Inversión Sustentable… Inversión de Impacto!
Por: Jordi A. Correa de Alberti
Nuevamente retomando las columnas, gracias por el espacio GCE Editorial.
“Impact Investment” es un término que ha cobrado mucha fuerza en los últimos años y se ha globalizado por su carácter integral hacia los inversionistas que buscan rentabilidad pero a la vez fomento para obtener beneficios en programas de impacto social y ambiental, es decir, un vínculo congruente que va más allá de limitarse a hacer negocio mediante el uso creativo del capital que apoye en el desarrollo sustentable con un enfoque escalable haciendo frente a los problemas sociales. Es claro que los inversionistas tienen una marcada influencia en temas sociales, económicos y de medio ambiente; sin embargo, muchos de ellos continúan ejecutando en el marco de fundamentos meramente de mercado dejando de lado estos beneficios de impacto social sin realizar intencionalmente este tipo de inversiones. Es crucial distinguir que si bien toda inversión busca el crecimiento del negocio y la expansión económica (por lo tanto, toda inversión es de por sí “impactante”), no todas las inversiones buscan deliberadamente crear un impacto social o ambiental positivo desde un inicio, lo que diferencia la manera tradicional de invertir con la Inversión de Impacto. Hay un tema central que sustenta el potencial de la Inversión de impacto: la creación de valor económico y valor social no son necesariamente excluyentes entre sí.
La competitividad en el futuro dependerá de la creatividad en el uso de los recursos económicos para la sustentabilidad social y ambiental, así como en el uso de la tecnología para atacar estos temas. Esto no quiere decir que los inversionistas no busquen rendimientos monetarios, en efecto, la Inversión de Impacto desarrolla modelos de ingresos rentables con objetivos sociales además de rendimientos financieros. Sin embargo, el potencial que existe en las Finanzas Sociales es enorme ya que puede conducir a un cambio real en la manera en que vemos las inversiones en sí.
Dado que esta nueva manera de invertir es relativamente nueva y diversa, no hay una manera estandarizada de medir que tan grande es, no obstante, en países desarrollados ha tenido un gran auge en la innovación de segmentos específicos de las industrias y se está extrapolando a economías de países emergentes rápida e incesantemente. Si las piezas claves crean la infraestructura necesaria, es muy posible que en los próximos 5 a 10 años la Inversión de Impacto sea un suplemento a la filantropía, que muchas veces es confundida con este tipo de inversión.
A medida que las geografías y sectores converjan para crear una industria global que sea impulsada por fuerzas similares con retos comunes, este tipo de inversión marcará la pauta para que la riqueza se distribuya de manera más equitativa y que la mayoría de los problemas sociales se puedan resolver a través de enfoques basados en el mercado dónde los inversionistas podrán apoyar a los gobiernos en este tipo de programas donde las cuestiones sociales presentan continuamente desafíos fiscales significativos de las economías emergentes cuando los presupuestos públicos están disminuyendo como resultado de la austeridad fiscal y la creciente deuda adquirida. El inversionista privado tendrá un papel potencial que desempeñar al momento de abordar desafíos en temas sociales y de medio ambiente, incluidos el desarrollo de las empresas, un impacto económico más amplio y el reajuste a grandes retos tales como el cambio climático, urbanización eficiente, tecnologías limpias, salud, micro-finanzas y creación sostenida de empleos, por nombrar algunas.
Los inversionistas de impacto buscan ir más allá de “inversiones socialmente responsables” que se centran principalmente en evitar inversiones en empresas nocivas (tabacaleras, compañías con altos niveles en emisión de contaminantes, etc.) o fomentar mejores prácticas empresariales relacionadas con el medio ambiente, desarrollo social y gobierno corporativo. En su lugar, buscan activamente colocar capital en empresas o fondos que aporten soluciones tangibles mediante la emisión de deuda, líneas de crédito para capital de trabajo, garantías de préstamos entre otras.
Resulta interesante que nos encontramos en un momento de transición crucial en cuanto a la forma de invertir se refiere, en una evolución. Se está forjando una ventana de oportunidad para generar una ventaja competitiva de creación de valor a largo plazo. El cómo esta transición sea afrontada y que tan rápido sea adoptada en general, determinará la escala y el impacto real que esta nueva manera de invertir ofrece.
El crecimiento de la Inversión de Impacto ha sido significativo, aunque no exponencial. Ha sido un crecimiento lineal que requiere que cada vez más inversionistas se incorporen y para lograr esto es necesario construir desde las bases una infraestructura institucional a lo largo de toda la cadena de valor del sistema financiero que permita fusionar tanto a los inversionistas como a las instituciones que los regulan.
A medida que este sector madure, el compromiso de los inversionistas será colocar intencionalmente capital hacia Inversiones de Impacto que proporcionen las herramientas necesarias para aportar nuevas ideas y desarrollar una amplia gama de enfoques en cuestiones sociales y ambientales complejas. Inversionistas más diversificados que busquen un enfoque diferente.
Los retos son muchos, sobre todo para países en vías de desarrollo, resaltando la falta de una intermediación eficiente y métricas que permitan diferenciar las ventajas y desventajas entre el beneficio social y el financiero. Las funciones de intermediación son cruciales para promover proyectos, analizar y articular oportunidades de inversión, proveer soporte en la toma de decisiones y medir y monitorear los resultados de Invertir con Impacto.
¿Y tú, que tipo de inversionista quieres ser?