¿Infraestructura o Recurso Humano?

Con preocupación, observo que el presupuesto en el área de tecnología y en las empresas está siendo destinado principalmente a infraestructura, como las arquitecturas cloud, mientras que el talento humano, los verdaderos genios que construyen ideas, está quedando relegado. Cada vez se ve una reducción en la inversión en el talento de las áreas de TI.

En varias de las consultorías que he realizado, he notado que las nuevas arquitecturas, en lugar de ser sencillas, prácticas y económicas, se están volviendo cada vez más complejas y costosas. ¿Con qué propósito? No lo entiendo. "Microservicios" que solo atienden a un solo cliente, despliegue de máquinas con alta disponibilidad para aplicaciones de baja concurrencia, instalación de motores de bases de datos independientes "porque las aplicaciones deben ser rápidas", olvidando que existen esquemas.

¿Qué pasó con la simplificación y unificación de recursos? Si tenemos varias aplicaciones Windows (que solo corren en IIS), ¿por qué no las desplegamos en la misma máquina? ¿Por qué aplicaciones web que atienden una sola necesidad se despliegan en dos servidores diferentes (uno para el frontend y otro para el backend)? Es evidente que si uno de los dos falla, la aplicación deja de funcionar.

Es aquí donde nuestra labor como ingenieros de sistemas, arquitectos (de software, infraestructura, redes, empresariales, etc.) cobra relevancia. No se trata solo de obtener certificaciones de fabricantes o distribuidores, sino de recordar y aplicar los principios de simplicidad, economía y seguridad.

En conclusión, dejo estas preguntas a los Gerentes y Directores: ¿Realmente estamos invirtiendo bien el presupuesto? ¿Qué recursos podemos unificar para optimizar costos? ¿Realmente vale la pena gastar el presupuesto en una arquitectura sobredimensionada en lugar de invertir en nuestros recursos humanos?

A los arquitectos les pregunto: ¿Es realmente necesaria toda la infraestructura y la arquitectura que proponemos e implementamos? Debemos reflexionar sobre si estamos diseñando soluciones que realmente agreguen valor o si estamos complicando innecesariamente el panorama tecnológico.