Hablemos sobre la microbiota intestinal, también conocida con el segundo cerebro y que cada vez se ha asociado más a diferentes alteraciones en la sal
La microbiota intestinal fue descrita por primera vez en el siglo XIX por investigadores que observaron la presencia de microorganismos en el intestino humano. Se define como el conjunto de trillones de microorganismos, incluidos bacterias, virus, hongos y otros microbios, que habitan principalmente en el tracto digestivo, particularmente en el colon. Estos organismos no solo son inofensivos, sino que colaboran en numerosas funciones esenciales para la salud humana, desde la digestión hasta la regulación del sistema inmunológico.
¿Podemos hablar de una "microbiota sana"?
A diferencia de lo que se podría pensar, no existe un concepto único y universal de "microbiota sana." La composición de la microbiota varía ampliamente entre individuos debido a factores como genética, dieta, medio ambiente, medicamentos (como los antibióticos), y otros hábitos de vida. Cada persona tiene una microbiota única que puede ser saludable en su contexto, lo que plantea el reto de determinar con precisión lo que constituye un estado óptimo para cada individuo. Algunas investigaciones sugieren que una microbiota diversa, con una amplia variedad de especies bacterianas, está asociada con un estado de salud óptimo. Sin embargo, lo que es beneficioso para una persona podría no serlo para otra, lo que dificulta generalizar una "microbiota ideal."
Asociación con enfermedades crónicas
Una disbiosis, o desequilibrio en la microbiota intestinal, ha sido vinculada con el desarrollo de diversas enfermedades crónicas. Investigaciones recientes han demostrado que alteraciones en la microbiota intestinal pueden contribuir a la aparición y progresión de enfermedades como:
🔸Obesidad: ciertos patrones microbianos favorecen una mayor extracción de energía de los alimentos, lo que puede predisponer a un aumento de peso.
🔸Diabetes tipo 2: la disbiosis puede influir en la resistencia a la insulina.
🔸Enfermedades cardiovasculares: metabolitos producidos por la microbiota, como el TMAO (óxido de trimetilamina), se han asociado con mayor riesgo cardiovascular.
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🔸Trastornos inflamatorios intestinales (enfermedad de Crohn, colitis ulcerosa): se ha observado una alteración en la composición microbiana en pacientes con estas enfermedades.
🍶 Efecto de los probióticos y prebióticos en la composición de la microbiota
🔸Probióticos: son microorganismos vivos que, al ser consumidos en cantidades adecuadas, ofrecen beneficios para la salud al equilibrar la microbiota intestinal. Ejemplos comunes incluyen las cepas de Lactobacillus y Bifidobacterium, presentes en yogures y suplementos. Estos probióticos han mostrado efectos positivos en la restauración de la microbiota después de tratamientos con antibióticos, en la mejora de trastornos gastrointestinales, y en la modulación del sistema inmunológico【Suez et al., 2019.
🔸Prebióticos: son compuestos no digeribles, principalmente fibras, que sirven de alimento para las bacterias beneficiosas del intestino, estimulando su crecimiento y actividad. Fuentes de prebióticos incluyen alimentos ricos en fibra como la inulina, presente en ajo, cebolla y plátano. Se ha demostrado que el consumo regular de prebióticos mejora la diversidad bacteriana y favorece la producción de ácidos grasos de cadena corta, que tienen efectos antiinflamatorios【Slavin, 2013.
🔄 Microbiota vs. Microbioma: ¿cuál es la diferencia? Microbiota: se refiere específicamente al conjunto de microorganismos que viven en una parte del cuerpo, en este caso, el intestino. Microbioma: incluye no solo a los microorganismos, sino también a todo su material genético. En otras palabras, es el conjunto de genes que poseen los microorganismos que componen la microbiota. Esta distinción es clave porque el microbioma proporciona información sobre las capacidades metabólicas y funcionales de la microbiota, permitiendo una mayor comprensión de cómo estos microorganismos interactúan con el huésped humano.