Historia de un cuadro. El talento se convirtió en un problema.

Historia de un cuadro. El talento se convirtió en un problema.

Me fascinan las historias. Este domingo, contemplaba en el Prado un cuadro denominado “La Coronación de Espinas”. Fue pintado por Anton Van Dyck (1599-1641) a los 19 años. Algo notable e inusual en el arte de la pintura. Es la historia de un cuadro y cómo el talento se convirtió en un problema.

Somos unos privilegiados por disponer en España del patrimonio del Museo del Prado. Una invitación a las sensaciones que describía Stendhal en sus paseos por Florencia (1817). Por cierto, el museo recibe una ridícula aportación de los PGE. ¡Habría que hacérselo mirar!

Van Dyck: una creatividad sin reservas

Van Dyck, con un talento descomunal, despliega una creatividad sin reservas. Hay dos cosas muy interesantes que influyen en su talento. Por un lado, el contexto vital que le rodeó. Por otro, la continua búsqueda por encontrar un lenguaje visual propio.

Y esto me hizo reflexionar. Hay una desesperante falta de talento, que es más que palpable ya en muchas compañías. No va a mejorar. He hablado de ello en otro post. En general, las compañías son poco atractivas y no disponen de un ecosistema adecuado para desarrollar talento. Otras veces, las personas disponibles en el mercado, carecen de las competencias necesarias.

Volvamos a Van Dyck. Imaginemos el contexto viviendo en Amberes (s. XVII), centro económico y comercial, ciudad próspera, vibrante, en pleno florecimiento artístico, donde Rubens es el maestro indiscutible. Van Dyck es heredero de los clásicos, del idealismo, del Renacimiento.

Algunas de sus figuras y composiciones, siguen los modelos de su maestro y protector, pero en este cuadro comienza a distanciarse. Está cargado de energía, muy texturizado, con fisonomías anti-idealistas. Incorpora con maestría y elegancia el realismo. Su búsqueda y rebeldía, adopta gradualmente el dramatismo y la emoción del Barroco.

¿A qué se debe esta contradicción? Quizá el cambio de estilo se debiera al conflicto, al problema, de no poder pintar con naturalidad lo que sentía. Aunque luchaba por cumplir con los mandatos de aquello por lo que le pagaban (Rubens, clientes), quería expresar aquello que él considera propio; su esencia.

Finalmente, Van Dyck se acaba convirtiendo en un impresionante retratista, dando forma a una idea de elegancia y exquisitez que lo hicieron único.

Vivir en la contradicción

Aquí quería llegar. Esta aparente contradicción se debe, al menos, a dos variables significativas en el desarrollo de personas, como lo fueron para Van Dyck.

  • La primera, las circunstancias vitales de cada individuo: familia, educación, cultura, limitaciones, oportunidades, por enumerar algunas. Sabemos que en las compañías, la cultura corporativa (valores y comportamientos) tiene mayor influencia en el desarrollo del talento que la propia estrategia o el liderazgo.
  • La segunda, la inquietud de búsqueda por descubrir y conectar con suesencia. Esa curiosidad por encontrar un propósito alineado con el desarrollo de sus habilidades, de su talento. En las organizaciones y en los equipos, con demasiada frecuencia, las personas tienen asignadas misiones que no están alineadas con sus capacidades.

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