Introducción al estudio de las artes visuales.

Introducción al estudio de las artes visuales.

Para referirnos a las artes visuales como manifestación artística, se hace necesario entender, en primer lugar, en que consiste el arte. La definición de arte es abierta, subjetiva y constantemente discutible por historiadores, filósofos o artistas. A lo largo del tiempo se han dado numerosas definiciones de arte, entre ellas citamos algunas:

 Tomás de Aquino: “El arte es el recto ordenamiento de la razón.”

John Ruskin: “El arte es expresión de la sociedad.”

Adolf Loos: “El arte es la libertad del genio.”

Marcel Duchamp: “El arte es la idea.”

Jean Philippe Arthur Dubuffet: “El arte es la novedad.”

Joseph Beuys: “El arte es la acción, la vida.”

 Desde un concepto más tradicional éste es entendido generalmente como cualquier actividad o producto realizado por el ser humano con una finalidad estética o comunicativa, a través del cual se expresan ideas, emociones o, en general, una visión del mundo, mediante diversos recursos, como los plásticos, lingüísticos, sonoros o mixtos[1].

Considerando las diversas concepciones que definen el arte, desde una visión más integradora, y teniendo en cuenta en la actualidad la diversidad de lenguajes artísticos, las distintas maneras de hacer y producirlo, y los disímiles factores psicológicos, socio-culturales, estéticos-artísticos, filosóficos y socio-políticos que influyen en la concepción de la obra de arte, definimos este como: “Manifestación de la actividad humana producto de su sensibilidad, espiritualidad y creatividad, con una finalidad estética o comunicativa, y a través de la cual y mediante un proceso de creación y diversos recursos, como los plásticos, cinéticos, lingüísticos, sonoros, tecnológicos, mixtos y otros., se expresan sensaciones, sentimientos, mensajes, ideas, o, en general, una interpretación del mundo basada en la concepción autónoma del artista.”

Por tanto, es necesario entender el carácter y la posibilidad de autonomía que el arte les brinda a los creadores. Como fenómeno, desde su concepción, puede o no, según la intención de los artistas, estar relacionado a una idea, un credo, un sistema político, social o cultural. En sí mismo tiene total independencia, no se sujeta a concepciones filosóficas, ni a espacios físicos, puede identificarse en disímiles contextos, simplemente es expresión y creación de los hombres.

Este ha sido desde siempre uno de los principales medios de expresión del ser humano, a través del cual manifiesta sus ideas y sentimientos, la forma como se relaciona con el mundo. Para ello se vale de las manifestaciones artísticas: música, artes visuales, danza, teatro, arquitectura, literatura y cine. Por medio de estas se transmiten e interpretan ideas, concepciones, se recrean estados de ánimos, se expresan sentimientos, se  refleja la realidad del mundo, las diversas culturas que se han sucedido a lo largo de la historia; entre otros propósitos.

 La función del arte puede variar desde lo más utilitario hasta lo ornamental. En la Prehistoria y Edad Antigua las expresiones artísticas estaban ligadas al ritual religioso, mientras que en la actualidad el arte ha llegado a ser además un medio de entretenimiento y espectáculo. Este también es comprendido como medio de expresión, fuente de conocimiento e información y medio de satisfacción a las necesidades materiales y espirituales del ser humano. Puede tener un contenido religioso o simplemente estético, puede ser duradero o efímero.

Las artes visuales

Son las que incluyen las artes plásticas y otras expresiones artísticas que se aprecian fundamentalmente por los órganos visuales, y son resultado del desarrollo científico-técnico y la actividad artística.

Las artes plásticas son aquellas artes que utilizan materiales capaces de ser modificados o moldeados por el artista para crear una obra. Son aquellas manifestaciones del ser humano que reflejan, con recursos plásticos, algún producto de su imaginación o su visión de la realidad. Incluidas dentro de las Bellas Artes, el término aparece a principios del siglo XIX para referirse a la pintura, la escultura, el dibujo, la arquitectura, el grabado, la cerámica, la orfebrería, la artesanía y la pintura mural. A partir de los movimientos artísticos que se fueron desarrollando durante el siglo XX, el concepto de artes plásticas comenzó a cambiar. Nuevas propuestas artísticas como el ready-made (arte encontrado) hicieron cuestionar si es necesario modificar un material para obtener una obra de arte.

A mediados del siglo XX se comenzó a utilizar el término artes visuales, que engloba el de artes plásticas y todos los nuevos medios. Las artes visuales añaden otros recursos como puede ser el sonido, el video, la informática, la electrónica, etc., para crear obras o propuestas artísticas como el happening, la performance, las instalaciones o las intervenciones, entre otras. Con este nuevo concepto se pretende ampliar el abanico de medios para la elaboración de las obras artísticas, más allá de los materiales utilizados tradicionalmente por las artes plásticas. El concepto artes visuales se gesta a fines de la segunda guerra mundial, cuando los artistas europeos que habían emigrado a Nueva York, asientan una producción artística que se relaciona con la libertad expresiva y formal, propiciada por las vanguardias de fines del siglo XIX, a lo que se sumó el crucial empuje que significaron las propuestas de Marcel Duchamp. Pero, es alrededor de 1980 cuando el término artes visuales empieza a predominar en el vocabulario, pues se adecua más al contexto del arte contemporáneo que la denominación artes plásticas. El arte visual como desenlace del conceptualismo y el arte de acción; se opuso al pensamiento tradicional de que artes plásticas era solamente: pintura, grabado, escultura, fotografía, cerámica y otras. Concede validez a lo cotidiano y los objetos creados por el hombre, como parte incorporada a la obra artística.                               

