Juez brasileño desbarata la gran operación Lava Jato

Juez brasileño desbarata la gran operación Lava Jato

El caso que remeció a los gobiernos y a las grandes empresas en Latinoamérica ha comenzado a ser desmantelado con una serie de sentencias que están mellando su legalidad y confinando al ostracismo la idea de justicia en el continente.

David Jesús Flores Heredia

El sueño de un caso importante que acabe con los escándalos de corrupción en todo Latinoamérica fue materializado –en el imaginario– por la gran Operación Lava Jato, que inició en 2014, cuando la policía federal de Brasil descubrió una operación de blanqueo de dinero en un autolavado de su capital Brasilia.

Al respecto, los federales brasileños observaron que el ilícito no era una simple acción delictiva corriente y comenzaron una serie de investigaciones que detonaron con las revelaciones de que algunas de las mayores empresas de Brasil –incluidos el gigante de la carne de vacuno JBS, la petrolera estatal Petrobras y Odebrecht– estaban sobornando a altos funcionarios en América Latina y África, y obteniendo lucrativos contratos gubernamentales.

En tal sentido, la operación corrupta ascendía a aproximadamente los tres mil millones de dólares en sobornos –muchos que eran blanqueados en operaciones como las del auto lavado–; ante la magnitud y contundencia de las pruebas, el entonces expresidente de Brasil, Ignacio Lula da Silva, fue condenado a 12 años de prisión por aceptar renovaciones de viviendas de empresas de construcción a cambio de favores.

Asimismo, diversos políticos, burócratas, directores y ejecutivos de empresas fueron condenados a prisión o enfrentaron procesos legales; además, la compañía Odebrecht fue desterrada de diversos territorios donde las vinculaciones provocaron el estallido social; sin embargo, lo que parecía el comienzo de una era de justicia, al año siguiente, comenzó a desmoronarse.

DESDE EL EPICENTRO

Con Lula encarcelado, las elecciones presidenciales de 2018 fueron ganadas por Jair Bolsonaro con amplia mayoría; pero, al año siguiente, el caso comenzaría a desbaratarse; la primera piedra fue la liberación de da Silva en 2019 –tras cumplir 19 meses de prisión–, cuando el Supremo Tribunal Federal de Brasil dictaminó que había sido “encarcelado prematuramente”.

Asimismo, la familia de Bolsonaro comenzó a ser vinculada al caso y, casi dos años después, el mismo tribunal anuló las diversas condenas que pesaban sobre Lula, al considerar que Sergio Moro, el juez federal que supervisó la Operación Lava Jato, había sido parcial y había incurrido en una serie de faltas que fueron mostradas por el sitio de noticias, The Intercept Brasil –que grabaron a Moro.

Al respecto, el medio mostró cómo Moro encarcelaba sospechosos para forzarlos a aceptar acuerdos de culpabilidad y ordenaba escuchas telefónicas ilegales de los acusados y de sus abogados, lo mismo que replicaron sus fiscales a cargo; por ello, las revelaciones tambalearon la legitimidad de la Operación Lava Jato.

“Obviamente fueron mucho más allá de lo permitido porque contaminaron toda la investigación”, declaró Leandro Demori, ex editor ejecutivo de The Intercept Brasil; en tal sentido, con estas pruebas, en 2023, el Supremo Tribunal dictaminó que otros casos, además del de Lula, “se habían visto empañados por la conducta ilegal de investigadores, fiscales y jueces”.

Cabe destacar que esta ha sido la punta de lanza con la que José Antonio Dias Toffoli, juez del Supremo Tribunal Federal de Brasil, comenzó a desbaratar lo conseguido por la operación Lava Jato con muestras claras, como la anulación de las evidencias del acuerdo de culpabilidad de la empresa Odebrecht –sucedido el mismo 2023–, a pedido de los abogados que representaban a sus antiguos ejecutivos. 

Además, Toffoli también suspendió una multa de dos mil 500 millones de dólares contra la empresa e intentó desestimar todas las sentencias penales de su ex presidente ejecutivo, Marcelo Odebrecht –aunque no lo logró–; en concordancia, el impacto de estas medidas judiciales ha generado un efecto dominó respecto a las sentencias de políticos y ejecutivos en toda América Latina y logrando anular, aproximadamente, 115 condenas en Brasil –según los grupos anticorrupción.  

LULA Y TOFFOLI

Para los expertos, el protagonismo de las acciones judiciales de Toffoli se replicarán en países como Panamá, Ecuador, Perú y Argentina para deshacer las condenas de alto perfil, como la del expresidente de Perú, Alejandro Toledo, quien fue condenado a 20 años de prisión por aceptar sobornos de ejecutivos de Odebrecht.

No obstante, en nuestro país, los tentáculos de la operación Lava Jato quedaron truncos al no proseguir las investigaciones contra el ex director de Petróleos Mexicanos Emilio Lozoya, señalado directamente en la causa en Brasil o en lo concerniente a la presa que construyó la empresa brasileña en Michoacán con la anuencia de Cuauhtémoc Cárdenas y Leonel Godoy; todo ello, a pesar de que la compañía admitió haber pagado sobornos por 10.5 millones de dólares entre 2010 y 2014 en México.

Cabe destacar que la empresa Odebrecht continúa operando con el nombre de Novonor y que Toffoli, antes de incorporarse al Supremo Tribunal, trabajó como abogado del partido político de Lula y, luego, se desempeñó como su asesor presidencial; siendo, después, propuesto para el más alto tribunal del país por el mismo da Silva.

Asimismo, Toffoli estuvo vinculado a la investigación –que ahora está desmantelando- a pesar de que, en 2019, el propio Marcelo Odebrecht lo mencionó como parte importante en el esquema de corrupción de la compañía al ser interrogado por la policía brasileña; también es importante mencionar que –este año– el juez ha abierto una investigación penal contra Transparencia Internacional –después de que el organismo criticara sus medidas con las que viene revocando las sentencias del caso Lava Jato.

Al respecto, Bruno Brandão, director de Transparencia Internacional para Brasil, declaró que “las sentencias de Toffoli han abierto las compuertas a la impunidad”; y Rafael Mafei, profesor de derecho de la Universidad de São Paulo, afirmó: “Desde el punto de vista de los resultados, Lava Jato fue un completo fracaso”.

 

 


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