización de estudiantes con discapacidad intelectuales asociadas a síndrome de down, que precisamente es el ámbito en donde más se ha empleado y valorado el método
El método global o de la palabra generadora, como se le denominaba desde sus inicios y a principios del siglo XX, se caracterizó desde el comienzo por ofrecer al sistema educativo de la época una filosofía de enseñanza denominada “globalizadora”, que como mencionamos en el capítulo anterior, poco y nada tiene que ver con el fenómeno de globalización propiamente tal, más bien, este concepto hace referencia a una capacidad humana innata de percibir la realidad centrando la atención en el “todo” en vez de sus “detalles”, es decir, interpretar psicológicamente las cosas de forma global.
Si bien existen supuestos que sostienen que el método global tuvo su aparición gracias a los trabajos de Jacotot (1770 – 1840), y Jose Virazloing, alrededor del año 1750, no sería hasta principios del siglo XIX y en Europa cuando un pedagogo, psicólogo y médico de origen Belga llamado Ovidie Decroly (1871 – 1932), comenzó a desarrollar algunos trabajos e investigaciones interesantes en torno a la pedagogía global y su aplicación en contextos de enseñanza. Este sería el comienzo de numerosos escritos desarrollados por el autor, quien se estima que investigó y aplicó el método global a sus estudiantes durante casi 20 años.
Decroly era considerado un pensador y un pedagogo innovador para la época. Muchas familias que conocieron su metodología confiaron al pedagogo Belga la educación de sus hijos. Fue en el año 1906 cuando ya trabajando en una escuela de la zona Ermitage en Bélgica, consiguió aplicar el método global con niños que tenían discapacidades intelectuales y del desarrollo, que en la época eran considerados como personas “anormales”, y quedaban al margen del sistema escolar convencional. Para Decroly, enseñar a estos niños constituía una oportunidad única y concreta de poder aplicar y comprobar la efectividad del método global o de la “palabra generadora” como bien se le denominaba.
El comienzo y desarrollo de la primera década del siglo XX trajo consigo algunas necesidades y oportunidades socioculturales a la Europa de la época. Una de las oportunidades fue la posibilidad de aumentar la alfabetización y la cobertura de la educación a mayor cantidad de niños y jóvenes, sobre todo a aquellos más vulnerables. Frente a este escenario y en relación al desarrollo de la alfabetización mediante la incorporación de métodos alfabéticos, silábicos y fónicos, utilizados comúnmente en el siglo XIX, comenzó a ser cuestionada la forma de enseñar a leer a los niños.
Algunos cuestionamientos por parte de diversas corrientes filosóficas y psicológicas que sufrieron los métodos tradicionales de alfabetización, fueron el exceso de tiempo en los cuales se veían los resultados esperados y la poca participación de los niños y sus familias en el proceso de aprendizaje lector, limitando las posibilidades de alfabetización escolar y determinando el proceso al uso, metodologías y materiales propuestos por la norma educativa, de forma estandarizada y rígida y que ya venía siendo utilizada hace bastante tiempo atrás.
Dada la necesidad de flexibilizar un poco más la enseñanza de la lectura inicial y frente a la masividad escolar y la escasa respuesta de los métodos tradicionales utilizados, como también la nula participación de la familia y la poca vinculación de la enseñanza con el contexto, Decroly propuso al sistema escolar un programa de alfabetización basado en “centros de interés” de los niños, que vienen a ser los acontecimientos, objetos y singularidades propias de una persona y que están en el microsistema de ella y caracterizan su vida. Este programa de enseñanza reunió cuatro principios fundamentales que vale la pena mencionar:
- a) Tender a la unidad: la enseñanza, así como las estrategias de intervención empleadas tienden a considerar la situación particular de cada uno de los estudiantes. Cada niño presenta una situación determinada, un estilo de aprendizaje diferente, además de intereses propios de su unidad como ser humano. Por lo tanto, para enseñar a leer se debe considerar esta singularidad presente en cada uno de los niños.
- b) Convenir al mayor número de mentalidades posibles: la enseñanza considera la diversidad de pensamientos, actitudes y emociones presentes en la mente de los estudiantes. Dicho esto, de otra forma, la enseñanza puede estar preparada para abordar la diversidad del propio grupo humano que necesita ser alfabetizado, porque en un mismo grupo aparecen diferentes formas y mentalidades que perciben la realidad.
- c) Permitir la adquisición de un número mínimo de conocimientos de base indispensables: la enseñanza permite la adquisición de conocimientos fundamentales que servirán como un puente cognitivo para construir otros conocimientos mucho más avanzados a futuro. Los conocimientos de base serán necesarios para avanzar en el proceso de enseñanza y aprendizaje.
- d) Favorecer el desarrollo integral de todas las facultades y la adaptación al medio natural y social en los que el niño debe pasar su existencia: la enseñanza considera el entorno y el contexto donde se desarrolla el niño, dado que es en aquel espacio y tiempo donde el estudiante se adapta y construye su realidad y a partir de lo que percibe. Es ahí donde el vivirá y establecerá sus relaciones humanas fundamentales para su crecimiento. Es una función de la educación adaptar la enseñanza a estas posibilidades.
Volviendo a situarnos en el contexto de la Europa y a principios del siglo XX, cabe destacar la vulnerabilidad del periodo caracterizado por el desarrollo de la primera guerra mundial. Dicho acontecimiento trajo crisis e incertidumbre a la población.
En cuanto a la educación, este periodo se caracterizó por la aparición y consolidación de movimientos alternativos educacionales denominados “escuela nueva” o “escuela activa” que surgieron como respuesta a las diversas demandas de la época en cuanto a la alfabetización y cobertura educacional, por cierto, que venían siendo propuestas hace muchos años atrás.
Fue entonces durante el periodo de “entreguerras” que estos movimientos se consolidaron y extendieron a muchos lugares del mundo, incluida Latinoamérica. Los movimientos de la “escuela nueva” o “escuela activa” buscaban una mejor educación, mucho mas igualitaria y que atendiera a la diversidad de niños. El método global no estuvo ajeno a este tipo de movimientos y precisamente fue en este periodo donde tuvo su mayor auge y logró expandirse a toda Europa y a diversos lugares del mundo.
Se escribieron libros de alfabetización con los cuales se enseñaba a leer mediante el método global. La escuela nueva acogió los principios y desarrollos que fueron postulados para el método global y gracias a esto consiguió expandirse a muchos sistemas escolares. La trayectoria que ha seguido el método global de alfabetización trae consigo una propuesta innovadora para los diferentes sistemas escolares alrededor de la historia.
Desde sus orígenes, el método fue incorporado para atender a la diversidad. Cabe agregar también que el método sirvió de base para el desarrollo de otros sistemas de enseñanza como el de las regletas cuisenaire y el método de María Montessori, que, si observamos y analizamos, ambos sistemas cumplen con el principio de globalización que caracteriza a los sistemas globales de enseñanza.
Gracias a los postulados de movimientos como los de la escuela nueva o escuela para la vida, el método global tuvo su auge y desarrollo a muchos lugares del mundo hasta el día de Hoy.