Ramón Cabrera Salort plantea acerca de las artes visuales: “expresan las ideas de los hombres, el conocimiento que poseen de la realidad, todo esto materializado en objetos que demuestran la capacidad creativa del ser humano.” [2]

Se reconoce la capacidad creativa del ser humano al representar su propia realidad, o como este al menos la percibe, sus sensaciones y experiencias del mundo; todo ello como reflejo de su pensamiento y espiritualidad.

Las expresiones contemporáneas de las artes visuales no solo se identifican desde el carácter visual, sino que además pueden ser percibidas mediante lo sonoro, lo corporal y lo cinético; por la presencia de elementos de la música, la danza o el audiovisual en las obras. Por lo que es característico en los artistas contemporáneos circular por diversas áreas creativas como el diseño de ambientes o instalaciones, acciones efímeras o de performances, la utilización del video, las imágenes de televisión y los medios digitales, la experimentación con la escultura, la pintura, la imagen en movimiento, etc.

La Dra. en Ciencias Cruz María Frómeta, define las artes visuales de la siguiente manera: “son las que se perciben a través de los analizadores visuales, como su nombre lo indica, son formas en el espacio y de su manera particular de existencia física pueden ser clasificadas en; Bidimensionales (largo y alto): pintura, grabado, fotografía, textiles, entre otras. Tridimensionales (largo, alto y profundidad): cerámica, escultura, orfebrería. Todo el mundo de objetos propios del diseño industrial. Espaciales (la intencionalidad es utilizar un espacio interior previamente diseñado): arquitectura, jardinería, diseño urbano. Cinéticas (imagen en movimiento); cine, televisión, video, danza, teatro, etc.”[3]

Considerando la definición integradora que aporta Frómeta, puntualizamos la clasificación de las obras según su apariencia física:

Planimétricas o bidimensionales: Obras que se encuentran representadas en una superficie plana, por lo que poseen dos dimensiones; alto y ancho. Logran imitar los efectos de profundidad y volumen mediante el uso de la perspectiva y del claroscuro. Entre ellas encontramos la pintura, el dibujo, el grabado, la fotografía, el cartel, etc. (Fig. 1. Ernesto García Peña. Andares. 2004.)

Volumétricas o tridimensionales: Son llamadas las obras que poseen tres dimensiones; alto, ancho y profundidad. Nos permiten desplazarnos a su alrededor y observarlas desde diferentes puntos de vista. Ejemplo de ellas son la escultura, la cerámica, la orfebrería, algunas técnicas de la artesanía, las instalaciones, etc. (Fig. 2. J. Martín. Pinzón. La Giraldilla. Siglo XVII)

Espaciales: Cuentan con un espacio interior previamente diseñado que puede ser recorrido por el hombre y que está organizado según la función social para la que han sido creadas. Entre ellas encontramos la arquitectura, la jardinería, el urbanismo y el diseño ambiental. (Fig. 3. Ernesto Gómez Sampera. Edificio FOCSA. 1956)                            

Cinéticas: Se presentan a partir de la imagen movimiento y el tiempo como parte de sus medios expresivos. Pueden presentar dos o tres dimensiones y se pueden percibir de uno o varios puntos de vista. En ellas se combinan o fusionan diferentes lenguajes artísticos como la literatura, la plástica, música, el teatro, el audiovisual, etc. Ejemplo de ellas son la escultura móvil, el video arte, la performance y el Body Art. (Fig. 4. Ana Mendieta. Performance Árbol de la vida.1976)

[1] Tatarkiewicz, W. Historia de seis ideas. 2002. pp. 63-67

 [2] Cabrera, R. Apreciación de las Artes visuales. 1981. Pg. 45.

 [3] Frómeta C. M. Cultura y Educación. 2010. Pg. 32.



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Los medios expresivos de las artes visuales. El análisis formal.

 El lenguaje expresivo de las artes visuales está constituido por elementos estructurales y principios organizativos que determinan la composición de las obras a partir del sistema-forma. Constituyen estos a su vez, los medios expresivos de la manifestación que nos ocupa.

En relación al sistema-forma, Oscar Morriña Rodríguez define este como: un conjunto de elementos sensoriales, también llamados medios representativos expresivos externos del arte, que organizados de acuerdo a ciertas leyes permiten percibirlo como una unidad óptica con un significado que trasciende la simple percepción visual en contenidos emocionales y sociales[1].  

Desde esta perspectiva, los elementos tienen como finalidad estructurar la obra de creación artística. Son los recursos que utiliza el autor para componer, constituir y elaborar un producto con valores estéticos-artísticos. Es importante señalar la relación entre forma y contenido, todos los recursos que utilice el creador responderán a una intención específica, está será modelada por la inspiración, el desarrollo de su imaginación, su creatividad y sensibilidad humana.

Entre los elementos estructurales reconocemos los siguientes: Línea, color, valor tonal, área, textura y volumen.

Por su parte los principios o leyes en la composición de una obra perteneciente a las artes visuales, tienen como finalidad organizar los elementos estructurales a partir del equilibrio, la proporción y el ritmo-énfasis, a fin de que la imagen recreada sea totalmente armónica, capaz de provocar una sensación de plenitud en el espectador.

 Elementos estructurales

 La línea: en el lenguaje plástico se define como un punto secuenciado a partir del grosor y la longitud. En las artes visuales se utiliza para delimitar las áreas, los volúmenes y las formas. Es un medio básico de representación. Puede ser utilizada como elemento constructivo (para definir el contorno de las formas) o como recurso expresivo; de acuerdo a la psicología de los distintos tipos de líneas.

