José Domingo, adelante.
Hoy mientras se desarrollaba la audiencia de prisión preventiva de la señora Keiko Sofía Fujimori Higushi, llegaron a mi mente ciertos recuerdos:
- Hace unas semanas, mientras caminaba con los audífonos puestos, la música a todo volumen y la mente algo lejos de aquí, pude ver un puesto de venta de salchipapas y derivados, uno más del mercado, lo sé, sólo que este llamó poderosamente mi atención porque al costado del carrito de ventas había una mesita con una pequeña lámpara encendida, y a su lado un niño de aproximadamente 8 años escribiendo en un cuaderno y ahí mismo, al costadito, un coche con otro niño, más pequeño, que era mecido por el pie derecho de su hermano, que continuaba concentrado en la tarea. La señora se encontraba preparando una ración, al pasar y quedar observándola me miro con una sonrisa, denotaba algo de cansancio pero continuaba atenta a su labor, quizá con la intención de captar un nuevo cliente, pude ver como con gran amabilidad le entregó el productor al comensal, y como, con el rabito del ojo, observaba a sus pequeños; eran aproximadamente las 8 de la noche.
- Días atrás, en otra ciudad, mientras me encontraba cenando, un mozo venezolano se acercó a preguntarme si conocía de algún trabajo por la zona, le dije que no era de allí y no podía ayudarlo, sin embargo, volvió a consultarme si donde vivía, Trujillo, sabia de alguno, le comenté que por el centro habían ofertas de trabajo y muchos de sus compatriotas habían encontrado una oportunidad de laborar, me agradeció la respuesta y expresó su fastidio sobre su actual centro de labores, “gano 6 soles al día y estoy desde que amanece hasta que anochece, no es justo”, eran las 7 de la noche.
- Años atrás, en un viaje familiar a una ciudad de la selva, en una zona turística de mucho calor y después de estacionarnos, al caminar unos metros, fuimos abordados por un grupo de niños y niñas de la zona ofreciendo “jugo de cocona helado para el calor, a sol”, habrán sido 3 o 4 pequeños, de 7 a 9 años, con una energía y buena vibra increíble, llena de generosidad e inocencia, quizá ellos no sabían que estaban trabajando, que esas carreritas por llegar primero a los visitantes configuraba como un trabajo, estoy seguro que solo buscaban terminar con la dotación de botellas que sus madres, de madrugada, habían preparado para la venta, eran aprox 10 de la mañana. Recuerdo también que al regreso, en plena carretera y en algunas paradas habían puestos de ventas de flores naturales pintadas por artesanos de la zona, señores de la tercera edad “abuelitos”, que se dedicaban a comercializarlas, era de noche y algo de frío se sentía, pero eso no evitaba que su atención fuera muy cordial y gentil.
- En un taxi, el chofer escuchaba Exitosa, estaban hablando sobre el arresto de la señora Keiko Sofia Fujimori Higushi y la fuga del señor César Hinostroza, al terminar el comentario del conductor de la emisora, el señor taxista, algo contrariado y con semblante de cansancio, expresó “estoy harto de todos esos políticos corruptos y ladrones, todos son iguales, se protegen entre ellos y se hacen millonarios con nuestra plata, uno trabajando como huevón para dar para la comida, para la universidad de mi hija, trasnochando, sudándola y ellos riéndose de nosotros; perdone joven pero ya estoy harto de escuchar siempre lo mismo”, eran las 11 de la mañana.
Vuelvo a la actualidad, hoy mientras el fiscal José Domingo Pérez respondía a las interrogantes que el Juez Concepción Carhuancho le había planteado, y exponía sus argumentos, la mirada penetrante de la señora Keiko Sofía Fujimori Higushi, lo fulminaba, lo maldecía, no le creía, lo odiaba a él y toda su generación, probablemente no podrán ser mejores amigos y participar en un intercambio de regalos por navidad. El fiscal José Domingo Pérez, expresaba seguridad, aplomo, convicción, algo que personalmente me parece muy admirable en una persona, quizá me equivoque pero él se estaba enfrentando a un promedio de 8 abogados y lucia tranquilo, pese a que no tenía mucha compañía a su costado, que la puerta de su casa habría intentado ser forzada y que la mujer más poderosa del país era su peor enemiga.
