No hay emprendimiento sin creatividad
El emprendimiento es un concepto que no puede ir desligado de la creatividad. La suma de los dos da lugar a un negocio exitoso. Tal y como explicaba en el post “¿En qué se diferencia un líder de un gestor?”, la innovación es clave para un buen liderazgo y, en consecuencia, para que una empresa tenga buenos resultados.
Aunque el fin de un negocio es ganar dinero, es un error emprender pensando solo en el aspecto económico. Enfocarse solo en la venta constante hace perder de vista matices tan importantes como la calidad, la atención al cliente o la proyección de futuro. Para poner en marcha una propuesta de valor es necesario ser pacientes en lo que respecta a los ingresos y centrarse en otras cuestiones. Por ejemplo: que un negocio no vende lo que quiere, sino lo que las personas necesitan. O que tienes que diferenciarte de tus competidores. Por eso es necesario tener siempre en el centro al cliente y hacer estudios de mercado para identificar sus necesidades.
LA CREATIVIDAD COMO BASE DEL EMPRENDIMIENTO
Descubrir que existe una necesidad o un problema que ha de resolverse es el primer paso de proceso creativo.
Graham Wallas plasmó en su libro El arte del pensamiento las cinco fases en las que se divide este proceso. Tras la detección del problema, se interioriza la cuestión y se piensa sobre ella. Después, se intuyen unas cuantas soluciones, sobre las cuales hay que reflexionar más en profundidad hasta que surge la más adecuada. Finalmente, se verifica que la idea es, en efecto, idónea.
Otro de los autores que han hablado de esto, John E. Arnold, también establece que la creatividad es análoga al procedimiento de solución de un problema. Sin embargo, él plantea el proceso de forma diferente: en su opinión, se combinan las experiencias con los conocimientos pasados para llegar a conceptos o ideas nuevas que resuelvan las necesidades de los seres humanos.
Ambos autores coinciden, además, en que la creatividad es inherente a determinadas personas que tienen una visión innovadora. También la poseen los individuos que trabajan en su idea con lo que tienen a su disposición para poder transformarlo en algo nuevo.
La creatividad no solo significa dar con un nuevo producto o servicio, sino innovar sobre lo que ya hay. Las empresas que adquieren una verdadera ventaja competitiva innovan de varias formas:
- Producto: mejorar las especificaciones básicas, técnicas, la finalidad o las prestaciones.
- Proceso: introducción de una nueva tecnología de producción, suministro de servicios y entrega de productos, con la finalidad de aumentar el volumen de producción y reducir los costes.
- Gestión: organización del conocimiento, aprendizaje mutuo entre los miembros y liderazgo productivo. El objetivo de innovar en esta área es evitar las tareas repetitivas y adquirir un equipo con capacidades diversas para fomentar el flujo de ideas. Recursos humanos juega un papel importante en las modificaciones del modelo de negocio.
- Marketing: nuevos métodos de diseño, de distribución y de promoción. Aquí también se podría englobar el cambio de narrativa acerca del producto, el enfoque hacia otro tipo de público, el servicio post venta y la experiencia del cliente.
UNA VEZ QUE TENEMOS UNA IDEA PARA EMPRENDER, ¿QUÉ?
Cuando se obtiene una idea fruto del proceso creativo, hay que ponerla en práctica para poder ofrecérsela a la sociedad. Para ello, siempre es necesario rodearse de talento que entienda el planteamiento creativo del emprendedor y que lo sepa desarrollar. El equipo puede aportar ideas durante el proceso, de forma que el producto o servicio esté en constante evolución. Así, la innovación será continua.
La buena comunicación es fundamental. Los trabajadores que hacen progresar tu creación tienen que saber lo que está pasando: hacia dónde se dirigen y cuál es el objetivo final. Esto fomentará que se sientan parte de tu proyecto y, por lo tanto, que estén más motivados, con el consecuente aumento de productividad.
Para que el proceso tenga éxito, el emprendedor debe ejercer asimismo una administración inteligente de los recursos. Gestionar el tiempo, saber delegar las tareas y tener una visión optimista a la par que realista ayudará a que los planes de negocio tengan estabilidad.
EJEMPLOS DE STARTUPS DE ÉXITO
El informe Global Entrepreneurship Monitor (GEM), que mide la actividad emprendedora en todo el mundo, estableció que las economías más desarrolladas tienen niveles más altos de iniciativas emprendedoras gracias a las oportunidades que brinda el mercado; en el caso de España, un 68% de las personas están motivadas a emprender cuando las oportunidades son buenas. Además, la cifra de innovación de 2018 se situó en un 25 %, lo que mejoró el índice de los ocho años anteriores.
Uno de los sectores que más predominan en la actividad emprendedora es el de las TIC. Las nuevas tecnologías transforman la manera en la que la humanidad satisface sus necesidades, y por lo tanto, las sociedades dedicadas a esto están en constante auge. En 2018 crecieron un 30 % más que en 2017, con un número total de 4.100 start-ups tecnológicas que, además, atrajeron 1.340 millones de inversión.
En los últimos años se han creado nuevas empresas que tienen ideas innovadoras para transformar la sociedad mediante la tecnología. Estas son algunas de ellas:
- Holaluz: mediante tecnología inhouse, atención personalizada al cliente y un marketing boca a boca, han conseguido que su energía verde haya superado los 180 millones de facturación.
- Fintonic: gracias al entendimiento que tienen sobre la importancia del dato y a la apuesta por la transparencia y la imparcialidad, han creado una aplicación que gestiona de forma eficiente la economía doméstica.
- JobandTalent: esta startup de selección de personal ha alcanzado un crecimiento anual del 100%. ¿Las claves? Un algoritmo propio que les aporta una ventaja diferencial.
- Signaturit: ejemplo de cómo negocios tradicionales pueden aumentar su cuota de mercado incorporando nuevas tecnologías. En este caso, proveen de servicios electrónicos relacionados con identificación electrónica. Consiguen ser exitosos centrándose en la experiencia de usuario y el ahorro de tiempos y costes.
En definitiva, la creatividad es uno de los componentes fundamentales a la hora de emprender y de mantener un negocio. Los productos o servicios surgen de la reflexión sobre cómo solventar un problema o cómo satisfacer las necesidades de la sociedad. Sin embargo, esto no es suficiente para tener un éxito prolongado: es preciso estar en continua innovación. Innovar en lo que ofreces, en su proceso de producción, en su venta e incluso en la manera que tienes de organizarte internamente permitirá que tu negocio tenga buenos resultados.
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Artículo publicado inicialmente en mi blog www.luispardocespedes.com.