Impresiones de un recién llegado.
Al término de 2019 y de mi primer año laboral, me pregunto si volvería a estudiar arquitectura.
Debe haber pocas experiencias parecidas a salir a la calle como nuevo arquitecto en 2020. Una calle donde pronto descubrimos que el discurso teórico que hemos mamado durante seis años o más, que viste de negro y aparece en portadas de revistas de 30€ el ejemplar, es la excepción. Que todas esas estrellas del rock internacionales, desde el asceta ermitaño de Portugal hasta el líder corporativo británico, viven cómodamente en una burbuja de concursos por invitación, encargos privados y apariciones estelares en universidades, vitoreados por un séquito de arquitectos menos importantes que anhelan formar parte de ese mundo.
Nos damos cuenta de que detrás de nuestros docentes se escondía, en bastantes casos, el hidalgo arruinado del Lazarillo; una elegancia glamurosa que fácilmente impresionaba a los alumnos mientras en secreto dependía del humilde sueldo de profesor asociado. Y eran esos mismos docentes los que nos enseñaban nuestra condición de seres incomprendidos por una sociedad embrutecida e ingrata, intelectualmente incapaz de apreciar nuestro esfuerzo y nuestro Arte. Parafraseando a Žižek, una condición marginal de la que nos complacemos, esgrimiendo una actitud de reproche moralista y erudito que alimenta el estereotipo del arquitecto arrogante, tan dolorosamente parecido al estereotipo del chef televisivo.
Y es que nada más salir nos damos de bruces con un mundo tecnológico que no ha sido digno de mención en muchas universidades, a pesar de que bajo la aparente tecnofobia de muchos arquitectos hay una tropa de galeotes BIM que siguen viviendo en casa de sus padres como falsos autónomos. Aquellos que no emigran a otros países en busca de un trabajo digno acaban en entrevistas que se presentan sin ningún pudor:
“Este estudio es para ti una gran oportunidad. Vas a poder trabajar en proyectos de gran renombre y engrosar tu CV. Lo primero será darte de alta como autónomo. Además, tendrás que declarar que vienes 20 horas, aunque en realidad vas a venir 40; como comprenderás, tú no vas a rendir lo mismo que una persona que lleva aquí 5 años. Aquí funcionamos así y nos va bien, la gente está contenta. En fin, tú te lo piensas. Si no te interesa, nadie te obliga a aceptar.”
O incluso:
“Este estudio es para ti una gran oportunidad. Tenemos solvencia (obra construida) suficiente para presentarnos a muchos concursos a los que tú jamás podrías acceder. Comprenderás, sin embargo, que aquí o ganamos todos o perdemos todos. Es decir, que cuando ganemos un concurso, hablaremos de dinero a repartir. Pero no pretenderás que te estemos pagando si no se genera dinero, ¿no? Aquí funcionamos así y nos va bien, la gente está contenta. En fin, tú te lo piensas. Si no te interesa, nadie te obliga a aceptar.”
Lo lamentable no es que alguien pueda proponer semejantes condiciones a un arquitecto recién graduado. Lo verdaderamente lamentable es que para que se dignen a recibirte en esa entrevista hay que tener un título BIM de una academia certificada por Autodesk de 2.000 euros por cabeza. Un “pay to win”, donde ser competitivo significa la acumulación sistemática de capacidades instrumentales validadas por instituciones privadas. Los cálculos corporativos son sencillos: la escasez de puestos de trabajo sumada al prestigio laboral de los certificados oficiales y a la ausencia del BIM en la educación pública resultan en unas tasas de inscripción récord. Como los personajes de “La balsa de la Medusa”, donde en el barco del horizonte les espera una vida de galeotes – que es, sin duda, notablemente mejor que morir de hambre.
No conozco a nadie que haya estudiado arquitectura y no le haya gustado – incluido yo mismo. Estoy convencido de que es una de las áreas de conocimiento que enamoran, y confío en que las nuevas generaciones sabremos sobreponernos a esta situación, donde la profesión probablemente tenga que cambiar y perseverar para hacer frente a los desafíos del mundo que nos recibe.
Digital Product Manager at Aura REE
5 añosLa comparación con el hidalgo del lazarillo no puede ser más acertada...
Autónomo-arquitecto director- en LUDO DIERCKX GARDEN DESIGN SL
5 añosBienvenido al mundo de la farándula arquirectónica....y mucha suerte. Yo ya he pasado dos crisis y una burbuja. Ten paciencia,sigue formándote y adáptate a la inconstancia laboral que será tu única constante. Esta es una profesión para valientes...
Arquitecto
5 añosManejando la API de Revit y Unreal Engine, y con la experiencia de desarrollar BIM con CYPE en poco tiempo se te van a RIFAR y podrás acceder a trabajos y estudios de arquitectura serios (los que mencionas, que te ofrecen trabajo gratis, son pelagatos destinados a desaparecer o trabajar en los margenes de la profesión y no ser competitivos.) Simplemente ten PACIENCIA y VALORATE, mientras tanto trata de sobrevivir y mantener la vocación y el buen trabajo.
Arquitecto
5 añosEnhorabuena Antonio, magnífico artículo.