Hablemos del regreso
No es ¿Cuándo? sino ¿Cómo regresar?
Como ya he mencionado previamente, es estéril darle seguimiento a los datos “oficiales” sobre la evolución del COVID en México porque a diferencia de los datos económicos que presentan INEGI o Banco de México, la entidad pública que emite la comunicación sobre el riesgo de salud pública vigente está secuestrada por un médico que ha escuchado “el canto de las sirenas” apoyado por reflectores que sorprenderían al mismísimo Andy Warhol al ver al Dr. Gatell traspasar sus 15 minutos de fama; por ello es válido desconfiar de esa fuente oficial ya que además de que se ha vuelto una plataforma política para descalificar al mundo entero (así como usted lo lee) pues no tiene una medición seria, confiable ni armonizada con los entes estatales y más bien es fuente de propaganda que en lugar de propugnar por la salud de los ciudadanos propone que permanezcamos sordos, ciegos y mudos. Características que hace muchos sexenios perdimos.
Así, con el pretexto de que en todo el mundo la pandemia esta sub contabilizada, que nadie tiene el control real de los infectados, que es harto complicado identificar a los asintomáticos pues este gobierno “tiró el arpa” y ha confiado en lo que la pandemia se autoderminará por si misma y que al puro estilo Malthusiano “se morirán los que se tengan que morir” que vamos -citaran ellos- no desaparecerá el padrón electoral, perdón, la población mexicana y las “bajas de guerra” no mermarán a la sociedad mexicana realmente.
Cierto, cierto. Esta pandemia no acabará con la población mundial ni mucho menos con la población nacional, cierto es que habrá una docena porcentual de decesos a largo plazo pero que se suplirá con nuevos nacimientos y que eso es lo que irresponsablemente le da valor a este gobierno para hacer “lo posible” y no lo “imposible” por salvar vidas. Mire usted, no me refiero sólo a ventiladores, cubrebocas o estructura hospitalaria sino a la ausencia de una estrategia realmente de Estado, cuando menos en dos vertientes:
La primera de ellas en materia de política económica. Ya todos tenemos claro que la desaceleración de la economía nacional no empezó con el COVID; inició desde 2019 con el desmantelamiento caprichoso de la planta productiva, la absurda batalla ideológica con fantasmas de libre mercado del pasado y sobre todo con un ideario rancio que sigue al pie de la letra el primer mandatario y que pone en evidencia que es un extraordinario político, pero dudoso estadista.
Sus mismos correligionarios, en la intimidad de sus hogares y sobre todo de sus bolsillos saben que el debate existe, por un lado hay que apoyar a quien menos tienen (en eso coincidimos todos) pero por otro lado existe una ausencia, un vicio, un desorden en materia de estrategias de inversión y respeto al marco jurídico que fragiliza la planta productiva en México que tras COVID tardará cuando menos unos 5 años en recuperarse y como nadie está peleado con su propio dinero “adversarios y aliados” de este proyecto político urgimos por estrategias contra cíclicas, alivios fiscales e impulso a las PYMES porque si no, no habrá recuperación económica y créame, nadie quiere ser pobre.
Es tan evidente esta ausencia estratégica que el instrumento de mercado más liberal (Tratado de libre comercio con Estados Unidos y Canadá) es el resorte más presumido de este sexenio, es tan divagante nuestra política económica que se preocupa de no endeudarse cuando en realidad la deuda sobre PIB crece cada día que pasa por no tomar decisiones de apalancamiento justamente; se presume el ingreso mensual de más de 3,000 MDD por remesas en dólares porque la IED “nomás no levanta” y por si fuera poco; tan muerto está eso que llaman Neoliberalismo que tuvo que venir el “consentido” de éste modelo, el Tío Slim para inyectarle dólares al acuerdo con AstraZeneca y será ese neoliberalismo agonizante el que producirá la vacuna contra el COVID, en México.
La segunda falencia que ha observado este gobierno es la falta de unidad, somos hoy día un pueblo dividido más que nunca, partido por la mitad. Algunos defienden románticamente el proyecto actual porque se cansaron de los mismos rostros y otros porque sin duda tienen intereses que no pueden despegar de este proyecto. Sin embargo, “aliados y adversarios” (como nos han etiquetado) coincidimos nuevamente en el hecho de que ninguno de los dos “bandos” estaba preparado, pero hoy tiene que prepararse porque ya hay que para poner en marcha el engranaje del mercado ¡Hay que regresar! Porque mientras el gobierno continué en su inseguridad confusa sobre si estatizar la economía o socializar el libre mercado los ciudadanos somos los que pagaremos las consecuencias económicas.
Es momento de empezar a planear el regreso. El mercado nos demanda romper con el discurso ideológico y con la lentitud oficial. Es tiempo de asumir la propiedad de nuestro propio destino. El mensaje nos llegó clarísimo: “Cada quien se las arregle como pueda” pues bien hagamos conciencia, culturicemos a los nuestros empezando por nuestras familias, usemos cubrebocas adecuadamente, procuremos espacios ventilados, aprendamos a estar distanciados uno del otro y entendamos que debemos hacer lo mismo que hacíamos antes, pero con restricciones; es tiempo de invertir en pruebas rápidas para nuestros colaboradores pero sobre todo debemos ser disciplinados en las medidas de higiene de los negocios, hay que echar a andar el engranaje del mercado.
Hoy no sólo hay que vender productos o servicios, hay que vender seguridad, esa es la nueva condición del consumidor. Cualquiera puede caer ante este virus, pero ya no es un desconocido, sabemos cómo ataca y un error es fatal. Hay que dominarlo o hacerse a un lado cuando pase cerca de nosotros porque tenemos que producir a pesar de su existencia. Hace unos meses queríamos abrir los negocios porque pensábamos que “ya había pasado lo peor” pero hubiéramos abierto imprudentemente.
Hoy sabemos que lo peor está en la conciencia de cada uno de nosotros, es tiempo de volver a los negocios, a las escuelas, a los trabajos porque esta claro que ayuda no tendemos, entonces seamos adultos y enfrentemos nuestra realidad con responsabilidad e inteligencia. La economía somos todos.
*El autor es director de análisis y docencia económica en SAVER ThinkLab. Es académico y conferencista. Twitter: @SAVERThinkLab