Líneas horizontales: están asociadas a la idea de reposo, calma, quietud, serenidad, estatismo, pasividad. Casi siempre se aprecian asociadas con la distancia y el horizonte, sea visto desde el mar o la tierra.

Líneas verticales: expresan firmeza, fuerza y estabilidad. Aluden a la apariencia de las columnas en las edificaciones.

Líneas oblicuas o diagonales: por la posición insegura que tienen recuerdan la caída de los cuerpos. Se asocian con fenómenos dinámicos de agitación, de movimiento, confusión, lucha, inestabilidad.

 Líneas curvas: evocan la fluidez de las corrientes de las aguas, manifiestan ideas de belleza, sensualidad, movimiento, encanto y delicadeza, ritmo, suavidad. Se identifican en la apariencia física de las mujeres; en las curvas de su cuerpo.

Líneas quebradas: semejan vidrios rotos, similares a las de los relámpagos y rayos, están asociadas a las ideas de confusión, inseguridad, incoherencia, impacto, abandono, desorden.

Líneas radiales: se asocian con las fuentes de luz intensa, nos recuerdan ideas de patriotismo, exaltación, deber, gloria, énfasis, radiación.

Líneas en espiral: se asocian con las ideas de crecimiento, dinamismo, excitación, rotación.

La unión de varias líneas da como origen distintas figuras geométricas, las que a su vez también están asociadas a ideas o sentimientos.

Triángulo: cuando descansa sobre su base se asocian con la estabilidad, la seguridad, lo eterno, lo permanente.

Rectángulo: transmiten la idea de fuerza, monumentalidad, solidez.

Círculo: simboliza la perfección, la unidad.

Óvalos: se relacionan con la creatividad, la sensualidad, feminidad, gracia, delicadeza.

En general las figuras que se organizan sobre esquemas ortogonales basadas en líneas horizontales y verticales, producen la idea de orden, racionalismo, estabilidad, serenidad y organización.

Las líneas que por el contrario, no responden a una estructura geométrica sino que tienen una gran soltura y libertad de trazos están asociadas con ideas emocionales, románticas, impetuosas, pasionales.

Debemos destacar que estas cualidades de las líneas no operan de manera mecánica, sino que están condicionadas por el entorno en que se hallan insertadas, desde el tema que trata la obra, la utilización del material, la técnica y las condiciones objetivas y subjetivas que manifiesta tanto el creador como el espectador en sus respectivos roles.

 Independientemente de estos caracteres o asociaciones que la tradición y la experiencia social han convertido en convencionalismos, existe siempre la posibilidad de nuevas interpretaciones, de innovar, de modificar el lenguaje usado, de acuerdo a la transformación que haya sufrido la sociedad.

 El color: sensación percibida como cualidad reflectante de una superficie. Esta cantidad de luz reflejada por el objeto es la que percibimos con cualidades cromáticas específicas. Cada superficie tiene su color local, pero este color nosotros lo veremos siempre modificado por las condiciones lumínicas im­perantes en el momento de la observación.

Existen muchas teorías e investigaciones acerca del color, pero las dos principales líneas para describirlo son:

El color como luz (teoría física).

El color como pigmento (teoría química).

Si hablamos del color en sentido general, nos encontramos con que la Teoría del color es un grupo de reglas básicas en la mezcla de percepción de colores para conseguir el efecto deseado combinando colores de luz o combinando colores reflejados en pigmentos.

En el ámbito práctico del uso del color, el conocimiento que tenemos y hemos adquirido sobre éste hace referencia al color pigmento y proviene de las enseñanzas de la antigua Academia Francesa de Pintura que consideraba como colores primarios (aquellos que por mezcla producirán todos los demás colores) el rojo, el amarillo y el azul.

Para poder representar la mezcla y gama de combinaciones del color se suele utilizar el círculo cromático. El círculo cromático – también llamado círculo de matices, rueda cromática o rueda de color – es el resultante de distribuir alrededor de un círculo, los diferentes colores que conforman el segmento de la luz visible del espectro solar, descubierto por Newton, y manteniendo el orden correlativo: rojo, naranja, amarillo, verde, azul ultramar y violeta.

De esta forma dentro del círculo cromático diferenciamos entre colores primarios o básicos, colores secundarios o binarios, colores terciarios y colores complementarios.

Primarios o simples: son aquellos que no pueden obtenerse por la combinación de dos o más colores. De ellos se derivan todas las coloraciones de la naturaleza. (Rojo, amarillo y azul)

Secundarios o compuestos: son aquellos que se obtienen por la combinación de dos colores primarios. La infinita variedad de coloraciones resulta de las innumerables combinaciones de estos tres colores primarios entre sí, y luego de sus derivados, siendo ilimitada la posibilidad de tonalidades en el colorido. (Naranja, verde y violeta.)

Terciarios: resultan de la combinación de iguales proporciones de un color primario y otro secundario. Estas mezclas producen el rojo violáceo, rojo anaranjado, amarillo anaranjado, amarillo verdoso, azul verdoso y azul violáceo.

  [1] Morriñas, O. Fundamentos de la forma. Ed. Pueblo y educación. 1989. Pg. 33.

 



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Complementarios: en el círculo cromático se llaman colores complementarios o colores opuestos a los pares de colores ubicados diametralmente opuestos en la circunferencia, unidos por su diámetro. Al situar juntos y no mezclados colores complementarios, el contraste que se logra es máximo. Por lo cual el rojo sería el complementario del verde, el amarillo del violeta y el azul del naranja.

