Jóvenes y lectores

Jóvenes y lectores

Dicen que les jóvenes no leen. Que son malos tiempos para recomendar libros frente al influjo y al poder de las pantallas. Pero no es cierto. Los jóvenes leen y escriben ahora más que nunca. Pasan horas enteras frente a sus móviles tecleando palabras sin excesivo cuidado por la ortografía, componiendo mensajes cortos que puedan colgar en sus muros y así recolectar “me gustas” que reafirman su autoestima, copiando y pegando textos o imágenes con frases que han encontrado por Internet y definen perfectamente su estado de ánimo. Así que no han abandonado la lectura y la escritura, para nada. El desafío, hoy, es que los jóvenes valoren el concepto de leer en todos los formatos, desde la lectura de una imagen a un hipertexto multimedia pasando por el libro, una revista, una canción o un video. El joven de hoy pertenece a una generación multimedia que utiliza los bienes culturales simultáneamente. Ahora bien, ¿conocemos nosotros a estos nuevos jóvenes y lectores?

Los consumos culturales de las adolescentes actuales, habitantes conscientes de un mundo cada vez más visual, inciden en la manera en la que construyen su identidad. Por tanto, las pantallas tienen mucho que ver en este proceso porque en la actualidad todos tienen teléfono móvil, ordenador portátil o Tablet, ya sea en propiedad o en uso en el centro educativo o en el hogar. No sorprende que en los hogares haya más pantallas que libros. Porque lo mismo sucede en la vida diaria. Esta es la era de la pantalla global. Pantalla en todo lugar y en todo momento; en las tiendas y en los aeropuertos, en los restaurantes y en los bares, en el metro, en los coches y en los aviones; pantallas de todos los tamaños, planas, completas, minipantallas móviles; pantallas para cada cual, pantallas con cada cual; pantallas para hacerlo y verlo todo. Nada escapa ya a la pantalla. Nunca hemos tenido tantas pantallas. No solo para ver el mundo, sino para vivir nuestra vida. (Lipovetsky, 20091).

Además los jóvenes suelen utilizar esos medios simultáneamente. Son una generación acostumbrada a las comunicaciones instantáneas, hipervinculadas y fragmentarias a la vez. Por ejemplo ven la televisión mientras contestan un mensaje del móvil o terminan de escribir a través de su Tablet.

 Lo que no es cierto es que esos dispositivos los aíslen porque el uso principal que hacen de ellos es un uso comunicativo. Los utilizan para leer y escribir continuamente, estar conectados, compartir opiniones y complementar sus experiencias, ya sea después de leer un libro, ver una película o participar en algún evento. Incluso les acercan, más que nunca, a figuras – youtubers, booktubers, músicos, etc- a los que no podrían acceder de otro modo. Valoran la seguridad que les proporciona estar conectados, la comunicación y el no sentirse solos.

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