Generosamente libres
Para afirmar su personalidad, los adolescentes necesitan actuar por sí mismos, con autonomía, pero no tienen clara la dirección adecuada. Por ello, una tarea imprescindible de los padres es facilitar los criterios adecuados para desenvolverse en la vida y después dejarlos actuar con libertad.
La generosidad es auténtica cuando se entiende como un servicio, cuando se comprende que Dios nos ha creado para servir, entregando nuestro esfuerzo y nuestro tiempo. Por eso, es más importante “darse” que dar. Tampoco puede confundirse el darse con el abandonarse. Esto último es dar algo a cualquier persona en cualquier momento, sin un criterio claro ni con la intencionalidad de servir. En cuanto al cuerpo, si no se entiende su valor y su dignidad, podría abandonarse en el otro, con la con la excusa de “dar placer”. Esto no es generosidad. Por el contrario, guardar el cuerpo para entregarlo en su momento a la persona amada dentro del matrimonio, merece el reconocimiento de su grandeza y respeto.