Psicología del color:

Al igual que con las líneas, los colores también son asociados a determinados estados anímicos o sentimientos, producto de la experiencia social del hombre.

Colores cálidos: son aquellos que se derivan del espectro del rojo, dan sensación de cercanía, son estimulantes y alegres, crean una reacción potente y positiva. (Amarillo, naranja y rojo)

Colores fríos: tienen parte del azul, son apagados y tranquilos, parecen alejarse. (Violeta, azul y verde)

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 El valor tonal: luminosidad o juego de luces y sombras, describe cuán oscuro o claro se manifiesta un matiz. El valor está directamente relacionado con el contraste y la ilusión de volumen a partir del claro-oscuro. Este se clasifica en clave alta cuando está muy claro, en clave baja cuando está muy oscuro y en clave media cuando se está en presencia del color sin que se aplique una clave alta o baja. En relación al blanco y el negro son valores pues representan la clave más alta y la más baja respectivamente.

El uso de los valores tonales no solo responde a la representación de la realidad a partir del tratamiento de la luz, también se utiliza para ilustrar distintos estado de ánimo. (Fig. 5. Alberto Díaz (Korda). La niña de la muñeca de palo. 1959).

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Las áreas: son diferentes zonas creadas por los contrastes tonales y cromáticos o por la división de líneas sobre la superficie de la obra plástica. Son planas y al yuxtaponerse no solo cubren toda la obra, sino que además sirven como elementos fundamentales para la realización de la imagen plástica al estructurar la relación figura-fondo, la cual está dada por la analogía de colores, líneas, tonalidades, texturas y formas. En determinadas combinaciones ópticas pueden producir sobre la superficie plana del cuadro la ilusión de profundidad o espacio.

Textura: cualidad que tienen toda superficie de ser percibida por nuestra sensibilidad táctil, la que asociamos con determinadas imágenes visuales. Es una agregación de formas o colores que se perciben como variaciones o irregularidades en una superficie continua. La función de tales texturas es proporcionar realismo a la obra, hacerla creíble y lograr sensaciones en los espacios que observamos.

Volumen: espacio ocupado por un cuerpo, conformado por dos o más áreas. Es la ilusión visual que se crea en el espectador a través de los tonos, para imitar la realidad en una obra visual.

 Principios organizativos

 Los principios son el conjunto de normas o directrices organizativas del sistema-forma en las artes visuales. Se derivan de la observación de las formas y fenómenos de la naturaleza. Mediante estos el artista organiza los elementos estructurales en la imagen, para propiciar un mejor recorrido visual del espectador hacia la obra de arte.

Equilibrio: es la compensación de atracciones ópticas a partir del proceso perceptivo en las distintas áreas del diseño de una obra. Como principio organizativo define la composición de esta desde la simetría total, aproximada, oculta o asimetría aparente y radial. El equilibrio como ley posee también caracteres expresivos que ayudan a la conformación del mensaje-contenido.

Equilibrio axial simétrico: al trazar un eje o línea imaginaria por el centro de la obra, esta queda dividida en dos partes iguales. (Simetría total). (Fig. 6. Juan Moreira. Máscara azul. 1997)

Equilibrio axial aproximado: Al trazar un eje o línea imaginaria por el centro de la obra, esta queda dividida en dos partes no exactamente iguales, pueden existir diferencias de configuración, color. (Simetría aproximada). (Fig. 7. Ernesto Rancaño. Donde comienza el trance lindo de la memoria).

Equilibrio oculto o asimétrico: Al trazar un eje o línea imaginaria por el centro de la obra, denotamos que existe compensación en la composición de los elementos estructurales, pero sentimos la necesidad de desplazar el eje. La obra no queda dividida en dos partes iguales o aproximadas. (Equilibrio oculto o asimetría aparente). (Fig. 8. Servando Cabrera Moreno. Milicias Campesinas. 1961.)

Equilibrio Radial: Lo que sirve de núcleo al equilibrio es un punto, carácter eminentemente cinético, las partes sentimos que giran alrededor de un punto. (Fig. 9. Luis Martínez Pedro. Aguas territoriales # 14.)

Proporción: Es una medida del tamaño y la cantidad de elementos dentro de una composición. Tiene un fundamento puramente racional, matemático y geométrico, es la medida en que se utilizan los elementos visuales de acuerdo con la función que tendrá una determinada forma. Se entiende como relación de las dimensiones entre las áreas de cada obra. Tiene participación decisiva en la calificación de una obra. Indica la relación de partes, adecuación entre medios y fines, entre formas y contenidos.

Para relacionar dos partes, o elementos en una obra debe existir entre ellas algo en común. La proporcionalidad correcta estará dada por la relación que se establece para expresar con la mayor claridad posible el contenido representado. En ocasiones algunos artistas utilizan la desproporción intencional de las figuras para transmitir un mensaje exclusivo.

Ritmo-énfasis: Es la vitalidad de la obra, la repetición -esperada- de motivos visuales que establecen una secuencia. Organiza y estructura los elementos de acuerdo a como se enfaticen. En las manifestaciones bidimensionales tradicionales, se expresa en relaciones que se establecen entre cualquier elemento y una pausa.

