Innovación en sistemas para una gestión sustentable del agua en agricultura protegida
La agricultura depende de la innovación para adaptarse a los impactos medioambientales derivados del cambio climático, la sobreexplotación de recursos naturales y la desertificación. La eficiencia de los recursos y la transferencia tecnológica en el sector será necesaria como parte de una transición hacia un sistema cada vez más resiliente y bajo en carbono. ¿Qué habilitadores necesita una sociedad para adoptar sistemas y tecnologías a gran escala? El artículo aborda el caso de la agricultura intensiva en Almería, España, utilizando un enfoque de perspectiva multinivel (MLP) con la intención de analizar el régimen sociotécnico particular que ha permitido la innovación en la región, el cual ha mostrado grandes avances en la integración de un sistema circular, pero que aún tiene aspectos pendientes por resolver.
Introducción
Desde antes que se instalaran los primeros asentamientos en 1960, la calidad del agua y del suelo en Almería ya eran deficientes y el viento empeoraba las cosas. El primer sitio en desarrollarse fue "El Ejido", un lugar en las periferias. Irónico para una región que pocas décadas después, se convertiría en líder en la exportación de hortalizas a la Unión Europea, generando en 2016 4,700 millones de euros (Extenda 2017: 80). A lo largo de los años, la región ha ganado reputación internacional por su innovación y eficiencia de recursos en el sector, ¿qué permitió que este fenómeno ocurriera en esta región en particular? Cuentan los mismos productores que fue la necesidad de encontrar protección contra el duro entorno, sin embargo, la lucha de los agricultores en contra de las amenazas del medioambiente no es propia de Almería, entonces, ¿bajo qué características los agricultores logran habilitar el camino de la innovación?
Hasta cierto punto, la agricultura es víctima de su propio éxito. Según la literatura, la agricultura representa el 70% de la demanda de agua, y la contaminación agroquímica de los recursos hídricos causa grandes impactos ecológicos (Pittock et al. 2016: 87; UNWWAP 2018: 11), en lo que respecta al cambio climático, la producción de alimentos contribuye hasta un 25% de emisiones de gases de efecto invernadero (Dudley y Alexander 2017: 8). Comúnmente, la producción se ha basado durante décadas en la explotación de recursos naturales mediante prácticas insostenibles, lo que ha provocado la degradación de los suelos y su eventual desertificación. Uno de los principales factores de este proceso es la salinización, que en la mayoría de los casos se ve agravada por el uso de agroquímicos o, en el caso de las aguas subterráneas, por la sobreexplotación de los acuíferos. Esto cambia la composición de las fuentes de agua, con particular impacto en lugares cercanos a la costa, como es el caso de Almería en España, entre otros muchos otros sitios de vocación agrícola, en donde, por ósmosis, el agua de mar es absorbida por el acuífero, afectando la calidad del agua en un fenómeno conocido como “intrusión de agua salada” (Colombani et al. 2016).
Almería ha logrado adaptar un sistema de desalinización, combinado con extracción de agua de pozo, que es usada para consumo urbano, la cual después es reciclada para su distribución a las comunidades de regantes que posteriormente la purifican ¿Qué características son las más apropiadas en una sociedad para generar la transición tecnológica? Las tecnologías son tecnologías en contexto. A nivel social, interactúan con un conjunto de elementos llamados regímenes sociotécnicos. La innovación del sistema significa la transición de un sistema sociotécnico a otro (Geels 2005). La innovación no solo es impulsada por “los sueños y la capacidad inventiva de los humanos” (Grubb 2014: 405), sino también por la investigación financiada con fondos públicos o privados. Los sistemas sociotécnicos están integrados en estructuras económicas e institucionales que se definen mutuamente.
La teoría de Perspectiva Multinivel (Geels 2005) menciona que las innovaciones sistémicas y las transiciones tecnológicas pasan por tres etapas: (1) “micro” o acumulación de nichos, (2) “meso” o regímenes sociotécnicos, y (3) “macro” o desarrollo del paisaje. Geels explica que una crisis del entorno presiona al régimen sociotécnico a encontrar soluciones en los nichos que están en desarrollo o semi integrados en el sistema. En consecuencia, los impactos del cambio climático y la sobreexplotación de los recursos empujan a los agricultores a incorporar la innovación. En este sentido, la eficiencia hídrica se logra a través de la tecnología, pero su adopción conlleva una serie de requisitos que no se pueden cumplir si no se cuenta con una red de habilitadores que apoyen la transición.
