JUSTICIA Y DEMOCRACIA
Lo que separa la democracia de la tiranía no es, como muchos piensan, el voto. Lo más importante de la democracia es que los ciudadanos solo delegamos algunos poderes en el gobierno, mientras que nos reservamos el derecho a vivir en libertad. En la dictadura, es el gobierno quien se reserva todos los derechos, (sobre todo el de mandar), mientras solo nos delega la libertad de obedecer.
La constitución es el pacto por el cual hemos delegado algunos poderes en el gobierno. La Suprema Corte tiene por función asegurar que dicho pacto sea cumplido. La manifiesta pretensión del gobierno de consagrar la impunidad y de burlar la ley intentando modificar el funcionamiento de la justicia, es un ataque a la democracia muchísimo más grave y peligroso para la libertad que la sublevación carpintada.
El muro que nos defiende de la tiranía es la división de poderes. Avasallado el poder judicial dejaremos nuestra condición de ciudadanos y pasaremos a ser siervos de una oligarquía que como ya podemos apreciar, pretende la suma del poder público.
Resulta francamente indignante que profesionales del derecho, que saben perfectamente el daño irreparable a las instituciones que su actitud provoca, se puedan prestar a semejante atropello. Es hora que reciban el más intenso repudio de aquellos que todavía esperamos que nuestros hijos puedan desarrollarse en libertad.