¿Hay oportunidades de negocio en el sector jurídico?
“No sé qué hacer, qué estrategia desarrollar con mi bufete”, “si esto sigue así, no tendré más remedio que cerrar” “No hago más que reducir precios y esto no termina de arrancar”.
Esta puede ser una escenificación que refleja la situación actual de parte del sector jurídico en nuestro país, sobre todo en el ámbito de los pequeños despachos.
Cómo ya es de todo sabido, el actual panorama jurídico en España se analiza con perspectivas no tan positivas por lo menos en los próximos años venideros. El alto grado de competencia así como la creciente infravaloración del profesional del derecho, hacen que cada vez de forma más habitual, los posibles estudiantes de Grado actuales se replanteen si realizar sus estudios en esta materia o dedicar sus esfuerzos a otras titulaciones académicas. De la misma forma, los profesionales actuales con poca o larga trayectoria también reflexionan y en muchos casos acaban decidiendo “cerrar” sus despachos a perpetuidad.
Sin embargo, es preferible acogernos a esta máxima que cada vez es más generalizable para otros ámbitos de la economía, y que dice que “cualquier época de crisis también lo es de oportunidades”. Esta máxima se puede aplicar, sin duda al sector legal en España. Crisis hemos tenido muchas a lo largo de nuestra historia, crisis como ésta, ha habido algunas ya, y siempre hemos salido adelante. Y además en este caso, al producirse un cambio de paradigma en los medios de los que disponemos para afrontar esta nueva situación, ello conlleva que una nueva senda de posibilidades nos pueda abrir camino a los profesionales del derecho.
¿Y cuáles son esas oportunidades?
Hay muchos ejemplos de despachos en los que después de ser conscientes de ese cambio de paradigma, toman decisiones que efectivamente les ayuda a crecer hasta límites que no podían sospechar.
¿Y entonces cómo podemos avanzar para llegar a enderezar nuestro rumbo como despacho de abogados?
Son muchos los elementos que deberemos tener en cuenta como titulares o abogados colaboradores de un despacho de abogados que nos ayudará a mejorar nuestra situación. Sin embargo, en nuestra opinión los elementos clave son éstos:
1. Como despacho deberemos fijarnos unos objetivos claros y concisos sobre los que marcaremos la dirección del despacho. Estos objetivos deberán versar sobre temas tan básicos como: a qué materias de actuación queremos dedicarnos, cuál queremos que sea nuestro posicionamiento del despacho en el mercado frente a nuestros clientes actuales y potenciales, en definitiva, como nos queremos situar en el mercado.
2. Cuál es el camino que debemos emprender para conseguir los objetivos anteriores: Qué estrategia de marketing vamos a llevar a cabo, cuál es la estructura material y humana más adecuada de la que debemos disponer para conseguir los objetivos del despacho, cómo nos vamos a aproximar y desarrollar nuestra cartera de clientes, cómo nos vamos a enfrentar a nuestra competencia y cómo vamos a definir la propuesta de valor del despacho, etc. En definitiva, son muchos los aspectos que comprenderán ese camino que sólo será válido si esa estrategia definida nos lleva a conseguir nuestros objetivos.
¿Y cómo vamos a llevar a cabo estas reflexiones tan "sesudas"?
"¿Si soy autónomo y trabajo sólo en el despacho? Pero si no tengo tiempo ni para llevar los asuntos que tengo entre manos...y además tampoco estoy capacitado para ello."
Evidentemente cuando hablamos de cambio de paradigma, precisamente nos estamos refiriendo a la necesidad de que los profesionales del derecho asumamos que para mejorar nuestra situación, probablemente haya que plantearse que debemos cambiar de enfoque y de estrategia en nuestro despacho. Los tiempos en los que los clientes venían a nuestra puerta a través de contactos, están terminándose. Y más aún, una estrategia que esté fundada sólo en el “boca-oreja” es cada vez más “peligrosa” e “insegura” a largo plazo.
¿Y ante este cambio de paradigma, como puedo aprender estas nuevas técnicas que veo que son importantes para nuestro negocio?
La formación en este punto es clave, y gracias a las nuevas tecnologías, Internet ha dado un paso que posibilita que el aprendizaje sea sencillo, barato e igualmente eficaz mediante la formación online aunque desde BlueLAW market seamos igualmente defensores del formato presencial:
1. Flexibilidad. Dado el corto espacio de tiempo que tienen los abogados, que frente a otros profesionales, por su condición de autónomos les impide disponer de un horario fijo de dedicación a la formación, las sesiones online permiten que el alumno se pueda adaptar fácilmente al horario que mejor le convenga para recibir dicha formación.
2. Precios más asequibles que la formación presencial. Se consigue un ahorro en costes de desplazamiento, logística y metodologías formativas.
3. Mejor aprovechamiento de la formación Online. Aunque esto dependerá de los casos, existen estudios en los que se concluye que el tiempo de aprendizaje de las materias cuya formacion se adquiere mediante el sistema online, se reduce entre un 40% y un 60% lo que permite un mayor aprovechamiento del tiempo para otras tareas.
4. Mayor interacción entre el alumno y el profesor. Aunque el contacto no sea tan directo, como lo entendemos habitualmente, como en el formato presencial, sí que podemos confirmar que el medio online permite el establecimiento de canales de comunicación alternativos iguales o más eficaces entre alumno y profesorado. Ej. Calendarios de trabajo, espacios colaborativos, autoevaluaciones, etc.
Con todo esto consideramos desde BlueLAW market, que el nacimiento de nuevas técnicas comerciales permitirá que, utilizando las herramientas de formación más adecuadas, el despacho pueda a largo plazo mejorar sus resultados.
Si quieres más información no dudes en profundizar en nuestra web.