Los regímenes sociotécnicos se componen de cinco grupos, el régimen sociocultural, el régimen de política pública, el régimen de usuarios y mercado, el régimen científico y el régimen tecnológico (Geels 2005). Para el caso de Almería, podemos inferir de la literatura 14 elementos que definen los cinco regímenes. Habilitadores y condicionantes del sistema de producción integrado de Almería:
1- Régimen Socio Cultural
Identidad (historia, clima, cultura, tradiciones, educación, etc.)
Medios de comunicación (publicaciones del sector, revistas, redes sociales, organizaciones, premios, eventos, etc.)
Cooperativismo (administración comunitaria del agua disponible, organismos de productores, cabildeo, etc.)
2- Régimen de Política Pública
Específica del sector (política de agua, regulaciones de agroquímicos, leyes laborales, etc.)
No específica del sector (política comercial, política económica, leyes nacionales, etc.)
3- Régimen de Usuario y Mercado
Fuentes hídricas (desalinización, agua tratada, agua subterránea, agua de lluvia, etc.)
Comercialización (subastas, cooperativas, marketing, marcas, integración vertical, etc.)
Logística y distribución (cadenas de frío, compañías de logística, navieras, retail, etc.)
Proveedores e industrias de soporte (industria de la construcción, semillas, fertilizantes, control de plagas, etc.)
Infraestructura (luz, drenaje, puertos, calles, etc.)
4- Régimen Científico
Investigación y desarrollo (centros de investigación, universidades, capacitación, empresas privadas, etc.)
Transferencia de conocimiento (transferencia tecnológica, publicaciones especializadas, publicaciones científicas, etc.)
5- Régimen Tecnológico
Desarrollo actual del nivel tecnológico (irrigadores, plásticos, sensores, invernaderos, etc.
Sistemas tecnológicos (procesos de desalinización, eficiencia hídrica, manejo de pestes, técnicas disponibles, etc.)
En el contexto andaluz, la primera determinante es el clima. Las diferentes ubicaciones geográficas tienen sus propias características y todas las soluciones deben adaptarse a las características específicas de cada región. En general, las descripciones incluidas en este estudio se refieren a lugares áridos, con acceso limitado a agua dulce y que enfrentan la desertificación, típicamente regiones en el rango desierto/estepa árido cálido (BWk/BWh/BSh) de la clasificación climática de Köppen-Geiger. (Kottek et al. 2006). Los desiertos cubren alrededor del 35% de la tierra y albergan al 20% de la población mundial (Wang y Jenkins 2015: 185). Estos lugares se caracterizan por cantidades muy altas de insolación, baja humedad, escasas precipitaciones y altas tasas de evapotranspiración en las plantas. Según la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (UNCCD), las tierras áridas son especialmente propensas a degradarse. El artículo 1 de la convención define la desertificación como “la degradación de las tierras en zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas como resultado de diversos factores, incluidas las variaciones climáticas y las actividades humanas” (1994). La desertificación es causada por dos factores: las actividades humanas y los cambios en los patrones y ciclos climáticos naturales, o una combinación de ambos, por ejemplo, sequías. Se calcula que incluso una desertificación leve puede reducir la producción agrícola en un 25% (Wang y Jenkins 2015: 189).
Estos factores de riesgo derivados de la desertificación y salinización llevan a respuestas autónomas que toman comunidades o individuos, como es el caso almeriense (Chen et al. 2017). Por lo general, se necesita una red de seguridad para que el agricultor pueda tomar medidas más audaces, por ejemplo, realizar inversiones en infraestructura, lo que requiere una mejor planificación y objetivos a largo plazo, lo que a su vez le da al agricultor un mejor acceso a la financiación a través de préstamos con mejores tasas de interés para futuras inversiones, es decir, estas presiones medioambientales, derivan en un sistema de producción más robusto y eficiente.
Algunas de las soluciones de gestión de riesgos agrícolas van de la mano con la sostenibilidad. Por ejemplo, una tecnología simple, como el riego por goteo, puede generar aumentos masivos en el rendimiento y la eficiencia de los recursos. Esta innovación paradigmática creada en Israel en 1959 representa un ahorro de agua de entre un 40%-60%, aumentos de rendimiento de hasta un 100% y un uso mucho menor de agroquímicos debido a un uso más preciso de fertilizantes y otros aditivos, evitando en el proceso cultivos innecesarios, la salinización de suelos (Goyal 2013: 11). Sin embargo, esta tecnología en si no es suficiente para cerrar el círculo de la sustentabilidad.