Todo esto me hizo volver a voltear la mirada en la señora Keiko Sofia Fujimori Higushi, madre de dos niñas, hija de un Ex Presidente de La República, administradora de profesión, esposa de un gringo y para algunos la popular “señora K”. Algunas interrogantes: ¿Eres culpable de todos los delitos que te acusan o eres una víctima de los grupos de poder?, ¿tus cocteles eran truchos?, ¿por qué crees que tanta gente te odia?, ¿eres la señora K?, ¿trabajaste alguna vez en tu vida?, ¿te esforzaste por conseguir una meta?, ¿cuál es tu mayor logro personal?, ¿por qué quieres ser presidente?, ¿en serio crees que Becerril es alguien digno de ser congresista de La República?, ¿fuiste tú quien ideo la estrategia para destruir a tu hermano Kenyi?
Estoy seguro que cada quien tiene sus respuestas a esas interrogantes, con recepción de información sesgada, intervención de los medios de comunicación, conocimiento de causa o mera intuición; esperaré ansiosamente el día en que ella misma nos diga la verdad, no más “Kaori ven”, no desapariciones por semanas o meses, eres la cabeza de la autodenominada “fuerza número uno del Perú”, del partido naranja, del partido de Becerril, Salaverry, Letona, Salgado, Bartra y mucho más iluminados de nuestro país.
Ahora bien, porque entonces hice un recordatorio de vivencias personales, si quería hablar de la señora Keiko Sofía Fujimori Higushi, a quien no odio, ni me provoca ningún sentimiento, la respuesta es bien simple, porque el Perú que ella intentó gobernar en dos ocasiones y que le dijo NO, está lleno de esa gente, de personas trabajadoras, gente bien chamba, que se esfuerza día a día, que no duerme sus horas completas, que sacrifica momentos y personas, que se esforzó para lograr su título profesional, un ascenso, o iniciar y sacar adelante su negocio, que lucha para crecer por su familia, de extranjeros que han venido buscando un futuro mejor y que ahora sudan la gota gorda y no les importa realizar oficios diferentes a su profesión, gente que ha tenido que dormir en el suelo o soportar malos tratos, ¿podrías, por un día, realizar lo que ellos hacen?, o bueno si no eres de ejercer un oficio, no hay problema, ¿Cuántos proyectos de ley útiles gestionaste durante tu labor de congresista?, ¿cuántos se aprobaron?, tu partido ¿cuántas leyes impulsaron y aprobaron?. Si cumples esos roles y tu gestión es positiva, tendrás mi voto en unas próximas elecciones, claro, si te presentas, no conozco mucho de leyes, no sé si alguien privado de su libertad puede hacerlo, suponiendo el peor de los escenarios, bueno, eso habría que consultar a tu abogada y con nuestro buen amigo Carhuancho.
Me extendí bastante para un post, el tema es apasionante, pero como reflexión final, crítica e invocación a la conciencia, solo quiero pedir: no fomentemos el odio, exijamos justicia, el lema de “la justicia tarda pero llega”, poco a poco está tomando protagonismo, hay rayos de luz y esperanza en el sistema de judicial peruano, Carhuancho y Pérez, con sus errores y excesos, forman parte de una nueva generación de servidores del estado que están devolviendo la confianza al pueblo, hay mucho pan por rebanar, esperamos también la visita de nuestros Ex Presidentes. Toledo, ¿ya vuelves?, deja de pasearte por todo EEUU y acabarte las botellas de whisky y ven cuéntanos tu verdad, y AG, ¿para cuándo el más tigre de todos los tigres del zoológico?; esperamos muchos años para vivir lo que hoy nos toca afrontar, sigamos atentos al proceso de reforma, no bajemos la guardia, que no nos hagan los tontos, la verdad ante todo y todos.
Por eso, cambio el título inicial, no solo “José Domingo, adelante”, que sea “Un Perú unido, adelante”.
Y algo chiquito y final, cuando veas a un Fujimorista, pregúntale ¿por qué crees en Keiko?, ¿qué hizo ella para tener tu confianza?
Si te responde que su padre acabó con el terrorismo y llegó a donde nadie más había ido, dile, genial eso, pero y ella, ¿qué hizo ella?, ¿cuáles son sus méritos?, no creo que solo sea apellidarse Fujimori., ¿por qué debería creer en ella?...