Juegas para no perder en vez de jugar para ganar
Debo admitirlo.
Hace años atrás yo me dedicaba a estar a jugar para no perder.
¿A qué me refiero con esto?
Sólo trabajaba de 8 a 5 en mi empleo. Tenía sólo mi salario fijo.
Me quejaba de que ganaba poco pero no hacía nada para generar más dinero.
Llegaba a mi casa para sentarme a ver televisión.
No buscaba otras oportunidades de empleo porque prefería mantenerme en la zona cómoda y evitar el riesgo de conseguir un empleo que al final resultara menos estable que el actual.
Hacía todo para mantenerme “seguro”. No arriesgaba nada.
Hasta que en diciembre de 2010 fui diagnosticado con cáncer testicular.
Ese evento me cambió la forma de ver las cosas en la vida.
Básicamente porque el pensamiento de que podía morir repentinamente me estremeció para hacerme llegar a la conclusión de que debía hacer cosas que bajo otras circunstancias jamás hubiera hecho.
Decidí empezar a tomar riesgos calculados.
Invertir dinero en mi capacitación. En mentores.
Decidí aprender a comunicarme. A dejar de ser tan callado.
Inicié mi propio negocio. En una red de mercadeo. Le di con todo por 3 años seguidos y fracasé miserablemente.
Pero aprendí. Gané indirectamente de otras formas. Seguí adelante.
Intenté otras cosas. Arriesgué más.
Estaba convencido que podía crear un impacto positivo en otras personas pero estaba claro de que no lo podría lograr estando siempre sentado solo en una esquina aislado del resto de las personas.
Viendo siempre los toros desde la barrera.
No podía seguir jugando para no perder.
Era momento de voltear la tortilla y empezar a jugar para GANAR.
Y quizá tú quieres empezar a crear ese cambio que deseas para ti.
Empezar a conseguir oportunidades para vender lo que mejor sabes hacer para tu mercado.
Conseguir más clientes, cerrar más ventas, crecer en el mundo corporativo, etc.
Por eso te lo repito una vez más.
El cambio que tanto deseas NO lo vas conseguir si sigues jugando para NO perder.
Bien. Con esto cierro este consejo para ti.
Otra cosa.
Si quieres más pensamiento profundo como éste, entonces en la Madriguera del Conejo Digital es donde deberías entrar
-Luis Peluffo