Investigadores detectan calentamiento de la alta atmósfera en el polo sur
Infografía: Pablo Euitz

Investigadores detectan calentamiento de la alta atmósfera en el polo sur

Según investigadores del Instituto Nacional del Agua y la Atmósfera de Nueva Zelandia (NIWA, por su sigla en inglés), es probable que la próxima semana pueda alcanzar su máximo nivel, un inusual fenómeno atmosférico, evento denominado “calentamiento estratosférico súbito” (SSW, Sudden Stratospheric Warming).

 Este fenómeno es más frecuente en el hemisferio norte, debido a la configuración geográfica, sin embargo, solo ha sido descrito una vez en la Antártica el año 2002.

 Esto ocurre cuando la temperatura de la estratósfera, desde los 30 kilómetros sobre el suelo polar, aumenta su temperatura (normalmente fría) debido a una intrusión de aire caliente desde capas inferiores, modificando el estable patrón de circulación polar, incluso desplazando y debilitando el vórtice polar.

 A consecuencia de estos cambios, el frío exterior se infiltra hacia niveles más bajos, lo que frecuentemente desencadena heladas y nevadas en tierra, tal como lo pronostican meteorólogos neozelandeses.

 El investigador de la Universidad de Santiago y miembro del Comité Nacional de Investigaciones Antárticas (CNIA), Dr. Raúl R. Cordero, acerca de este fenómeno, su aparición, desarrollo y sus consecuencias explicó que: “este fenómeno, se da cuando se debilita el vórtice polar, que está bordeado por lo que se llama corriente de chorro o Jet Stream que es, básicamente, un flujo de aire muy rápido que mantiene el aire frío confinado a los polos.

 Cuando este flujo rápido se debilita, el aire frío en parte alta de la atmósfera converge al polo, pierde altura y se comprime. Esta compresión hace que el aire estratosférico suba su temperatura”.

 El climatólogo de la Universidad de Santiago de Chile, afirma que este evento, “dura un par de semanas en la estratósfera, pero luego puede afectar también a la tropósfera. Lo que pasa en la estratósfera no nos impacta directamente, pero cuando se calienta mucho, produce anomalías en la tropósfera, en donde el aire frío del polo se puede escapar hacia latitudes medias.

 Éste efecto es muy típico en el hemisferio norte, en donde pasa más frecuentemente provocando grandes olas de frío en Norteamérica, Europa o Siberia”.

El investigador polar comenta que como este fenómeno se da alrededor de toda la Antártica, podría facilitar la fuga de masas de aire frío polar.

 “En el pasado las olas de frío relacionadas con este fenómeno han afectado Nueva Zelandia. Es por esas razones, que ellos mantienen un monitoreo constante de estos eventos. Sin embargo, no es descartable que este evento genere temperaturas más frías de lo normal este septiembre en todo el cono sur de Sudamérica”.

Según el científico de la Universidad de Santiago, “el calentamiento estratosférico está previsto para la próxima semana, pero la posibilidad de que alguna zona habitada experimente alguna ola de frío, se verá recién en septiembre”.

 ¿Por qué se da este fenómeno?

 “Las ondas planetarias, que se propagan en la atmósfera, pueden eventualmente afectar y desacelerar la corriente de chorro estratosférico, que es la que además mantiene al agujero de ozono confinado sobre la Antártica”, apunta Cordero.

 Las ondas planetarias pueden tener diverso origen. Por ejemplo, a veces estas se encuentran asociadas a grandes oscilaciones climáticas como la que dan origen al fenómeno de El Niño o La Niña. “Una onda planetaria lo suficientemente intensa es la que ha debilitado la corriente de chorro estratosférico, que a su vez debilita también los vientos en el vórtice polar, lo que trae como consecuencias esta cadena de eventos”.

 Por otra parte, “el agujero de ozono se abre en agosto y se cierra en noviembre. La intensidad y tamaño del agujero, se encuentran relacionadas con la temperatura de la estratósfera, es decir, si el agujero es muy intenso, es porque la temperatura de la estratósfera está muy fría o un invierno muy frío.

 Si existe un calentamiento repentino de la estratósfera, afectará el tamaño del agujero de ozono en septiembre”.

 Cordero enfatiza, además, que el agujero de ozono de menor tamaño del siglo sucedió el año 2002, porque ese año ocurrió uno de esos fenómenos de calentamiento estratosférico súbito.

 “Una de las consecuencias que podrían haber, es que como se va a desestabilizar la corriente de chorro, se termine desplazando el agujero de ozono y esto lo podríamos observar a partir de la próxima semana. Ahora, el agujero está intenso, pero relativamente pequeño sobre la Antártica occidental, incluida la península Antártica, no obstante, podría desplazarse hacia el cono sur, incluido Punta Arenas.

 Es algo que estaremos monitoreando. En el corto plazo, además de temperaturas inusualmente bajas, lo que podría suceder es que tengamos masas de aire estratosférico con bajo ozono sobre zonas habitadas”, añade Cordero.

 El proyecto científico alemán “SouthTRAC (Southern Hemisphere Upper Troposphere and Lower Stratosphere)”, conformado por 32 universidades y un consorcio de organizaciones de investigación, busca conocer la composición y fenómenos climáticos en el hemisferio sur del planeta, a través de la realización de dos expediciones aéreas en el avión laboratorio HALO, sigla en inglés para “Avión de Investigación de Alta Latitud y Largo Alcance”, que volará tanto en la zona austral de Sudamérica como en la península Antártica, operado por la Agencia Aeroespacial Alemana (DLR).

 Serán dos expediciones aéreas con un avión especialmente acondicionado con instrumentos científicos para realizar muestreos in situ de gases de efecto invernadero, además de estudiar la interacción de las ondas gravimétricas con la circulación atmosférica, la influencia de la biomasa quemada en tierra, el transporte de vapor de agua y mediciones específicas de la cantidad de ozono en la zona. La aeronave va a registrar la temperatura de esta porción poco estudiada de la atmósfera y también liberará sondas meteorológicas durante su recorrido. El avión HALO ya ha estudiado con éxito el Ártico y el Atlántico norte.

 Una de estas expediciones tendrá como base la ciudad de Punta Arenas, en Chile. Investigadores chilenos y argentinos colaborarán en la etapa de análisis de datos y complementarán los estudios con datos terrestres. Los vuelos del avión HALO incluyen la península Antártica, y paralelamente desde la base “Profesor Julio Escudero”, del Instituto Antártico Chileno, se realizarán lanzamientos de sondas de monitoreo de ozono y otras mediciones atmosféricas.

 

 

 

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