Hoy me di cuenta de que estoy muriendo

Hoy me di cuenta de que estoy muriendo

Estoy muriendo, cada vez que paso indiferente ante el sufrimiento de aquellos que son más necesitados.

Estoy muriendo, cuando permito que maltraten a los animales, o cuando hago a un lado la mirada ante tanta deforestación.

Estoy muriendo, cuando no soy justo o compasivo con los niños o ancianos de la calle, que día a día enfrentan una ardua batalla por un pedazo de pan o un sorbo de agua.

Estoy muriendo, cuando no me conmueve el llanto o el dolor ajeno, porque estoy más pendiente de satisfacer mis propias vanidades.

Estoy muriendo, cuando antepongo mis intereses por encima del dolor, el sufrimiento o la necesidad de un amigo, un hermano o un vecino.

Estoy muriendo, cada vez que en mis plegarias sólo pido a Dios por mis necesidades, y olvido que en el mundo existen personas con muchas más necesidades que yo.

Estoy muriendo, cada vez que indispongo, mal informo o le serrucho el piso a un compañero, sólo por pretender un mejor trato para mí.

Estoy muriendo, cuando me rehusó a tenderle la mano a quien lo necesite, sólo por estar pendiente del que dirán o por pura indiferencia.

Estoy muriendo, al igual que tú también estás muriendo, por pretender vivir aislado mi vida, tratando de idealizar un mundo perfecto, sin tomar en cuenta que, gracias a las imperfecciones de este mundo, es que hemos podido evolucionar y avanzar como sociedad.

Día a día, la vida nos enfrenta con nuestra realidad, morimos cada vez que el sol se pierde en el ocaso, pero al amanecer Dios nos brinda la oportunidad de renacer a nuevas oportunidades, de ser mejores personas, mejores amigos, mejores vecinos, mejores compañeros; pero por sobre todas las cosas mejores seres humanos, para que al final del día, nuestra muerte no haya sido en vano.

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