Gestión emocional: un tema que nos involucra a todos
Las emociones son transversales en toda experiencia humana, aquellas nos acompañan en todo momento y de una u otra manera pueden condicionar nuestra manera de actuar. En este viaje llamado vida transitamos por cada una de ellas, desde la alegría que ilumina nuestra existencia hasta la tristeza que ensombrece nuestro alrededor.
Estamos en una época en donde existe un afán constante por alcanzar la felicidad, por ser exitosos y sobre todo por no mostrar nuestra vulnerabilidad. Una era de presión social en donde solo es válido mostrar nuestra mejor versión, aquella en donde las redes sociales idealizan vidas y perfección, la cual crea una imagen distorsionada que afecta directamente nuestra salud mental.
Sin embargo, detrás de esta fachada de perfección y éxito, se esconde una realidad más compleja: La represión de nuestras emociones, pues pretende mantener una imagen fortalecida que esconde lo que verdaderamente sentimos y en consecuencia de manera inconsciente actuamos negativamente o en piloto automático.
Todo aquello que no exteriorizamos se refleja en nuestro cuerpo, es decir, aquellas emociones que no se transmiten ni se nombran, se somatizan, pues todo aquello que pensamos y sentimos tiene un impacto directo en nuestro organismo. Pensemos en una situación en la que nos encontramos muy nerviosos, recordemos ese dolor de estómago inesperado o peor aun cuando nuestras manos empiezan a temblar excesivamente, así mismo sucede con el resto de emociones, cada una de ellas se manifiesta, pero también cada una de ellas nos deja un mensaje.
Como seres humanos, poseemos una extraordinaria virtud que es nuestra capacidad racional. Esta facultad nos distingue de otros seres vivos del planeta tierra, nos permite pensar y sentir de manera única, sin embargo, es fundamental encontrar un equilibrio entre nuestra capacidad racional y nuestras emociones, esto implica reconocer cuando estamos sobre pensando una situación y como podemos manejar esa tendencia para evitar una respuesta emocional desproporcionada.
La gestión emocional es la clave para evitar dicha desproporción y mucho más en el sector en el que nos encontramos, constantemente estamos relacionados y expuestos a otros seres humanos, pero también a situaciones que en muchas ocasiones se nos salen completamente de las manos. La gestión emocional nos invita a reconocer, comprender y manejar nuestras propias emociones, implica ser consientes de los que sentimos y de una u otra manera también a ser empáticos de lo que sienten las demás personas.
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Por ello la invitación en el presente texto es a expresar y tramitar las emociones, desde ejercicios prácticos en donde en voz alta o en forma de escrito nos preguntemos: ¿Qué estamos sintiendo? ¿Por qué me siento de esta manera? ¿Qué agente externo o interno (propios pensamientos) me está afectando? ¿Qué te quiere enseñar esta emoción? ¿Qué me quiere decir esta emoción? Y por supuesto invitar a asistir a la terapia psicología en donde un profesional nos oriente en este nuevo mundo de autoconocimiento.
La relación sana con nuestras emociones cultiva el bienestar personal, proporciona relaciones interpersonales más sanas, toma de decisiones más adecuadas y promueve fatores protectores para nuestra salud mental. Usemos nuestras emociones para sacar lo mejor de nosotros, conectarnos con nuestro mundo interior para así edificar la persona que queremos llegar a ser.
María Paula García Jaramillo
Psicóloga San Vicente CES