JOSÉ MIGUEL, SOÑÓ CON UN PERÚ MEJOR

Conocí a José Miguel Morales Dasso cuando ejerció la presidencia de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE), tuve la oportunidad de colaborar con la labor gremial que desarrolló desde el área de comunicaciones y, posteriormente, cuando fundó Empresarios por la Educación (ExE), una organización sin fines de lucro que tiene por misión colaborar con la mejora de la calidad educativa que se brinda en las instituciones educativas del estado.

En más de una ocasión, José Miguel señaló que el Perú es un gran país, con gran potencial, lo que faltaba es que todos los peruanos lo descubramos y eso sólo será posible si contamos con una educación de calidad. El día que ello suceda, despegamos, dejamos de ponernos zancadillas y avanzaremos. Lo recordaré con su gran sonrisa, afable, conversador, motivando a seguir con el cometido.

José Miguel sabía que la minería era la principal herramienta para alcanzar el desarrollo, su lectura era la del servicio al prójimo, hacemos minería porque genera recursos que bien empleados hará posible que la inmensa mayoría de ciudadanos vean sus expectativas satisfechas. No tuvo una visión egoísta del tránsito que representa la vida, todos tenemos una misión que cumplir y esa es la del servicio, la de la colaboración para construir una sociedad mejor.

Lamentablemente, subsisten pensamientos que promueven el conflicto o la confrontación, como si en la exclusión se lograsen mayores avances, cuando la realidad indica que es por medio de la colaboración que se han edificado las grandes naciones.

José Miguel, por su relación con el sector minero y su profesión de abogado conoció el Perú, las costumbres de su gente, su diversidad cultural; y, también, las malas artes de algunos con quienes se debe mantener prudente distancia.

En 2003, José Miguel asumió la presidencia de la SNMPE, por entonces, el proyecto minero Tambogrande en la localidad del mismo nombre en Piura tuvo que enfrentar una campaña de medios que terminó por frustrarlo, se le dijo a la opinión pública que si se concretaba dicho proyecto nos quedaríamos sin ceviche porque esa zona es conocida por su producción de limones, tampoco se produciría mangos. Los promotores de la campaña afirmaban que lo hacían en defensa del ambiente. ¡Nada más falso!

En la actualidad, en dicha zona la minería ilegal extrae oro empleando mercurio sin acatar ninguna de las disposiciones ambientales, tampoco se aporta al desarrollo local y se ha convertido en tierra de nadie donde las autoridades suelen ser amenazadas para que no mencionen nada de lo ven. La campaña en contra de la minería legal se basó en una mentira o, si le concedemos el beneficio de la duda, en el desconocimiento de quienes promovieron esos mensajes. Asimismo, de la población de Tambogrande que fue sorprendida o que no disponía de los elementos de juicio suficiente para saber qué era lo que más les convenía.

Si dichos pobladores hubiesen contado con una educación de calidad, por sí mismos se habrían percatado que la mejor opción era el aprovechamiento del metal contenido en el subsuelo. En el Perú, todavía subsisten muchos Tambogrande, esos que postergan hacer realidad el sueño de José Miguel. No sabemos cuánto tardaremos, pero ten la seguridad que quienes seguimos creyendo y apostando por el Perú, seguiremos esforzándonos para hacerlo posible.

¡Hasta pronto José Miguel!

Gracias por leerme, favor compartir siempre que se respete la autoría.