 

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A través de la apreciación de las artes visuales las personas reciben vivencias y experiencias por el gran caudal de valores que contiene la imagen artística. Valores que se reflejarán de alguna manera en la conducta y en la acción social. Todos los elementos estructurales y principios organizativos del sistema-forma, adquieren una relación propia en cada manifestación visual, en cada estilo y artista, de acuerdo con las condicionantes de cada momento histórico y por eso se aprecian de manera diferente. Por lo tanto, los creadores son capaces de reflejar de una manera consciente o no, sus ideas, gustos, sentimientos y las particularidades del contexto en el que se desenvuelven a partir de la organización del componente formal.

 El análisis formal

 Mediante la apreciación de las artes visuales se establece un lenguaje de comunicación entre el autor, la obra y los públicos. Este proceso influye en la espiritualidad tanto del que percibe el producto artístico como del que lo crea; lo cual desarrolla la actividad intelectual y la percepción de los códigos artísticos. Desde esta perspectiva no solo se adquiere el conocimiento, sino la apropiación de valores que intervienen y desarrollan la personalidad de los participantes. Por ello cuando se aprecia es importante adquirir un criterio por sí mismo y ser sensible ante el hecho artístico.

Entre los principales perfiles de la apreciación, se desprende la apreciación estética, la cual se revela desde la comprensión que se tiene de lo estético en el arte, los juicios y la experiencia estética.

El Dr. en Ciencias Ruddy Toledo, define la apreciación estética como: “un proceso psíquico en el que se emiten juicios críticos donde se manifiesta una actitud estética, sensible y valorativa ante la naturaleza, el propio hombre, los objetos creados por el hombre, el trabajo, las relaciones sociales, el arte y la vida cotidiana; por lo que su campo de acción es amplio.”[1]

La apreciación estética como proceso psíquico adquiere un sentido apreciativo y valorativo del universo que engloba al ser humano; influye en sus creaciones, los objetos con los que se relaciona y las formas de concebir el arte. Por lo que en el desarrollo de la apreciación estética del hombre interactúa la experiencia que tenga del mundo, la sensibilidad que desarrolle por la cultura artística y sus expresiones. Por tanto, lo artístico forma parte de lo estético.

 Toledo define la apreciación artística como una habilidad intelectual específica de la educación artística; y puntualiza: “es un juicio crítico estético-artístico, personal y contextualizado en el que se co-crea la obra de arte, que tiene como base y resultado las emociones y sentimientos estéticos que se experimentan; a partir de la observación de la obra, teniendo en cuenta la relación contenido-forma a través del lenguaje específico de la manifestación y el análisis del contexto histórico, social y artístico del autor y su obra.[2]  

Por su parte Morales, describe la apreciación como acercamiento al universo de las obras de arte y los artistas, incorpora al contexto del espectador la posibilidad de contemplar las obras y asimilarlas desde la interpretación, el análisis, la valoración y el disfrute.

“El término apreciación recoge todas las actividades de aproximación responsiva al arte y las obras de arte, que configuran la interpretación, el análisis, el disfrute o toda manera de experiencia estética. También se puede entender como sinónimo de respuesta, interpretación, enjuiciamiento, análisis o valoración, etc.” [3]

Véase la significación del análisis como una manera viable para el estudio e interpretación de las creaciones artísticas. En las artes visuales este será trabajado a partir del componente formal, ratificando la relación contenido-forma.

 Consideramos que el dominio del contenido en relación al elemento formal, le aporta al espectador, desde un enfoque académico e instructivo, una legítima apreciación de la obra de arte; lo cual asegura el nivel de partida para el estudio y acercamiento a esta.

Para la apreciación y análisis de las obras debemos partir de la percepción. Este es el primer proceso cognoscitivo a través del cual es posible tener una aproximación genuina al hecho y al producto artístico. Si no somos capaces de percibir tampoco podremos apreciar.

 La percepción del mundo exterior inicia con los sentidos que permiten al hombre generar conceptos empíricos que representan su medio. También está presente en los factores internos o personales, en cómo la persona atiende a los estímulos y procesos cognoscitivos a partir de la motivación, la experiencia pasada o las expectativas. Posee un carácter referencial y constructivo, genera una representación interna de lo que sucede en el exterior. Incide sobre los sentidos mediante estímulos y recupera situaciones y procesos a partir de la información que brinda. La percepción sensorial se caracteriza por obedecer a los estímulos cerebrales a través de los cinco sentidos, vista, olfato, tacto, oído y gusto; los cuales brindan una realidad física del medio ambiente.

La autora Neris Pupo, en su libro: “Vamos a disfrutar el arte”, plantea acerca de la percepción sensorial: “la que nos llega a través de los sentidos, una vez analizada por la inteligencia humana, produce ideas que son abstracciones de la mente, y pueden ser objetivas o subjetivas. La percepción posibilita una representación completa, pues mediante esta llegamos a organizar las sensaciones aisladas en un conjunto para llegar a un todo y entonces percibir integralmente las cualidades de los objetos y de los fenómenos de la realidad.” [4]

En las obras de la manifestación que nos ocupa, se perciben mensajes e ideas a partir de las imágenes y representaciones que los artistas plasman. Es importante tener en cuenta que no todas las percepciones son idénticas, ni se reflejan de la misma manera, ya que varían de una persona a otra según las motivaciones, aspiraciones, experiencias y la mentalidad que se tenga acorde con la época. Identificaremos tres tipos de percepción: la visual, la sonora y la audiovisual.

La percepción visual es la interpretación de los estímulos externos visuales que mediante la vista permite al ser humano, poder identificar la forma, el color, el tamaño, las texturas y demás cualidades visibles de cada uno de los elementos que le rodean. Mediante este tipo de percepción el individuo es capaz de reconocer mediante la observación los elementos y principios del sistema-forma.