En agricultura, Lewandowski et al. (1999: 185) definen la sostenibilidad como "la gestión y utilización del ecosistema agrícola de una manera que mantenga su diversidad biológica, productividad, capacidad de regeneración, vitalidad y capacidad de funcionar". El marco de Evaluación de la Sostenibilidad de la Agricultura y el Medio Ambiente (SAFE, por sus siglas en inglés) (van Cauwenbergh et al. 2006), que es una referencia popular para la evaluación de la sostenibilidad, reúne una variedad de conceptos y principios de diferentes disciplinas y métodos (por ejemplo, Écopoints, Gestión Ambiental para la Agricultura, SOLARGO, ECOFARM, Agro Ecológico Indicadores, etc.) para ofrecer un conjunto de indicadores para tres pilares: medio ambiente, economía y sociedad. Se destaca que estos principios se relacionan con el "sostenimiento" de la producción agrícola a nivel agrícola de una manera ecológico-económica más amplia. La evaluación de la sostenibilidad a través de procesos circulares de maximización de recursos aún está por analizarse.
La falta de cooperación en la gestión de los recursos hídricos conducirá a la competencia y, por tanto, a la sobreexplotación (Dasgupta y Heal 1985; Barret et al. 2014). Una gestión integral del agua necesita ser apoyada por el gobierno a través de políticas públicas e investigación, pero también debe incluir una estructura social en la que los usuarios y miembros de la comunidad puedan tomar decisiones consensuadas. La fortaleza de un sistema de gestión dependerá de la capacidad del capital colectivo para crear normas para su autorregulación, creando sistemas de representación y adopción de tecnología que permitan el menor impacto ambiental (Pena-López y Sánchez-Santos 2017). En el caso israelí, por ejemplo, el 86% de las aguas grises se recicla para proporcionar el 50% del agua para riego (Tal 2015: 387). Esta combinación de aguas residuales recicladas más sistemas de riego por goteo ha llevado a un aumento del 1,600% en el valor del rendimiento (Johnson y Alexander 2017: 260). Al mismo tiempo, más del 50% del agua dulce consumida en Israel proviene de agua de mar desalinizada (Koren et al. 2017: 296). En esta circularidad de los sistemas hídricos, se debe priorizar el agua reciclada para evitar una mayor sobreexplotación de fuentes limitadas. Por el contrario, debido a la gestión de la salmuera, las demandas de energía y los altos costos, la desalinización debe considerarse como último recurso cuando, por cualquier motivo, no hay otra fuente disponible (van Weert 2009; Pugsley et al. 2015; García-Caparrós et al. 2017).
La gestión de riesgos y la productividad de los cultivos son los principales impulsores agrícolas para la incorporación de tecnología por parte de los agricultores. El máximo rendimiento posible está condicionado por la capacidad de los agricultores para controlar o mitigar el riesgo ambiental. En este sentido, la gestión de riesgos no es sólo un motor, sino también un requisito para el desarrollo. Romper el círculo vicioso de la exposición al medio ambiente sin contar con la infraestructura necesaria para corregir esas vulnerabilidades es el punto de partida para las transiciones tecnológicas y las innovaciones sistémicas en la agricultura.
Características ambientales similares crean desafíos similares entre regiones. Los agricultores pueden compartir los impulsores de la adopción de tecnología, pero las soluciones están condicionadas por los regímenes sociotécnicos existentes. Las soluciones siguen el camino de menor resistencia y tenderán a florecer bajo el régimen sociotécnico apropiado.
En este contexto, se realizaron un conjunto de 14 entrevistas del 9 al 13 de julio de 2018 a diferentes segmentos del régimen sociotécnico de Almería entre los que se incluyen, Cajamar Campo Experimental, Servicios profesionales y educativos de Almería, Cooperativa de productores CASI, Plataforma Solar Almería (PSA), Junta de Andalucía, Instituto Tecnológico de Sonora (Itson), Comunidad de Regantes de las 4 Vegas, Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera (IFAPA), Universidad de Almería, Fundación Cajamar y Kingston University, con la intención de conocer mejor la región y determinar los habilitadores que permiten la innovación en el sector.
Facilitadores de la innovación
3.1 Régimen sociocultural
La región se caracteriza por la agricultura. Fue concebido por diseño como comunidades agrícolas. Durante los años 60, el gobierno puso en marcha un programa de colonización en diferentes regiones de España. La identidad agrícola y las características ambientales de la región empujaron a los agricultores a encontrar protección para sus cultivos de una manera donde la innovación y las tecnologías comenzaron a construirse y acoplarse entre sí. Algunas de las tecnologías surgen de forma espontánea y otras fueron transferidas desde otras regiones como Israel y los Países Bajos. Los expertos coinciden en que tener la necesidad de buscar protección del medio ambiente fue el primer paso hacia una producción integrada.
