HABLANDO DE QUESOS CON FRIULATTE: EL ARTE DEL QUESO MOZZARELLA
Gracias a este queso, el término “mozzarella” es sin duda una de las palabras italianas más pronunciadas en todo el mundo. Una celebridad entre los quesos.
Las aplicaciones culinarias del queso mozzarella son inagotables: por su facilidad para fundirse es un ingrediente básico en las pizzas y gratinados. Su presentación en lonchitas es ideal para sánduches o hamburguesas y combina perfectamente con ensaladas, vinos, pasabocas, pastas, carnes rojas y carnes blancas.
Creado en Aversa, una ciudad asentada en el sur de la península itálica a orillas del mediterráneo, este queso es fundamental en la cocina italiana y viajando con ella ha influenciado notablemente la gastronomía internacional, convirtiéndose en un ingrediente cotidiano en diferentes culturas; incluso ganándose un lugar en platos típicos, como sucede en la cocina mexicana donde no es raro encontrarlo en una quesadilla, unos tacos o un burrito.
Además de ser un alimento rico en calcio e importante para huesos y dientes, el valor nutricional del queso mozzarella está es su alto contenido de fósforo que mejora la resistencia física y las funciones biológicas del cerebro y es un mineral fundamental para la conservación y reparación de células y tejidos.
Crearlo es todo un arte
Mozzarella es el diminutivo del verbo mozza, que significa “cortar” y fue mencionado por primera vez en un libro de cocina de 1570 haciendo referencia a su particular proceso de producción, que de forma artesanal, requiere de una gran destreza manual y una gran resistencia a las altas temperaturas.
Antes de su elaboración, la cuajada debe estar cortada en cubitos que luego son sumergidos en agua caliente para que se vuelvan a unir y se conviertan en una masa con mucha elasticidad. Cuando está listo, un queso mozzarella se asemeja mucho a un ovillo de hilo, razón por la que es común llamarlo “queso en tiras”, “queso hilado” o “queso en capas”.