 La percepción sonora es donde desempeña un papel fundamental los estímulos que se producen en el aparato auditivo. Esta permite al ser humano descubrir el mundo mediante los sonidos y asumirlos desde su realidad, incorporándolos a su vida de acuerdo a la utilidad que estos poseen para él.

La percepción sonora es importante comprenderla desde la apreciación de algunas obras de las artes visuales, como por ejemplo la performance o acción artística, donde el componente sonoro y musical juega un rol esencial para la concepción de la obra y el acompañamiento de la acción de los performers. La música incidental suele utilizarse en la realización de estas expresiones del arte contemporáneo a partir de audiciones musicales que componen la estructura de la obra.

La unión de la percepción visual con la sonora, y el sentido del oído confirman de forma unificada lo que se percibe. A esta combinación se le denomina percepción audiovisual, la cual es simultánea pues comprende la unión de lo visual y lo auditivo (imagen y sonido). La percepción audiovisual hace una interpretación de la realidad y está presente a partir de la naturaleza cinética en manifestaciones como el video arte, las instalaciones, esculturas cinéticas y otras expresiones del arte contemporáneo.

Reconociendo de esta manera el proceso de percepción, podemos entonces adentrarnos en el análisis formal de las obras.

En primer lugar partimos de la Observación detenida de la obra. Mediante este acto estamos percibiendo la imagen en toda su dimensión, poniéndose de manifiesto la percepción sensorial a partir de uno de los cinco sentidos; la vista. En dependencia del tipo de obra y el nivel de sensibilidad, espiritualidad y percepción que posea el espectador, la mirada será más óptima y otros sentidos también se activaran en este proceso de observación y acercamiento inicial; el olfato, el tacto, el oído y el gusto. La observación se desarrolla durante todo el análisis y viene a ser un proceso integrador. Parte de esa primera mirada para descubrir la imagen que tenemos delante, llega a consolidarse, en un primer momento, en la medida en que seamos capaces de identificar las figuras y formas que se perciben en la obra.

Al reconocer las formas o imágenes que componen la muestra, así como otras características que determinan la apariencia física de la pieza, pasamos a un segundo momento.

Examen de la ficha técnica. Ésta se utiliza en espacios de exposición, para que el público pueda tener un acercamiento más pertinente al objeto artístico. Nos presenta el autor, el título de la obra y el año de su realización, la técnica utilizada y la unidad de longitud de la pieza en centímetros o pulgadas. En relación a las expresiones que responden a la concepción del arte contemporáneo, como la performance, el body art y otras, necesariamente no utilizan la ficha técnica desde esta formalidad, suelen informar el autor, el título de la obra u otro dato de interés.

El examen minucioso de los datos que ofrece la ficha técnica o pié de obra, nos permite poder construir un criterio fundamentado en cada uno de los aspectos referidos. Teniendo en cuenta estos, se hace necesario establecer las relaciones entre la obra percibida, su autor y el mensaje que se propone. Éste por su parte será interpretado a partir de la experiencia y el criterio personal de cada espectador. Como tal el proceso viene a ser integrador y de hecho complejo, partiendo del análisis, estudio e investigación de la obra desde lo artístico, estético, psicológico, sociológico, antropológico y epistemológico, lo cual determina el enfoque histórico-cultural que responde a la concepción de la pieza.

Cada elemento es importante; la presentación del autor, por su parte, nos convoca a estudiar la personalidad del artista, su naturaleza, su historia, fundamentos filosóficos y psicológicos, es decir; su manera de interpretar el mundo. Evidentemente, no es posible atrapar en palaras como piensa un ser humano, y menos cuando este desarrolla una actividad artística. Su pensamiento llega ser abstracto, subjetivo…, siempre matizado por el proceso creativo e influencias multifactoriales. Pero el estudio y acercamiento a cada artista en particular, viene a ser una mirada excepcional y de continuo seguimiento. Simplemente la obra es un reflejo de este, su propio lenguaje.

En relación al título; consiste en la palabra o conjunto de palabras, frases con las que se da a conocer el nombre o asunto de la obra artística. Viene a ser de orientación al espectador a la hora de descubrir la intención, el mensaje que propone el artista. En ocasiones hay autores que prefieren no darle a la pieza un título en específico, la presentan ante el público como: S/T “sin título”, lo cual queda más subjetivo y a la apreciación e interpretación personal del espectador.

El año de realización de una obra es determinante en el análisis, establece cronológicamente la fecha en que se concibió el producto artístico. Ello posibilita estudiar el contexto histórico-cultural en que se produjo la obra de creación; la cual puede estar influenciada por diversos acontecimientos en el orden medioambiental, sociocultural, económico, socio-político, etc. En fin, destacando además que el arte es reflejo de la sociedad, de la historia y del presente.

La técnica utilizada por el artista nos permite entender la realización de la obra a partir de los procedimientos, normas y protocolos que tuvieron como objetivo la obtención de un resultado determinado y efectivo; utilizando distintos materiales, implementos y soportes a partir de una especialidad de la manifestación. Según la técnica utilizada el resultado responderá a una metodología en específico. No es lo mismo una pieza realizada a partir del dibujo a carboncillo, que otra elaborada mediante la pintura al óleo. El tratamiento de los medios expresivos; valores tonales, texturas, líneas, etc., tendrán los rasgos característicos de cada técnica en específico.

Por otro lado, la dimensión de la pieza según su unidad de longitud complementa las características y apariencia física de cada obra. Podemos mediante este aspecto reconocer si estamos en presencia de una obra en pequeño formato, mediano formato o gran formato.

