LA ACTITUD CRITICA
Por: Rosario Aquím Chávez
¿Cuándo y en referencia a qué tipo de cuestionamiento surge la actitud crítica?
La actitud crítica aparece en el siglo XV, conjuntamente con la multiplicación y generalización de las «artes de gobierno». Una serie de estrategias y técnicas dirigidas al gobierno de los individuos. Estas técnicas y estrategias de la gubernamentalidad son producto de dos concepciones distintas del poder político: el modelo cristiano de la pastoral y el modelo griego de constitución del yo.
En su origen este arte de gobernar se encuentra en relación con la autoridad eclesiástica, con la existencia conventual. Luego, se desplaza de su foco religioso y se multiplica en dominios muy variados: cómo gobernar a los niños, la familia, la casa, los ejércitos, las ciudades, los Estados, el cuerpo, el espíritu. Convirtiéndose de este modo, la pregunta: ¿cómo gobernar? en la cuestión fundamental, a la que responden la multiplicación de todas las artes de gobernar: política, económica, pedagógica.
Foucault, sitúa la aparición de la actitud crítica, precisamente, en el contexto de esta gubernamentalización característica de las sociedades europeas en el siglo XVI, pues, la multiplicación de las artes de gobernar y de las instituciones de gobierno no se puede disociar de la pregunta ¿cómo no ser gobernado? Esta pregunta, surge en relación con una forma particular de gobierno: «cómo no ser gobernado de esa forma, por ése, en nombre de esos principios, en vista de tales objetivos y por medio de tales procedimientos, no de esa forma, no para eso, no por ellos» (Foucault, 2003:7-8).
Foucault sostiene que junto a la cuestión de cómo gobernar que domina el discurso político del siglo XVI, surge el «arte de no ser gobernado de esa forma». La emergencia de las artes de gobernar, se da al mismo tiempo que la emergencia de la crítica.
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De este modo, la resistencia a ser gobernados, consiste en un arte de la inservidumbre voluntaria, en una actitud específica frente a este gran proceso de gubernamentalización de la sociedad. La crítica tiene entonces, como función esencial la de-sujeción, desbrozar las relaciones entre el poder, la verdad y el sujeto. Se ocupa de las relaciones entre verdad y poder y por la forma como el sujeto entra en los regímenes de producción de la verdad, pues le interesa mostrar cómo se constituye el sujeto como loco, sano, delincuente, enfermo o anormal.
Mientras las artes de gobierno intentan sujetar a los individuos, la resistencia pone en cuestión su poder para definir la verdad del sujeto, es el movimiento por el cual el sujeto se da a sí mismo el derecho a interrogarse esa verdad con respecto a sus efectos de poder y a interrogar el poder con respecto a su discurso de verdad.
De esta manera, la «ontología de nosotros mismos en el presente» se convierte en un êthos, una actitud crítica frente a nosotros mismos y frente a aquello que pensamos, sentimos y hacemos. Escapar del chantaje de la Ilustración implica dejar de considerar la razón como totalidad. Desde el Siglo XIX el pensamiento occidental no ha dejado de criticar el papel de la razón, o de su ausencia, en las estructuras políticas, la tarea consiste más bien en trabajar sobre «fragmentos de realidad».
De ahí que, la resistencia a ser gobernados, consista en la posibilidad de hacer de la libertad una cuestión práctica y no simplemente formal, una libertad, no de los actos, de las intenciones o del deseo, sino la libertad de escoger una manera de ser.
La resistencia al servilismo, es creativa, es una práctica productiva que rechaza los modos normales de vida, es un impulso revolucionario porque es fuerza creativa vital que se mueve exclusivamente en el campo del êthos y no tiene que buscar su fundamento en la religión ni estar vinculada a ningún sistema legal ni basada en un conocimiento científico, es una fuerza, una posibilidad de crearnos constantemente, de transformarnos, de modificarnos, de luchar contra el poder político del estado que intenta controlarnos, clasificarnos y normalizarnos, es creación de nuevos modos de existencia por medio del rechazo de este tipo de individualidad que se nos ha impuesto durante siglos.