Jorge Neri Bonilla habla de "La música es un camino de rescate para la integración- José Antonio Abreu"
Todo espacio se queda pequeño para resumir quién es José Antonio Abreu y qué ha hecho en sus 75 años de vida este venezolano con una trayectoria profesional imparable y loable. Siempre comprometido con la causa de los más desfavorecidos, ha logrado que la música se convierta en el instrumento de canalización hacia metas comunes de sensibilidades ideológicas y sociales divergentes.
Se siente privilegiado por ser considerado unánimemente un pionero en este camino de esperanza?
El rescate de jóvenes y niños, así como la transformación de sus vidas a través de la música, es un compromiso en el que se profundiza cada día con el crecimiento constante del Sistema de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela. Cada año, más niños y jóvenes venezolanos tienen la oportunidad de acceder a la música como el arte que enaltece el espíritu y que les permite superarse. Además,El Sistema está siendo replicado en aproximadamente 35 países del mundo. Entonces, más que sentir ese privilegio que usted menciona, vivo el hondo compromiso con los jóvenes y niños de mi país y también siento el mismo compromiso frente a más de dos millones de niños que están viviendo la experiencia de la música a través de la filosofía de El Sistema.
¿Es la música un fin en sí misma o también puede utilizarse como medio para lograr objetivos más elevados?
Hasta 1975, en Venezuela la música había sido considerada exclusivamente un fin. La música es arte y es belleza, pero era apreciada de manera desarticulada y separada de la conducta humana y de la experiencia social. Estudiar música en mi país era un privilegio de pocos, no todos los niños y jóvenes con talento podían acceder a los estudios musicales, bien porque sus familias tenían pocos recursos económicos, o bien porque los conservatorios estaban ubicados en la capital, y las demás regiones tenían pocas escuelas de música. El Sistemajustamente nace para llevar a cada rincón del país y a todos los niños venezolanos, sin distingo de ningún tipo, el mensaje y la vivencia de que la música permite vivir la belleza del ser en todas sus dimensiones, y convertir la experiencia colectiva en la sublime elevación espiritual del ser humano.
Además de músico, su inabarcable currículo señala que ha desempeñado su labor en campos tan variados como el de la política, el activismo social y la educación. ¿Pueden ser complementarios o es mejor no mezclarlos para que todos vayan por buen camino?
El ser humano es indivisible en su experiencia y conocimientos. El Sistema conduce a los niños desde muy tempranas edades a experimentar la integralidad de su ser y de sus facultades. Siendo así, lo que me ha construido como individuo es lo que suma y potencia el logro y alcance de las metas propuestas, de convertir la música en un derecho para todos, de hacerla un camino de rescate y de oportunidades. Ser educador, por ejemplo, me ha permitido diseñar y saber cómo debe ser llevada la educación de los futuros músicos desde una óptica completamente distinta a la que lideraba la educación y otros ámbitos del quehacer colectivo a mediados de la década de 1970.
Como activista social he podido comprender lo medular del aspecto social en la actividad individual y colectiva de una comunidad, de una sociedad y de un país. Así, cada una de las facetas profesionales, sociales y humanas me llevan a creer fehacientemente en que un individuo integral es aquel que puede colocar sus capacidades y aptitudes al servicio de la sociedad y la humanidad. Y en El Sistema nos empeñamos y nos dedicamos a formar individuos integrales para la sociedad.
¿Qué cambios culturales ha impulsado ‘El Sistema’?
enezuela ha evolucionado en todos los sentidos. Antes de la década de 1970 el país estaba sumido en la visión individual de la cultura, las artes y en general esto ocurría en todas las áreas y sectores del quehacer de nuestra nación. El Sistema rescató, desde sus inicios, la visión del individuo en colectivo, del ser que expresa la belleza a través de la práctica musical en sociedad.
Comenzamos a mirarnos como miembros de una orquesta, porque la sociedad funciona como una orquesta, donde nadie importa más que el otro, donde el sonido de uno en el atril tiene que armonizar con el sonido del otro y el de toda la orquesta, donde el resultado es común y no aislado ni individual, pero sí es el fruto de la sumatoria de las capacidades expuestas a su máxima expresión, a través del enaltecimiento del ser que es resultado indefectible en la práctica del arte. Hoy en día, lo social y lo colectivo son imperativos en el progreso del país. La economía mira a lo social como su rector, igual la tecnología, la educación y sin duda la cultura. Venezuela ha cambiado para ver en el ser humano el más alto de sus recursos, el más valioso, y más cuando actúa en sociedad, en una práctica que invita a ser cada vez mejores ciudadanos.
Todo comenzó en 1975 con la creación de ‘El Sistema’, ¿Qué beneficios ha traído esta visionaria iniciativa para miles y miles de niños venezolanos?
La música y su práctica colectiva a muy temprana edad, incluso antes del nacimiento de un bebé, le brinda la oportunidad al niño de ir formándose en una escala de valores espirituales y humanos de muy alta trascendencia, como por ejemplo, el esfuerzo compensado; porque desde el mismo momento en que el niño toma el instrumento abandona la creencia del “no puedo” para evidenciarse premiado con el aplauso y el reconocimiento de familiares, amigos y la comunidad; la constancia: la autovaloración y la autoestima, el trabajo en equipo y la solidaridad.
En la Orquesta y los Coros se pulen esos valores, actitudes y conductas positivas, fortaleciéndolos diariamente con el sano mérito y la fe en el “sí puedo; nada es imposible”. Allí mismo nacen individuos que se suman al colectivo, buenos ciudadanos para la sociedad y el mundo, espíritus ricos en belleza, seres defensores de la unión, ejemplos dignos para el país y para el mundo.