Industria 4.0. – La conveniencia económica en la automatización de procesos.

Industria 4.0. – La conveniencia económica en la automatización de procesos.

#robotics #biw #automation

No siempre todos los intentos de automatizar un proceso productivo se llegan a conseguir automatizar satisfactoriamente.

¿Se puede conseguir siempre automatizar un proceso productivo? Depende de la conveniencia económica, que es lo que determina todo.

La parte positiva de trabajar en Alemania es que es un mercado donde llegas a acostumbrarte a que siempre haya por detrás grandes inversiones económicas. Pero lo que es realmente invisible para los que estamos en las trincheras de la automatización de procesos, son los estudios económicos que se hacen en la industria automotriz para evaluar si en definitiva el esfuerzo inversor va a salir rentable o no.

Desgraciadamente, se pone el foco en las posibilidades que puede ofrecer la tecnología, pero parece que se deja para lo último lo que cuesta en I+D+i y la propia puesta en marcha del proceso a automatizar.

Yo entiendo la automatización de procesos desde la óptica del empleo de robots para llevar a cabo un proceso productivo, pero existen máquinas mucho más simples que también realizan inestimables tareas en el proceso productivo, tales como una cadena transportadora de piezas de un punto a otro de una fábrica de automóviles.

Tomando un café matutino antes del inicio de la jornada, con un automatista veterano (25 años ya de profesión), que es a la vez un gran profesional, amigo y un gran conocedor del estándar Daimler, me contaba el caso del Clase E de Mercedes que se fabrica en Sindelfingen, y que esta enorme fábrica tiene diseminadas en vez de concentradas las distintas líneas de fabricación necesarias para fabricar este modelo en concreto, en distintos talleres de soldadura de la fábrica, cualquiera puede verla en 3D a partir de fotografías satélite mediante Google Maps, y que para poder mover el flujo de piezas fabricadas para dicho modelo de forma interna por la propia fábrica, provoca que se tenga que emplear trenecitos de contenedores con piezas, para transportarlas hacia el siguiente punto de proceso, dentro del flujo de fabricación del clase E de Mercedes.

Cabe recordar que, los metros cuadrados de suelo industrial no son un recurso infinito, sino más bien al contrario, un bien escaso que siempre está en constante optimización para intentar hacer más procesos productivos, en la misma cantidad de espacio disponible.

Lo más obvio sería pensar que en vez de usar trenecitos, sería más conveniente emplear una pasarela aérea, en la cual se podría instalar a continuación una cadena transportadora, con el fin de poder desplazar a través de ella las piezas fabricadas y en la cual un robot depositaría la pieza y otro posteriormente la recogería, para proseguir con el proceso de fabricación, y poder prescindir de los mencionados trenecitos. En principio la idea parece buena, ¿verdad?

Pues bien, la complejidad técnica de instalación de la pasarela, junto con el pertinente estudio económico, habían determinado que la propia fábrica hubiera desestimado la construcción de la mencionada pasarela, y que salía más barato y operativo emplear aproximadamente a 100 personas o más (hay que recordar que estamos hablando de salarios alemanes) para que se encargaran de este flujo de piezas mencionado, que intentar automatizar el proceso mediante los medios descritos anteriormente.

En otras palabras, una corporación como Daimler que dispone de una capacidad financiera importante, y que es capaz de poder sufragar un gasto en I+D+i de un millón de euros diarios, había desestimado automatizar este proceso por falta de conveniencia económica.

Y es que la conveniencia económica lo determina todo, y desde luego cabe recordar que la automatización de procesos va a depender directamente del apoyo inversor que haya por detrás, el cual nadie ha sabido explicar de qué bolsillo va a salir todo ese esfuerzo inversor en esta Revolución de la Industria 4.0. de la que ya se han escrito ríos de tinta, y que, en mi opinión, no deja de ser una mera campaña de marketing en busca de cobayas o incautos, que asuman dicho esfuerzo inversor.

En anteriores artículos he hablado profusamente, acerca de los distintos estándares de cada uno de los grandes grupos de fabricantes de automóviles, pero ¿Qué es en realidad un estándar de automoción de BiW?

Podríamos decir que, desde el punto de vista de los programadores de robots y autómatas, es el conjunto de normas a seguir en la programación de procesos, para llevar a cabo un proceso productivo, pero esta primera definición en mi opinión se queda bastante corta. Para una gran mayoría de programadores, nos pasa de forma completamente desapercibido el hecho que lo que hay realmente por detrás.

Permitidme que emplee un ejemplo más sencillo para poder explicar lo complejo que es en sí mismo, un estándar de automoción de BiW.

Si tuviésemos que cocinar un plato empleando para ello una Thermomix (un robot de cocina bastante extendido en las cocinas domésticas y profesionales europeas), el estándar sería la receta que especifica los pasos a seguir para conseguir cocinar el plato. Pero la receta en este caso, no se queda en el hecho de que para cocinar la receta especifica cuantos minutos, a que velocidad y/o sentido de giro, o bien si se va a usar o no la batería de accesorios de que dispone el propio robot de cocina.

Un estándar de automoción va más allá, definiendo qué modelo concreto de máquina de Thermomix se ha de emplear, cuál es el voltaje al que ha de funcionar, como ha de ser el interface entre hombre y máquina, la aparamenta de control necesaria para controlar el suministro eléctrico y un largo etcétera, con el fin de que el usuario si usa tantos gramos de cierto ingrediente, a determinada velocidad, temperatura de cocción y mezclando los distintos ingredientes en los pasos descritos, tenga como resultado un suculento plato.