El crecimiento exponencial de la región ha creado grandes centros de población con una demografía, cultura y composición étnica particular. Un elemento importante de esta composición tiene que ver con la distribución y tenencia de la tierra. La tierra cultivable se divide entre 15,000 pequeños agricultores con un promedio de dos hectáreas por agricultor. Alrededor del 45% de la tierra es propiedad de mujeres y es común que todos los miembros de la familia trabajen en la agricultura (Galdeano-Gómez 2015).
La información tiene una amplia difusión en los medios de comunicación a través de diversas publicaciones como 'Agricultura 2000', 'fhalmería', o 'La revista del agricultor', impulsada por las mismas asociaciones locales como Productores Hortofrutícolas de Almería (COEXPHAL). También son habituales jornadas y eventos sociales como los “Premios a la Agricultura de Almería”.
Gestión del agua y cooperativismo
La participación de la comunidad en organizaciones sociales juega un papel importante en el establecimiento de estándares ambientales para la gestión de recursos (Piedra-Muñoz et al. 2016). En el caso de la gestión del agua, Almería cuenta con sistemas de agua paralelos, uno gubernamental y otro comunitario, que distribuyen agua a sus participantes a través de la figura legal llamada “comunidades de regantes”. Estas comunidades tienen el mandato de tratar y distribuir agua de diferentes fuentes que son principalmente aguas grises de centros urbanos o de plantas desalinizadoras. Dan los tratamientos finales necesarios, aplican una conductividad estándar y la mantienen a los agricultores.
'4 Vegas' es una de las principales comunidades de la región. Comenzó en 1975 con la intención de tener una disponibilidad de agua más estable y de mejor calidad que la que obtenían del subsuelo. El plan era reutilizar el agua que se vierte al mar. El financiamiento inicial provino del gobierno, aunque la gestión y la toma de decisiones son totalmente comunitarias.
El proceso de toma de decisiones es a través de la Asamblea, que es el máximo órgano organizativo. Se reúne ordinariamente una vez al año o extraordinariamente si fuera necesario. Estos métodos de gobierno son reconocidos por el Estado de manera que la autoridad política se comparte entre diferentes esferas y niveles de la sociedad. Cuando se formó la comunidad, la extensión normal de las parcelas en la región era entre 7000 y 15000 metros, por lo que las votaciones se organizan según la propiedad de la tierra. La intención de este sistema es evitar cualquier desequilibrio en materia de representación.
3.2 Régimen de políticas.
Las políticas no sectoriales específicas incluyen aquellos conjuntos de políticas que no están directamente dirigidas a la práctica de la agricultura pero que son parte importante de su éxito. Estos incluyen el comercio, la economía, la estabilidad política, la confianza en las instituciones y otros marcos regulatorios como compromisos para la reducción de carbono. En el caso de Almería, la pertenencia de España a la Unión Europea y los beneficios que aporta al sector a través del acceso a los mercados y a la Política Agrícola Común ha sido crucial para el desarrollo de la agricultura.
La gran mayoría de la producción almeriense consiste en horticultura, y aunque este sector es el que menos apoyo recibe de la Política Agrícola Común, la región todavía se beneficia de apoyos indirectos, como inversiones en investigación, apoyo organizativo para aumentar las capacidades de las cooperativas o en programas particulares de continuidad generacional del sector a través de la participación juvenil (Instituto Cajamar 2004).
En 2004 se creó el programa AGUA, un ambicioso plan financiado por la Unión Europea que consistía en la construcción de 21 desaladoras a lo largo de la costa mediterránea, de las que Almería obtuvo dos, una en Carboneras y otra cerca de la ciudad de Almería. Se trata de asociaciones público-privadas. Son de gestión privada, pero el gobierno financió la construcción de las plantas y llevó a cabo futuras auditorías. La Directiva Marco del Agua de la Unión Europea, encargada de gestionar y proteger las masas de agua (DMA 2000), tiene una política de “recuperación total de costos”, lo que significa que los compradores de agua desalinizada deben pagar el costo total sin subsidios.
Dentro de los incentivos específicos del sector, podemos distinguir dos tipos: (1) aquellos orientados a la innovación, eg. financiación para la adopción de investigación e innovación; y (2) política agrícola tradicional, eg. sostenimiento de precios, subsidios a insumos, etc. La literatura sugiere que las inversiones en investigación e innovación deberían ser apoyadas por el sector público (Arrow 1962; Mani 2002; Grubb 2014).
