JUGANDO A SER COACH...“La opinión de los demás me importa poco, si el problema es mío”
El resultado de un programa de Coaching es llevar a las personas a su siguiente nivel, lo cual es más complejo de lo que el entendimiento humano asume como válido, y peor aún es más complejo que “sugerir” cerrar círculos, voltear la página, romper cadenas o cualquiera de esas expresiones que se publican en las redes sociales y que se asume funcionan porque son “un fin por sí mismas”.
Hablar de la práctica del Coaching hoy, es un tema que por ser tan relevante ya es irrelevante, hace algún tiempo era un privilegio conocer a un Coach,…hoy todos tenemos a un amigo que se dice Coach y hasta un familiar que presume de serlo, y que es muy fácil identificarlo porque cada vez opina sobre lo que demás hacen o deben hacer, y cuya intervención en los diálogos o en las conversaciones inicia con un “deberías”…
A diferencia de los psicólogos, que estudian para poder opinar con fundamento y conocimientos validados a lo largo de la historia (no por eso todos son buenos), los Coach se hacen en la práctica y todo depende de con quién practiquen, de hecho las certificaciones de Coaching normalmente se las dan a todo aquel que recibe el programa y que por supuesto lo paga. O, acaso ¿ alguien pierde este tipo de certificaciones ?... en fin, mi objetivo no es cuestionar y mucho menos descalificar a nadie, porque entonces lo haría conmigo también.
“Simplemente quiero transmitir mi reflexión… ...no todo el que mira un partido de fútbol y lo comenta puede ser considerado un Coach de fútbol y mucho menos si nunca ha estado dentro de la cancha”
A lo largo de la vida, todos recibimos muchos consejos, opiniones o recomendaciones sobre lo que debemos hacer, es común que los demás opinen sobre nuestros problemas o sobre nuestros conflictos existenciales que en la mayoría de los casos no son problemas, simplemente son las típicas confusiones por las que todos debemos atravesar y que surgen en nuestra mente, como consecuencia de una emoción mal interpretada o interpretada a nuestra conveniencia.
Sea cual sea la perspectiva desde la que los demás analicen nuestros problemas o nuestros conflictos existenciales, el resultado será equivocado, no importa la experiencia que ellos hayan tenido sobre el problema o el conflicto objeto de análisis, por mucha sabiduría o experiencia que ostenten tener el consejo, la opinión o la recomendación que nos hagan estará de más.
“La opinión de los demás me importa poco, si el problema es mío”
La razón es simple, “el problema o el conflicto no es de ellos” y por lo tanto tratar de resolverlo es una simple ilusión, nunca podrán los demás entender lo que hay detrás de ese problema o conflicto, el cual sin duda está lleno de emociones y no de argumentos racionales, los cuales solamente explicamos para solapar y substituir emociones como temor, ansiedad o vergüenza.
Todos los problemas o conflictos existenciales que los seres humanos tenemos a lo largo de nuestra vida, están relacionados con “ausencia de algo o de alguien”, lo cual lo hace complejo al momento de explicarlo a los demás, porque nuestro relato estará lleno de datos ficticios, argumentos idealizados, justificaciones aprendidas o en el mejor de los casos la interpretación de los hechos responde a lo que queremos contar y no necesariamente a la realidad, que quizá ni existe o no existió, ni existirá. pero, no por ello el relato es falso, al contrario… ¿acaso sería un conflicto existencial si supiéramos la respuesta? ¿acaso sería un problema si supiéramos como resolverlo?
En el caso del problema la solución puede ser más fácil de encontrar, porque todo problema tiene una o múltiples causas y por consiguiente tiene uno o muchos efectos. Bajo esta premisa si seguimos la lógica secuencial de las causas y los efectos podemos encontrar la solución o las posibles soluciones, pero en el caso de los conflictos existenciales, “se trata de dudas o inquietudes que el ser humano tiene por la simple acción de vivir” y que se encuentran relacionados con un sin fin de variables que dentro de su entorno han existido, existen o podrán existir, como supuestos o escenarios en donde la interrelación con otros es inevitable, y que para terminar de complicarlos existen en consecuencia de la particular forma de ser de cada persona y de las conductas aprendidas a lo largo de su existencia.
"Es muy fácil opinar cuando el problema no es nuestro… cuando el problema es de otro hasta cruzamos la pierna para escucharlo y aconsejarlo…" (Haroldo Herrera)
Si relacionamos la forma de ser de la persona con; su entorno, las influencias de los diferentes grupos a los que pertenece, las fortalezas o debilidades de sus emociones, los conocimientos y las experiencias que ha tenido sobre asuntos similares, sus objetivos o propósitos personales y colectivos, así como sus responsabilidades y obligaciones de acuerdo a la edad, profesión, actividad productiva, rol familiar y social, creencias, potencial, talento, nivel socio-económico y cultural, estado de salud física y cualquier otra característica que lo identifique como un ser único en este mundo… vale la pena preguntarse ¿por qué los demás opinan sobre nuestros problemas o conflictos existenciales?, Y… ¿por qué asumen que pueden resolverlos?
La función principal de un Coach es precisamente esa… confrontar al ser humano con SU realidad, para que descubra su potencial y su talento, para que se convenza de que aquello que le preocupa es respetable y que solamente él/ella puede resolverlo, después de comprenderlo, aceptarlo y determinar el nivel de importancia que el problema o el denominado conflicto existencial en “realidad” tiene… realidad que solamente él/ella conoce.
No puede auto-denominarse Coach, aquel que relaciona la experiencia de la persona con la de otros y mucho menos el que opina sobre la forma de pensar o el proceder del Coacheé (persona que recibe el Coaching), ni aquel que encuentra en la teoría todas las respuestas para los problemas o conflictos existenciales. Por eso es sin duda una labor compleja, porque se trata solamente de confrontar a través de preguntas... preguntas retóricas, de esas que no hay que esperar respuesta y que al obtenerla, solamente se debe observar semblantes, observar reacciones y formular la siguiente pregunta... para que la respuesta venga del Ser.
El Coach que marca vidas es aquel que "marca vidas"... es el que al confrontar... estimula, inspira y facilita el descubrimiento del Ser.