El tercer momento es la Identificación y análisis de los medios expresivos. Se establece la relación contenido-forma a partir de la identificación y estudio de cada elemento estructural y principio organizativo del sistema-forma. Se hace necesario justificar la correspondencia que existirá entre los medios expresivos en concordancia con la temática tratada, denotando la intención expresiva y comunicativa del artista. Por lo tanto, el conocimiento y dominio del sistema-forma, será indiscutiblemente necesario para distinguir dicha coherencia. Desde esta perspectiva se examinará el tratamiento formal de la obra; los valores tonales, la textura, la psicología de las líneas, los colores y otros medios expresivos, en correlación al carácter conceptual de la pieza.

Luego de transitar por cada uno de estos momentos, los cuales en ocasiones se desarrollan simultáneamente, pasamos a la Construcción del juicio crítico. Viene a ser el proceso dentro del análisis más integrador y complementario. A partir de la observación, el examen de la ficha técnica y la identificación y análisis de los medios expresivos, se construye el juicio crítico basado en la relación contenido-forma; aludiendo al concepto, idea o mensaje que nos transmite el artista. No necesariamente existe una igualdad en la interpretación que ofrece el artista y la que avista el espectador. Esto posibilita la diversidad de discursos, definiciones y concepciones que comprende la apreciación de una obra de arte.

 Para ilustrar lo anteriormente visto, proponemos, a modo de ejemplo y conclusión, analizar la obra “Acarreando agua” del pintor Armando García Menocal. Fig. 10

[1] Toledo, R. La apreciación artística como habilidad intelectual específica de la Educación Artística. 2011. Pg. 4

[2] Toledo, R. La apreciación artística como habilidad intelectual específica de la Educación Artística. 2011. Pg. 7

 [3] Morales, A., Juan, J. La evaluación en el área de Educación Visual y Plástica en la ESO, [s.p.]

[4] Pupo, N. Vamos a disfrutar el arte. 2008. Pg. 58.

 



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Fig. 10. Armando García Menocal (La Habana, 1863-1941)

                                                Acarreando agua 1924

                                            Óleo/tela 109-71,5cm

“Un paisaje, un camino, un hombre a lo lejos…, así nos presentó el pintor cubano Armando García Menocal la escena en la que un campesino acarrea agua al caer la tarde. Se nos muestra el típico paisaje que ilustra las características del campo cubano; se aprecian las palmas, el bohío y la figura del guajiro junto a sus bueyes. Se enfatiza la profundidad de la obra mediante la representación del sendero en perspectiva.

La obra se titula “Acarreando agua”, es una pintura al oleo realizada en el año 1924 y posee una dimensión de 109 x 71,5cm. Ésta refleja una de las actividades más comunes que realizan los lugareños en los campos de Cuba; la tirada de la pipa de agua por bueyes, por lo que la pieza demuestra su carácter eminentemente costumbrista y tradicional.

En relación al uso de los elementos estructurales, sobresale el tratamiento del color a partir de la representación del atardecer. Se distingue el uso de colores cálidos y complementarios que advierten una armonía cromática. Esta concordancia enfatiza además la relación figura-fondo, acentuando un matiz general que recrea la caída de la tarde y alude a un estado de tranquilidad, serenidad, paz… En este sentido, predomina en mayor proporción el uso de una tonalidad rojiza que cubre el camino y el pasto de la campiña, lo que sugiere la posible influencia cromática del ocaso sobre el paisaje en general, o la representación del suelo arcilloso rojo, muy original de varias zonas del país.

Las líneas acentúan el carácter estructural y expresivo de la imagen. Se destacan principalmente las verticales en la representación de las palmas y las diagonales que señalan la perspectiva del camino.

La pieza según su apariencia física posee una textura visual, característica de las obras Planimétricas. La textura, como elemento estructural, está sugerida por el tratamiento de la pincelada que acentúa los detalles del terreno, el camino y la vegetación circundante.

En relación al trabajo de las áreas, se distingue como figura central el campesino junto a sus bueyes y la pipa de agua. Se hace imposible divorciar una figura de otra, estas en sí mismas se componen como un todo. Además, se distinguen en la escena a partir del contraste de valores tonales y las líneas del camino que le señalan como centro de atención en el cuadro.

En la pieza predominan en mayor escala los valores tonales medios, destacando la relación de los matices y el ambiente de ocaso. Mientras que los valores tonales altos se utilizan para enfatizar las figuras centrales, el camino y las luces del cielo. Por otro lado, los valores tonales bajos resaltan la profundidad de la vegetación circundante.

La obra, según el análisis de los principios organizativos, posee un equilibrio asimétrico. Al trazar una línea imaginaria por el centro de esta, se observa como en la parte izquierda del cuadro recaen las figuras centrales. Éstas se complementan con el palmar, la vegetación y gran parte del sendero. De igual forma, los colores, las líneas y demás elementos estructurales contribuyen a una visualidad más atractiva y sugerente.

La proporción, en la pintura que estudiamos, determina las características de un paisaje marcado por la realidad. En este las figuras están correctamente proporcionadas a partir de una perspectiva que acentúa la profundidad en la imagen.

En el cuadro se aprecian varios ritmos; continuo en la repetición intencional de los troncos de los árboles y progresivo en la estructuración del palmar en comparación con las figuras centrales, el bohío y el resto de la vegetación.