Los incentivos sectoriales específicos pueden desempeñar un papel determinante en la sostenibilidad. Por ejemplo, usted puede ser un agricultor que requiere mucha agua en una región que no es adecuada para ese cultivo en particular. Quizás el agua sea escasa o la calidad del suelo sea mala. La única forma de competir con regiones aptas para ese cultivo es mediante el apoyo gubernamental. A menudo los gobiernos intentarán proteger a sus agricultores, pero si el precio del agua está subsidiado, ¿qué incentivos habrá para aumentar la eficiencia del agua?
3.3 Régimen de usuarios y mercado
Con el tiempo se crearon cooperativas para representar a los productores en el mercado. Las cooperativas, a diferencia del original sistema de alhóndigas, tienen una mejor comunicación con el mercado, esto significa un mejor conocimiento de las demandas del mercado y la oportunidad de agregar valor (por ejemplo, transformación y venta minorista). A medida que los productores crecen, tienden a invertir en su propio equipo comercial y salir directamente al mercado.
Un factor muy importante para el desarrollo de la región es que Almería es una de las pocas regiones de Europa que puede producir hortalizas durante todo el año. Sus invernaderos permiten a los agricultores producir incluso durante los meses de invierno sin la necesidad de ningún sistema complejo de control de temperatura. Esto le da a la región una ventaja importante sobre lugares como Países Bajos o incluso lugares dentro de Andalucía.
Toda esta agricultura viene acompañada de la necesidad de infraestructuras circundantes (electricidad, carreteras, agua) y de una industria auxiliar circundante (competencia, proveedores, cadenas de suministro, talleres de reparación, consultorías, distribución, bancos de semillas, cadena de frío, embalaje).
Para 1960, la única garantía que tenía la gente para pedir un préstamo en un banco eran sus tierras, por lo que la banca comercial no les daba financiamiento. En 1963, Cajamar Caja Rural abrió sus puertas, otorgando préstamos a agricultores con muy baja financiación. Ahora Cajamar es el banco rural más grande de España y controla alrededor del 40% del mercado.
A medida que Cajamar empezó a crecer, abrió una serie de centros de investigación (campo experimental) en todo el sur de España con la intención de encontrar soluciones a problemas locales como la contaminación, la eficiencia del agua o el control biológico. El desarrollo de estos centros y otros (IFAPA; COEXPHAL) son patrocinados, al menos parcialmente, por privados y su principal objetivo es el avance y la sostenibilidad a largo plazo de la agricultura de la región.
Recomendado por LinkedIn
3.4 Régimen científico
Hemos visto en el caso de Almería, que las dos primeras innovaciones iniciales. Arenado y los invernaderos comenzaron más o menos espontáneamente y luego fueron copiados por otros agricultores después de ver los beneficios.
La innovación continúa ocurriendo directamente en campo, pero a medida que el proceso se vuelve cada vez más técnico, las universidades y los centros de investigación se han vuelto más prominentes. La investigación se realiza casi exclusivamente en tecnologías con aplicaciones directas como selección de cultivos, semillas, polinizadores, pesticidas o riego. Puchades menciona que para alcanzar los objetivos de sostenibilidad se debe apostar firmemente por la investigación, la innovación y la transferencia tecnológica (citado en Fernández 2012). IFAPA, por ejemplo, además de ser un centro de investigación, también imparte formación a jóvenes agricultores. Para favorecer la continuidad generacional, la Unión Europea ofrece apoyo a los jóvenes agricultores, pero este está condicionada a su formación en centros como el IFAPA o la Universidad de Almería.
La ciencia también ayuda a monitorear las implicaciones ambientales y sociales de las actividades económicas. Estableció regulaciones y estándares de calidad. Ofrece información para la evaluación sostenible. Según Puchades, Almería se caracteriza por “sistemas de producción sostenibles y respetuosos con el medio ambiente” (Puchades, citado en Fernández 2012: 15). En 2012, Almería concentraba el 54% de toda la agricultura ecológica de España (Puchades, citado en Fernández 2012: 12).
Para solucionar estas amenazas ambientales, los investigadores trabajan en diferentes sistemas de tratamiento de agua como sistemas en cascada que evitan la contaminación recogiendo los drenajes y utilizándolos para regar otras plantas, típicamente halófitas con valor comercial como el Vetiver (Chrysopogon zizanioides), Junco (Monocotiledónea) o Iris. (Irideae), que son eficientes en la absorción de fósforo, nitratos y otros contaminantes. Experimentos en IFAPA han demostrado que este sistema puede alcanzar una desnitrificación de entre el 85 y el 95% (Medrano 2018). Otros estudios se centran en reactores UV que limpian agua con luz (Fayad-Herreras) o algas para el tratamiento de aguas residuales. Los beneficios de las algas incluyen el uso para la producción de biogás o biocombustibles, según el tipo de proceso (González-Céspedes).
