Guillermo Vilas, el jugador que rompió el molde y cambió el tenis argentino para siempre
“Yo le abrí la puerta a la gente. El que abrió la puerta de este deporte en sí, fue (Enrique) Morea, y yo se lo puse accesible a la gente. La gente pudo comprar los tickets para ver tenis en el estadio. Antes, la entrada para ver un torneo se compraba en el club de tenis, había que ser afiliado, era para los socios. Entonces, la gente no podía ir y comprar su ticket. Eso fue lo primero que, en cierta manera, obligué a cambiar”.
Esta definición del propio Guillermo Vilas -expresada en el programa Vilas Tour ‘96 y reproducida en la tetralogía Historia del tenis en la Argentina, escrita por Roberto Andersen y Eduardo Puppo- refleja acaso uno de los aspectos que mejor describen al N°1 de nuestra historia. En el cumpleaños 70 de Guillermo, no vamos a hablar de sus conocidas conquistas o de sus récords deportivos. Hablaremos del Vilas emprendedor, de la figura que trascendió largamente cualquier frontera y del ídolo que cambió para siempre la historia de nuestro deporte. Sí, Vilas fue un verdadero influencer de su tiempo.
A partir de su irrupción, el tenis ganó espacio en los medios tradicionales y obligó a la creación de otros que no existían. Proliferaron entonces la prensa especializada, la cantidad de publicaciones, la publicidad y, claro, los espectáculos de tenis. Según el libro “Guillermo Vilas. El número 1″, de Luis Vinker (Editorial Planeta, 2022), se calculaba que en la década del ‘80 “entre un millón y medio y dos millones de personas jugaban al tenis en Argentina, mientras que la construcción de espacios para la práctica había aumentado en un 1000% en los diez años anteriores”. En cifras más concretas: “solo en la Capital Federal y el Gran Buenos Aires se levantaron unos 220 complejos privados, que se sumaban a las 1200 canchas ya existentes en los clubes y a 65 que se encontraban en centros municipales”.
La industria del tenis creció en su conjunto. “A principios de los 70 el tenis comprendía un 10% de las ventas de una casa de deportes. Diez años después, ese índice trepó entre el 55% y el 70% en Capital y Gran Buenos Aires. Con un agregado elocuente: la apertura de locales dedicados solo al tenis. Algunos, incluso, a rubros específicos como el encordado de raquetas”, señala el mencionado libro, de reciente aparición.
Las firmas líderes en calzado deportivo estimaban la venta de cuatro millones de pares de zapatillas de tenis al año, y las de raquetas pasaron de vender 3 a 12 unidades por día hasta quedarse sin stock.
Los aficionados al tenis ya no escondían sus raquetas en la calle. Muy por el contrario, las exhibían con orgullo. Y además de todo lo que generó de forma indirecta, Vilas se encargó de ponerle el sello a muchos emprendimientos o de darles el aval a otros que llevarían su firma.
Tuvo su propia colección de indumentaria deportiva de la marca Topper (que salió junto a la fragancia que elaboró y fabricó Laboratorio Saint Julien), de zapatillas bajo la estampa PUMA Men’s G. Vilas II Tennis Shoes, de las prendas “Línea ídolo Guillermo Vilas” de la empresa Confecciones Tucumán SA… También, de las pelotas Vilas Tennis Balls, lanzadas en 2011, y hasta una estampilla del Correo Argentino (2009).
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Un emblemático club de Palermo llevó su nombre -el Vilas Racket, hoy Racket Club-, y dos academias en Mallorca y Punta Cana aún lo conservan: Vilas Tennis Academy. En 2016, la cancha principal del Buenos Aires Lawn Tennis Club fue rebautizada “Court Central Guillermo Vilas”.
Guillermo encabezó el “Proyecto Argentina 2008” en el CeNARD (donde una de las canchas lleva su nombre), con el apoyo de la Secretaría de Deportes de la Nación, que tenía como objetivo desarrollar el tenis nacional. Y a comienzos del nuevo siglo también exportó sus energías y ganas de transmitir conocimiento a países donde el tenis era mucho menos popular, ya sea en academias de Noruega o en escuelas de tenis de República Dominicana.
Se asoció con Ion Tiriac y crearon juntos la empresa T. V. Enterprises, con la que hicieron diferentes negocios dentro del tenis, asesorando en diversas cuestiones a tenistas profesionales. Junto al empresario rumano, que fue su coach, impulsaron los clubes VITIS y tuvieron centros en Alemania, Suiza y Francia.
Vilas brindó charlas empresariales con especial énfasis en el manejo de la presión y la resolución de conflictos, y más allá de los atriles inspiró a toda una generación de tenistas que vino detrás suyo, con la aclamada “Legión” como pico de éxito masivo del tenis nacional.
Dueño de un magnetismo especial, Guillermo incursionó en la música -y se codeó con superestrellas internacionales- y en la literatura: escribió libros y muchos otros escribieron sobre su vida. Una vida que inspiró, también, al cine: el documental “Vilas: Serás lo que debas ser o no serás nada” (Netflix, 2020) narra la lucha del periodista Eduardo Puppo por el reconocimiento de Vilas como Nº1 del mundo.
Fue la cara de decenas de obras de arte y el primer argentino en ingresar -en 1991- al International Tennis Hall of Fame. En el Salón de la Fama del Tenis Argentino -avalado por la AAT- es el único categoría Platino Diamante junto a Gabriela Sabatini. Recientemente, en su Mar del Plata natal y -más precisamente- en el Club Náutico que lo vio dar sus primeros pasos, se inauguró un espacio temático a modo de museo. A mediados de 2020, para inaugurar el camino hacia la celebración del Centenario AAT, la Asociación lo reconoció con dos cargos de por vida: Capitán Honorario de Copa Davis y Embajador Mundial del Tenis Argentino.
Esta faceta de Vilas que te contamos hoy lució no sólo en pleno apogeo deportivo, sino también muchos años después de su retiro. Willy continuó recibiendo tributos en todo el mundo, menciones de honor de las instituciones más prestigiosas y el cariño de fans del tenis que no olvidan sus hazañas. Porque la verdadera gloria de Vilas se retrata en su legado.