Hidratación: El mito de los dos litros de agua que está perjudicando tu salud
Carlos Pulito González
Ayudo a formadores a diseñar cursos que aumentan el éxito de los estudiantes, las recomendaciones y las tasas de finalización, reduciendo el soporte, lo que se traduce en más impacto, más ventas y precios más altos.
Hoy quiero hablar sobre un tema que afecta a muchos, especialmente en el ámbito de la salud: la hidratación. Durante la preparación de algunos posts sobre ostomías para nuestra Academia de Profesionales Sanitarios, me encontré con recomendaciones de salud que, francamente, no tienen ningún sentido. Y una de las más comunes es la idea de que debemos beber dos litros de agua al día.
Soy Carlos, enfermero de profesión y creador de una productora de formación que ha capacitado a más de 100.000 profesionales sanitarios. En nuestro trabajo, nos tomamos muy en serio las recomendaciones que hacemos, por eso es alarmante cuando nos encontramos con consejos tan generalizados y erróneos como este.
Primero, hay que entender que la recomendación de beber dos litros de agua al día no tiene lógica para la mayoría de las personas. Cada individuo tiene necesidades diferentes, y simplemente forzarse a beber agua sin tener sed no es necesariamente saludable. De hecho, la mayoría del agua que consumimos, ya sea del grifo o embotellada, tiene una mineralización débil. Esto significa que carece de los electrolitos necesarios para una verdadera hidratación.
Aquí está el problema: sin electrolitos, el agua que bebemos no nos hidrata adecuadamente. Y lo peor es que se sigue recomendando a pacientes, especialmente aquellos con ostomías o problemas intestinales, que beban dos litros de agua al día sin considerar que esto podría ser perjudicial. Estos pacientes ya tienen dificultades para absorber electrolitos, y si les añadimos agua sin mineralización, estamos complicando aún más su situación.
¿Por qué es tan importante hablar de electrolitos? Porque son fundamentales para el funcionamiento de nuestro cuerpo. Los electrolitos, como el sodio, el potasio y el magnesio, regulan muchas funciones vitales, como el ritmo cardíaco y la actividad neuromuscular. Sin una cantidad adecuada de electrolitos, podemos enfrentarnos a problemas graves, desde arritmias hasta migrañas.
El problema es que vivimos en una sociedad que ha demonizado el consumo de sal, uno de los principales electrolitos que necesitamos. Al reducir drásticamente la ingesta de sal y consumir agua con baja mineralización, estamos creando un desequilibrio que afecta nuestra salud. Incluso los deportistas extremos, como los que participan en triatlones, pueden enfrentar riesgos graves si no reponen adecuadamente los electrolitos perdidos, lo que puede llevar a situaciones tan graves como paradas cardíacas.
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Lo preocupante es que estas recomendaciones erróneas no solo provienen de fuentes externas, sino que incluso los profesionales de la salud, aquellos que deberían estar mejor informados, las siguen perpetuando. Como sociedad, estamos yendo en contra de nuestra propia biología, haciendo recomendaciones que no tienen sentido evolutivo ni fisiológico.
¿Qué podemos hacer para hidratarnos correctamente? Es esencial acompañar el consumo de agua con electrolitos. Algunas personas optan por añadir gotas de agua de mar microfiltrada a su agua, o preparan su propio suero casero con sal, bicarbonato y zumo de limón. Esto ayuda a reponer los electrolitos que nuestro cuerpo necesita para funcionar correctamente.
La reflexión que quiero compartir es que debemos ser críticos con las recomendaciones de salud que seguimos, incluso aquellas que parecen inofensivas. No tiene sentido seguir pautas que no están respaldadas por una comprensión profunda de nuestra biología. Y esto se extiende más allá de la hidratación, tocando otros aspectos de nuestra salud como la exposición a la luz solar o la alimentación.
En mi trabajo, intento aplicar estos principios de manera coherente y transmitirlos a los profesionales que formamos. No se trata solo de repetir lo que dicen los libros o las guías, sino de cuestionar y asegurarnos de que lo que enseñamos tiene sentido desde un punto de vista biológico y evolutivo.
Espero que esta reflexión te lleve a investigar más sobre cómo cuidamos nuestra salud y a cuestionar algunas de las recomendaciones que damos por sentadas. Seguiré compartiendo contenido que nos ayude a entender mejor cómo funciona nuestro cuerpo y cómo podemos cuidarlo de manera más efectiva.
¡Gracias por acompañarme en este viaje y nos vemos en el próximo post! 🚀