“Acarreando agua,” de Armando García Menocal, ilustre patriota y pintor que marco pautas en la paisajística cubana, es simplemente una auténtica representación de nuestros campos. Para aquel que ha tenido la oportunidad de ver caer la tarde en una campiña característica del occidente del país, dicha pintura vendrá a ser una ilustración de aquel momento vivido, un recordatorio de frescura campestre, de humedad nocturna, de sinfonía de sonidos naturales, de fragancias que inundan el viento, las plantas, las montañas, la tierra roja, la gente, la profundidad del cuabal. Observar los matices que colorean la tarde, las palmas al viento, y aquella figura que va llegando a casa, cansado, añorando el calor familiar, o simplemente la satisfacción del deber cumplido, resulta un refrigerio visual para, los que como espectadores, disfrutamos la pintura del maestro Menocal.

  [1] Tatarkiewicz, W. Historia de seis ideas. 2002. pp. 63-67

 [2] Cabrera, R. Apreciación de las Artes visuales. 1981. Pg. 45.

 [3] Frómeta C. M. Cultura y Educación. 2010. Pg. 32.

[4] Morriñas, O. Fundamentos de la forma. Ed. Pueblo y educación. 1989. Pg. 33.

 [5] Toledo, R. La apreciación artística como habilidad intelectual específica de la Educación Artística. 2011. Pg. 4

[6] Toledo, R. La apreciación artística como habilidad intelectual específica de la Educación Artística. 2011. Pg. 7

 [7] Morales, A., Juan, J. La evaluación en el área de Educación Visual y Plástica en la ESO, [s.p.]

[8] Pupo, N. Vamos a disfrutar el arte. 2008. Pg. 58.

 Bibliografía:

 Ares Areces y otros: Educación Plástica. Séptimo grado. Editorial Pueblo y Educación. Ciudad de La Habana, 1989.

 Cabrera Salort, Ramón. La Educación Plástica en Cuba. Editorial Pueblo y Educación, Ciudad de la habana, 2001.

 Apreciación de las artes visuales. Editorial Pueblo y Educación. Ciudad de la Habana, S/F

 Cabrera, R. (1981). Apreciación de las Artes Visuales. Ed. Pueblo y Educación. La Habana. Cuba.

 De Juan, A. Pintura y grabados coloniales cubanos. Ciudad de La habana, 1985.

 Departamento Museo Nacional. Pintores Cubanos. Editorial Gente Nueva. La habana, Cuba, 1974.

 Frómeta, Cruz María: La escuela como institución cultural. En Didácticas de las Humanidades. Editorial Pueblo y Educación, Ciudad de La Habana, 2006.

 Morriña Rodríguez, O y M. E. Jubrías. Ver y comprender las artes plásticas. Editorial gente nueva, 1982.

 Morriñas, O. (1989). Fundamentos de la forma. Ed. Pueblo y educación. La Habana. Cuba.

 Morriña Rodríguez, Oscar. La aventura de las líneas… Cómo ver un dibujo. Editorial Pueblo y Educación. Ciudad Habana, 1977.

 Pupo, N. (2008) Vamos a disfrutar el arte. Ed. Pueblo y Educación. Ciudad de la Habana. Cuba.

 Tatarkiewicz, Władysław (2002), Historia de seis ideas, Madrid: Tecnos.

  

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Yadián Hernández Ojeda. Matanzas 1985. Bachiller en Humanidades, especialidad Instructor de Artes Plásticas. Licenciado en Educación Instructor de Arte. Máster en Música, Educación y Sociedad. Profesor de Educación Artística y de Artes Visuales de la Facultad de Ciencias Pedagógicas de la UNAH Fructuoso Rodríguez Pérez en Mayabeque. Coordinador del Proyecto I+D+i ARTE-Comunidad (Para el desarrollo de la Educación de la visualidad del adulto mayor) 2018-2020. Es miembro del Colectivo de autores que labora en la edición y creación de Programas de estudio, libros de textos, cuadernos de trabajo, orientaciones metodológicas, folletos y catálogos en el área de la Educación Plástica durante el 3cer Perfeccionamiento del Sistema educacional cubano. MINED / ICCP. (Período 2016-2020).

Con más de 15 años de experiencia en su profesión de promotor cultural, educador artístico y artista, ha participado en exposiciones y eventos nacionales e internacionales ligados a la Educación, las Artes Visuales y el Arte Contemporáneo. Entre ellos: Evento de Art.-postal Internacional “GenerAction” (2 al 29 Octubre de 2010  14 enero al 5 febrero de 2017). Galería de Artes Visuales de la Universidad del Melo y Museo MA*GA. Gallarate, Italia. (Exposición Transitoria). Evento Internacional INviso Padiglione Tibet (Proyecto de Mail-Art) (29 abril - 13 Mayo 2012) Associazione SalViana, frazione Saliana. Italia. Exposición internacional TERRA-MATERIAPRIMA (2 Diciembre 2016 - 27 Enero 2017). Galería de Artes Visuales Itinerante de la Universidad del Melo, Gallarate, Italia. Pedagogía 2017. Encuentro Internacional por la Unidad de los Educadores, (La Habana, Enero de 2017). VI Taller Internacional “La enseñanza de las disciplinas humanísticas”. (Varadero, Julio de 2017). XVIII y XIX Jornada nacional de Performance e Intervenciones PUENTE SUR. Proyecto ARTE-Comunidad. Performances: RED O ATRAPADOS POR EL TIEMPO. (1 marzo de 2018. San José de las Lajas. Mayabeque. Cuba.) Cohesión Intemporal (14 marzo de 2019. San J. Mayabeque. Cuba.)

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