Hablar de pensiones es crear futuro.

Hablar de pensiones en Colombia, es hablar de la posibilidad de tener una alternativa clara de un ingreso seguro y digno que garantice el amparo de las contingencias derivadas de la invalidez, la vejez y la muerte, en principio de todas aquellas personas que con posibilidades laborales y de ingresos han realizado sus aportes al sistema dentro de unos periodos llamados de acumulación y que definirán los montos y tiempos de disfrute de dichas pensiones.

El sistema de pensiones en Colombia, tiene sus inicios en el año 1946, cuando se establece la primera estructura a través de la creación de entidades que se encargaran de administrar los aportes de los trabajadores y empleadores, asumiendo con posterioridad el pago de las prestaciones que se deriven de esos ahorros ( Cajanal , ISS).   Es allí donde se establecen las  primeras definiciones estructurales del sistema a través de variables actuariales, demográficas y de condiciones laborales las cuales no fueron revisadas periódicamente como se estimaba debía hacerse desde el  principio de su construcción,  omisión que ha generado  el ajuste del sistema de manera drástica en varias ocasiones con el propósito de hacerlo viable y garantizar a los ciudadanos la posibilidad de acceder al reconocimiento de las prestaciones económicas derivadas de sus aportes. 

 Las principales reformas datan del año 1993 con la expedición de la ley 100, normativa que señaló la vigencia del sistema a partir del 1 de abril de 1994, la ley 797 del año 2003,  y el acto legislativo 01 de 2005, por medio del cual se dictan los últimos parámetros de  consideración del sistema, basándose  principalmente en los principios de sostenibilidad financiera del sistema y la garantía de los derechos adquiridos.

Es así como a través del tiempo las condiciones de pensión en Colombia, se han venido modificando, afectando en algunos casos de manera negativa las expectativas de los asegurados que en muchos casos por falta de conocimiento e interés en el tema han tomado decisiones equivocadas o por no encontrar en el cambio de la normatividad seguridad frente a sus aspiraciones legitimas. 

Frente a este panorama la mejor decisión que una persona debe tomar respecto a una situación tan sensible en su proyecto de vida como lo es el tema de  la pensión,  es siempre contar con la asesoría de  expertos en el tema, que los guíen en la toma de decisiones o los asesoren para el restablecimiento de los derechos que pueden verse conculcados en la aplicación o interpretación de  las disposiciones legales vigentes.

Y es en este evento donde la experiencia, objetividad y transparencia del asesor permitirá a los ciudadanos tomar la mejor decisión, decisión que va trasnformandose  en la medida que cambia su realidad,  su entorno, responsabilidades  y expectativa de vida.  No basta con la información de las administradoras, algunas veces limitada a una cifra, hay que dedicar tiempo, plantear distintos escenarios, dar ese trato especial y diferencial, ese consejo que les genere la certeza de estar creando futuro.

Giovanna Yayguaje Manrique.