Del lado de los proveedores de la gestión del agua, según Downward y Taylor (2006), el programa AGUA parece proporcionar una solución sostenible para las necesidades de agua de la región, pero la desalinización tiene implicaciones importantes para el medio ambiente que deben considerarse muy de cerca. Por un lado, los gestores del agua deben tener en cuenta la fuente de energía y dónde se elimina la salmuera.
Aunque algunos expertos sostienen que, si se hace bien, verter salmuera al mar no tiene consecuencias medioambientales reales, otros no se muestran muy entusiasmados con la idea (García-Caparrós) y afirman que la única alternativa sostenible real es la circularidad (Baeza; Pérez-Sánchez). El documento Agricultura y Calidad del Agua describe los impactos de la agricultura española sobre el agua como altos en contaminación por nitratos, fosfatos y pesticidas, mientras que los recursos de aguas subterráneas continúan sobreexplotados (Moxey 2012: 24).
La principal crítica al sistema es que, al tener disponible agua dulce de la planta desalinizadora, los agricultores mezclan esa agua con agua más barata, pero de menor calidad procedente del agua subterránea, lo que causa una mayor explotación y salinización de los recursos hídricos. Información del IFAPA indica que el acuífero bajo Almería se recarga a un ritmo de 100 hectómetros al año, pero se extraen alrededor de 150 hectómetros (Baeza).
3.5 Régimen tecnológico
La tecnología y la innovación han sido parte de Almería desde sus orígenes, y parte de su éxito agrícola. Según García-Torrente de Cajamar, una cosecha dentro de invernadero podría suponer una diferencia del 1500% en productividad (García-Torrente). La legislación y la investigación sobre el manejo de plagas utilizando fauna auxiliar para el control de plagas ya se utilizan en prácticamente el 100% de los invernaderos (Contreras). El plástico del invernadero es, por norma, reciclado, aunque el reciclaje es un negocio en sí mismo. El control del clima se consigue fácilmente mediante técnicas sencillas como esparcir cal encima del invernadero para evitar la radiación (Baeza). Todos estos son sólo algunos ejemplos de tecnologías que se han integrado en el sistema.
Conclusiones
Las consecuencias de las prácticas insostenibles en la agricultura tienen impactos a escala global, pero las soluciones e innovaciones atienden a las características locales. La gestión de riesgos y la productividad de los cultivos se identifican como los principales impulsores agrícolas que tienen los agricultores para incorporar tecnología. El máximo rendimiento posible está condicionado por la capacidad de los agricultores para controlar o mitigar el riesgo ambiental. En este sentido, aumentar las capacidades de gestión de riesgos es un requisito para el desarrollo.
Generalmente, el camino hacia la sostenibilidad y la gestión de riesgos van en paralelo siempre que la solución propuesta para gestionar el riesgo no cree mayores desafíos ambientales, por lo que se requiere una evaluación de impacto muy detallada en cada caso. Los agricultores de diferentes regiones comparten la intención de adoptar tecnología, pero las soluciones están habilitadas, respaldadas o limitadas por los regímenes sociotécnicos existentes. Las soluciones tenderán a florecer bajo el régimen sociotécnico apropiado.
Acontecimientos circunstanciales como la entrada de España en la Unión Europea genera un impulso importante a la agricultura. Así como a nivel de campo, la transición ha sido modular e incremental, en el nivel meso, el régimen sociotécnico también ha ido creciendo de manera incremental. A nivel de mercado, el rudimentario sistema de alhóndigas dio lugar a cooperativas que ofrecían una mejor representación. Desde el punto de vista financiero, se dispone de más opciones para los agricultores a medida que se fortalece la certeza del valor del rendimiento. En ciencia y tecnología, los centros de investigación ganan más relevancia a medida que los problemas que intentan resolver se vuelven más apremiantes.
