Humanismo y Dataísmo
Hace unos días escuché una conferencia que invitaba al espectador a conocer más sobre el dataísmo. Su origen, sus particularidades y consecuencias para la vida humana.
La conferencia se tituló “Del humanismo al dataísmo”. Luego de verla reflexioné si realmente estamos llegando a un cambio de paradigma o a una construcción de un paradigma que debe transitar en paralelo al humanismo.
Pensé, para eliminar al humanismo deberíamos eliminar al humano. Sí solo entendemos al mundo que vivimos como dataísmo, la vida humana no tendría sentido más que para representar un dato en el universo de miles de millones de datos, ¿no?
Entiendo al dataísmo como la oportunidad que tiene la humanidad de volver a sentirse humano sin el peso del cálculo. El dataísmo nos hace más libres. Nos hace enfocarnos en áreas más humanas pero sin descuidar el objeto del dataísmo; la interpelación constante.
Nos desnudamos por completo ante la máquina. Desde principios de 2020, la humanidad produjo más datos que en los últimos 3 años acumulados. El confinamiento ante el covid-19 facilitó la ruptura de las dos compuertas sobre las que aún no había registro sobre la reacción cognitiva humana en tiempo real: la salud y el aprendizaje a gran escala.
Hoy, la tecnología aprendió más sobre la relación paciente - doctor humano en tiempo real gracias a la telemedicina. Aprendió a atender a un paciente y cómo el paciente reacciona ante ciertas patologías. Todo en tiempo real. La enseñanza se hizo remota, los docentes y alumnos se vieron interpelados ante una cámara y nuevas plataformas. Toda esta tecnología permitió a la máquina aprender sobre cómo reacciona el humano ante la adquisición de un aprendizaje, a los estímulos emocionales, como el entusiasmo y frustración ante el saber o el no saber.
En los últimos meses la máquina aprendió más sobre nuestro inconsciente de lo que un psicólogo en toda su vida profesional.
¿Cómo sigue la historia?
Estamos ante un momento clave para la humanidad. Nos hemos embrutecido y hemos desaprendido muchas cosas. Nos exigimos y llegamos a un límite humano.Tengamos siempre presente: el humano sangra, el dato no.
El humano evolucionó poniendo límites a su propio par. Instauró leyes que las denominó divinas y otras que las llamó constitución. En estos manuscritos se pactaron los límites de la convivencia, los derechos y obligaciones ante diferentes circunstancias. ¿No es momento de poner un límite al dato? ¿Tenemos que instaurar una constitución especial que separe lo humano de los datos? Yo creo que sí.
Los datos sin humanos, es 0. Los humanos sin datos, siguen siendo humanos.
Aprendamos a convivir y disfrutar de nuevas aventuras. Nuevas rimas, prosas y poesías nos harán más libres. Seamos más pasionales y menos calculadores ya que para eso vamos a tener a la máquina. Seamos responsables ante el dato pero libres para vivir. Nuestro límite en este plano es la muerte. Mientras que para los datos, no hay fin.
Nosotros al generar datos, nos eternizamos. Sepamos qué datos queremos eternizar.
Al actuar estamos generando información. Datos que se acumulan. Pero no nos puede dejar preso del resultado. Seamos libres del resultado. Una vez generado, ya fue generado. Aprendamos a estimar el resultado ya que al instante de pensar en generar algo, la máquina ya sabe el resultado.
Hackeemos la máquina. Una tarea casi imposible. Aunque pensemos en burlar las normas, nos abraza un número exacto. Un número que vemos en toda la naturaleza, un número que hace todo perfecto y nos limita (La sucesión de Fibonacci ).
Podemos presionar y empujar todo hasta el límite. Pero va a ser eso. El límite.
Aprendamos a ser humanos, somos seres humanos.
Francisco Goldaracena
Hagamos.
4 añosTenés la conferencia a mano Pancho?
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4 añosVenían a eso los datos, a liberarnos de lo que nos es difícil comprender a simple vista. Esta muy buena la invitación a ser conscientes y poder separar la data que eternizamos estadísticamente y la que eternizamos humanamente.