Un standard de automoción de BiW define los criterios y especificaciones que se han de seguir para el control de la potencia eléctrica, que dispositivos están especialmente seleccionados para usar en el mencionado estándar, los conectores empleados, los dispositivos para garantizar las seguridades en una estación robotizada, la calidad de los cables eléctricos y de fluidos, la forma de diseñar los utillajes empleados en cada uno de los procesos productivos, el material a emplear en los apoyos (nylon ó acero), la definición exacta de las piezas tanto en forma, dimensiones, espesor y demás, qué etapas ha de seguir el proyecto y qué objetivos se han de cumplir en cada una de dichas etapas, qué auditorías se han de superar para poder seguir adelante en el proyecto, cómo se han de disponer los armarios de control teniendo en cuenta el posterior y necesario mantenimiento de los mismos, cómo se ha de etiquetar todo para una correcta identificación qué pantallas de visualización y balizas hay que emplear, y cómo no, qué marcas de robot y autómatas se han de emplear, y las mencionadas reglas a seguir, para llevar a cabo la programación de los mismos, además un larguísimo etcétera que sería imposible enumerar aquí.

Lo que aquí he mencionado sería para que nos entendamos, la pequeña punta del iceberg que supone el esfuerzo inversor que cada grupo automovilístico ha estado dispuesto a asumir e invertir, en función de cada una de sus necesidades para desarrollar sus procesos y que no todos los grupos fabrican los automóviles de la misma manera, al igual que no hay dos panaderos que hagan el pan de igual forma, y que se ha precisado de décadas enteras de inversión, de fracasos y de aprendizaje hasta poder plasmar por escrito definiendo con exactitud cómo se hace un coche, conforme a lo que han estado dispuestos a invertir en el desarrollo del estándar, y que este esfuerzo inversor posteriormente se aplica el porcentaje correspondiente de amortización en función del número de unidades fabricadas, en el precio final a cada vehículo adquirido por el cliente final que está dispuesto a comprar un vehículo de dicho grupo automovilístico.

La industria de automoción fue de las primeras industrias que adoptó a principios de la década de 1970 la tecnología robótica y ya lleva empleando robots en sus procesos cerca de 50 años, y que ha podido sufragar el esfuerzo inversor para hacer que sea operativo dicha maquinaria en sus procesos, debido a la rentabilidad inherente de la producción de automóviles.

También recordar que a pesar del medio siglo transcurrido mientras que, los talleres de prensas, soldadura, motores, cajas de cambio y pintura son sin lugar a dudas los más robotizados y automatizados dentro de una fábrica de automóviles, por el contrario los talleres de montaje y revestimientos finales siguen empleándose fundamentalmente a personas que realizan el ensamble final y la inspección de calidad final antes de la entrega al cliente definitivo, y que ni siquiera la mismísima Honda que es la que está más avanzada en el intento de robotización de éstos talleres ha sido capaz gracias a su robot humanoide “Asimo” que lo presentó al público general en el año 2000, de poder desplazar a los humanos de éstos mencionados departamentos.

Que un robot puede emplearse para otros sectores de la economía, desde luego, no lo pongo en duda, pero mi pregunta sigue siendo la misma:

¿Quién va a asumir el esfuerzo en tiempo, dinero y talento exigidos para llevar a cabo el desarrollo y puesta en marcha de procesos robotizados y automatizados, adaptados a las necesidades específicas de los otros sectores que quieran también pretendan emplear esta tecnología en sus procesos?

Particularmente me fastidia y mucho las opiniones que continuamente están vertiendo gente de dudosa o nula experiencia profesional en el sector de la robótica y que por razones que me sobrepasan, tienen la suerte de obtener sus quince minutos de fama soltando exabruptos en medios de comunicación nacionales y extranjeros, diciendo que no es tan difícil la automatización de procesos, que con una simulación ya está todo resuelto, y similares.

Empleando otro ejemplo para entendernos, es como si ninguneasen sin contemplación, los recursos y talento precisos para establecer una colonia humana en la luna (vamos a poner el reto fácil) y que éstos gurús afirmasen, con total rotundidad, que cualquiera que se aburra un domingo por la mañana, desde el garaje de su casa puede poner marcha un programa espacial para establecer dicha colonia humana en la luna.

Estos falsos gurús están continuamente escribiendo barbaridades acerca de esta Revolución de Industria 4.0., que no deja de ser un mero #hashtag, una detrás de otra, y por eso, aunque la Industria 4.0., sea una meta a la que aspirar, por desgracia seguimos en lo que se denomina la Industria 3.0. y que éste hecho no va a cambiar en el corto ni en el medio plazo, por mucho que se escriba acerca de ello.

Se va a precisar poder poner en el mercado y a precios asequibles, nuevas tecnologías que aún están o en proceso embrionario o incluso en la propia definición de esas nuevas tecnologías disruptivas, y van a ser precisas más décadas de desarrollo de las mismas.

Y que no he visto con mis propios ojos, implantación alguna esa tecnología disruptiva de la que tanto hablan, y creo estar en un sitio que si se pudiese emplear ya lo habrían hecho, dado que disponen de los recursos y talento precisos para llevarlo a cabo. Sin embargo, todavía no he presenciado su implantación en producción, en ninguna de las fábricas más punteras del mundo donde he desarrollado mi carrera profesional, y que en caso de que ya hubiese sucedido, yo ya habría escrito algún artículo para darlo a conocer a mis colegas profesionales.

Que, si llevo casi 20 años en esto, todavía puedo seguir afirmando bien alto, que seguimos sin nada nuevo bajo el sol, y que va a seguir así mucho tiempo más.

Seguiré contando mi opinión de esta "Revolución Industrial" que estamos viviendo.

Miguel M.

Ingeniero Electrónico, apasionado por la integración de sistemas y mejora de la calidad

6 años

Tienes mucha razon compañero

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