La cuestión de la sostenibilidad continúa mientras la región presenta importantes desafíos para el futuro. El estudio se centró casi en su totalidad en la vertiente medioambiental de la sostenibilidad, aunque aspectos sociales como el trabajo, la migración o el género quedan como temas pendientes de mayor análisis. En cuestiones ambientales, ha habido avances importantes en temas como el reciclaje de plásticos y el uso de control biológico de plagas, pero aún está por verse una adopción generalizada de innovaciones para el tratamiento del agua en sitio. La biomasa todavía se elimina como residuo. En el caso de Almería se procesa menos del 1% de la biomasa (Egea et al. 2017). Esto crea un mercado potencial para la fabricación de biogás o compost para reintegrarlo al proceso. Ha habido algunas mejoras en la recogida de agua de lluvia, pero este recurso sigue infrautilizado. En términos de gestión de aguas subterráneas, el sistema actual ha demostrado no ser capaz de corregir el déficit de extracción del acuífero y, a pesar de todos los esfuerzos para minimizar el impacto ambiental, la salinidad sigue aumentando.
El régimen sociotécnico adecuado será aquel que complete y permita el trabajo más eficiente entre los distintos regímenes.
Bibliografía
Arrow, K. (1962) ‘Economic welfare and the allocation of resources of invention’, in R. Nelson (ed.) The Rate and Direction of Inventive Activity, Princeton: University Press, 609-625.
Barrett, S., K.G. Maler and E.S. Maskin (eds) (2014) Environment & Development Economics, Oxford: Oxford University Press.
Chen, J., B.A. McCarl and A. Thayer (2017) ‘Climate Change and Food Security: Threats and Adaptation’, World Agricultural Resources and Food Security, 68-84.
Colombani, N., A. Osti, G. Volta and M. Mastrocicco (2016) ‘Impact of Climate Change on Salinization of Coastal Water Resources’, Water Resource Management, 30, 2483–2496.
Dasgupta, P. and G. Heal (1985) Economic theory and exhaustible resources, Cambridge: Cambridge University Press.
Downward, S.R. and R. Taylor (2006) ‘An assessment of Spain’s Programa AGUA and its implications for sustainable water management in the province of Almeria, southeast Spain’, Journal of Environmental Management, 82, 277-289.
Dudley, N. and S. Alexander (2017) Global Land Outlook, Bonn: United Nations Convention to Combat Desertification.
Egea, F.J., R.G. Torrente and A. Aguilar (2017) ‘An efficient agro-industrial complex in Almeria (Spain): Towards an integrated and sustainable bioeconomy model’, New Biotechnology, 40, 103-112.
Elzen, B. and P.S. Hofman (2007) Socio-technical scenarios: Methodology and application for the electricity domain, Twente University: Enschede.
EMF Ellen McArthur Foundation (2013) Towards the Circular Economy, Partners of the Ellen MacArthur Foundation.
Ercan, S.A. and D. Marsh (2012) ‘Qualitative methods in political science’, in Vaccaro, I., E.A. Smith and S. Aswani (eds) Environmental Social Sciences, Leiden: Cambridge University Press, 309-322.
Extenda (2017) Informe sobre el sector hortofrutícola en Andalucía para su internacionalización, Andalucía: Junta de Andalucía.
Fernández, A. (2012) ‘El reto para la agricultura del Siglo XXI no es solo producir más, sino hacerlo de forma sostenible’, Anuario de la Agricultura Almeriense, 10-16.
Galdeano-Gómez, E., J.C. Pérez-Mesa and A. Godoy-Durán (2015) ‘The social dimension as a driver of sustainable development: the case of family farms in southeast Spain’, Sustain Sci, 11, 349-362
García-Caparrós, P., J. I. Contreras, R. Baeza, M. L. Segura, and M. T. Lao (2017) ‘Integral Management of Irrigation Water in Intensive Horticultural Systems of Almería’, Sustainability, 9, 2271, 1-21.
García-Caparrós, P., A. Llanderal, I. Maksimovic, and M.T. Lao (2018) ‘Cascade Cropping System with Horticultural and Ornamental Plants under Greenhouse Conditions’, Water, 10, 125, 1-10.
García-Rodríguez, L. and C. Gómez-Camacho (2000) ‘Exergy analysis of the SOL-14 plant (Plataforma Solar de Almeria, Spain)’, Desalination, 137, 251-258.
Geels, F. (2005) Technological transitions and system innovations, Oxfordshire: Edward Edgar.
Goyal, M. (2013) Management of Drip/Trickle or Micro Irrigation, Canada: CRC Press.
Grubb, M. (2014) Planetary Economics, London: Routledge.
Instituto Cajamar (2004) El Modelo Económico Almería basado en la agricultura intensiva, Almeria: Caja Rural Intermediterránea.
INE Instituto Nacional de Estadística (2017) Encuesta de Población Activa, Madrid: INE.
Koren, G., M. Shlezinger, R. Katz, V. Shalev and Y. Amitai (2017) ‘Seawater desalination and serum magnesium concentrations in Israel’, Water and Health, 15, 2, 296-299.
