¿Hay futuro en la Unión Europea?
Es famosa la leyenda de que Henry Kissinger, antiguo Secretario de Estado de Estados Unidos, solicitó “el teléfono” de su homólogo en la CEE (hoy UE) con el fin de discutir sobre algún asunto de política exterior. Se dice que cuando lo consiguió este teléfono desviaba la llamada a un contestador automático en el que se recomendaba contactar con cada uno de los estados miembros. Al margen de la probable malintencionada leyenda, la UE se desarrolla en la actualidad como una estructura supranacional que agrupa a 28 estados soberanos en una unidad de gran complejidad y en cuya esencia se halla un equilibrio entre un amplio elenco de ideologías, opiniones y realidades diferentes. Sin embargo, cabe reflexionar acerca del futuro de la unión en un escenario de post crisis económica en el que los movimientos populistas, extremistas y antieuropeos se combinan con una ruptura sin igual debido al Brexit. ¿Hay futuro en la UE?
Me gustaría sin duda poder afirmar que sí, pero para ello cabe continuar trabajando en nuevas políticas que permitan consolidar una verdadera ciudadanía europea a través de los principios de solidaridad, justicia e igualdad que se reafirman a través del artículo 2 del Tratado de la Unión Europea, entre otros textos normativos. Cabe además dar una solución adecuada a un posible Brexit duro; a una uniforme política de inmigración solidaria que permita la solicitud de asilo en los consulados y embajadas europeas sin necesidad de arriesgar la vida en travesías inhumanas. Además, el reto demográfico y la despoblación configuran un escenario en el que cada vez un mayor número de pensionistas dependerán de una población activa menor y, en muchos casos, que se mantiene en condiciones precarias a nivel laboral. Replantearse un modelo en el que se mantenga, o incluso se mejore, nuestro modelo de Estado del Bienestar a la par que se trabaja por una Europa solvente, solidaria y respetuosa con el medioambiente es probablemente la mejor, y quizás la única, manera de que exista un verdadero futuro para la UE.
Como europeísta convencido, creo que las próximas elecciones no solo constituyen un buen barómetro en clave nacional, sino que además sustentan la dirección del futuro de la UE. Cabe así discutir acerca de nuestro papel en el mundo y de si podemos permanecer inmóviles ante las cuestiones anteriormente mencionadas. El futuro de la UE depende de nuestras acciones del presente. Así, como decía el filósofo Jean Paul Sartre, somos la consecuencia de nuestras decisiones en el pasado. Por consiguiente, hemos de trabajar por seguir siendo un faro de luz en el mundo y con el fin de que las generaciones futuras sigan percibiendo con orgullo el pertenecer a la unión.