Lewandowski, I., M. Hardtlein and M. Kaltschmitt (1999) ‘Sustainable Crop Production: Definition and Methodological Approach for Assessing and Implementing Sustainability’, Crop Science, 39, 184-193.
Mani, S. (2002) Government Innovation and Technology Policy, Cheltenham: Edward Edgar.
Moxey, A. (2012) Agriculture and Water Quality: Monetary Costs and Benefits across OECD Countries, Edinburgh: OECD Publishing.
OECD (2009) Managing Risk in Agriculture, Paris: OECD Publishing.
OECD (2013) Agricultural Innovation Systems: A Framework for Analysing the Role of the Government, Paris: OECD Publishing.
OECD (2017) Agriculture Policy Monitoring and Evaluation 2017, OECD Publishing.
Pena-López, J.A. and J.M. Sánchez-Santos (2017) ‘Capital social, confianza y modelos de asociacionismo en España’, Papers 2018, 103, 3, 153-173.
Piedra-Muñoz, L., L. Vega-López, E. Galdeano-Gómez and J. Zepeda-Zepeda (2016) ‘Drivers for efficient water use in agriculture: an empirical analysis of family farms in Almeria, Spain’, Experimental Agriculture, 54, 1, 31-44.
Pittock, J., K. Hussey, A. Stone (2016) ‘Groundwater management under global challenge: Sustaining biodiversity, energy and food supplies’ in A.J. Jakeman, O. Barreteau, R.J. Hunt, J.D. Rinaudo and A. Ross (eds) Integrated Groundwater Management, Montpellier: Springer Open, 75-96.
Pugsley, A., A. Zacharopoulos, J. Mondol and M. Smyth (2015) ‘Global applicability of solar desalination’, Renewable Energy, 88, 200-219.
Kottek, M., J. Grieser, C. Beck, B. Rudolf and F. Rubel (2006) ‘World Map of the Köppen-Geiger climate classification updated’, Meteorol. Z., 15, 259-263.
Reigada, A., M. Delgado, D. Pérez-Neira and M. S. Montiel (2017) ‘La sostenibilidad social de la agricultura intensiva almeriense: una mirada desde la organización social del trabajo’, Journal of Depopulation and Rural Development Studies, 197-222.
Tal, A. (2015) ‘Rethinking the sustainability of Israel's irrigation practices in the Drylands’, Water Research, 90, 387-394.
UN United Nations (1987) Our Common Future – Brundtland Report, Oxford Press.
UN United Nations (1994) Convention to Combat Desertification, United Nations.
UNDP United Nations Development Program (2018) United Nations Sustainable Development Goals, United Nations.
UNWWAP United Nations World Water Assessment Programme (2018) The United Nations World Water Development Report 2018: Nature-Based Solutions for Water. Paris, UNESCO.
USEPA United States Environmental Protection Agency (2012) Global Anthropogenic Non-CO2 Greenhouse Gas Emissions: 1990–2020, Washington, DC: USEPA.
Vaccaro, I., E.A. Smith and S. Aswani (eds) (2012) Environmental Social Sciences, Leiden: Cambridge University Press.
Van Cauwenbergh N., K. Biala, C. Bielders, V. Brouckaert, L. Franchois, V. Garcia-Cidadb, M. Hermyd, E. Mathijsc, B. Muysd, J. Reijndersa, X. Sauvenierb, J. Valckx, M. Vanclooster, B. Van der Veken, E. Wauters and A. Peeters (2006) ‘SAFE—A hierarchical framework for assessing the sustainability of agricultural systems’, Agriculture, Ecosystems & Environment, 120, 229-242.
Van Weert, F., J. van der Gun, J. Reckman (2009) Global Overview of Saline Groundwater Occurrence and Genesis, Utrecht: IGRAC.
Walters, W. (2012) Governmentality, London: Routledge.
Wang, G and G. S. Jenkins (2015) ‘Deserts and Desertification’, in G. R. North (ed.) Encyclopedia of Atmospheric Sciences, Vol 2, College Station: Academic Press, 633-640.
WBG Bank Group (2005) Managing Agricultural Production Risk, Washington: World Bank Group.
WBG World Bank Group (2018) Atlas of Sustainable Development Goals, Washington: World Bank Group.
WFD Water Framework Directive (2000) Directive 2000/60/EC, European Parliament and the Council.
WRI World Resource Institute (2014) Greenhouse Gas Protocol Agricultural Guidance, Washington DC: World Resource Institute.