La alimentación
En nuestras residencias, consideramos que la alimentación es mucho más que el ingreso y procesamiento de los nutrientes en el organismo. En ella se entrelazan aspectos cognitivos, emocionales y sociales. En torno a cada comida, se ponen en juego estados psicológicos, percepciones, recuerdos, significaciones sociales, históricas y de la comunidad de pertenencia.
Las conductas alimentarias constituyen una trama compleja; se entretejen en ellas aspectos sociales, históricos, comunicacionales, culturales, educacionales y personales. Por tal motivo, las prácticas alimentarias que han acompañado la vida de la persona mayor y las situaciones asociadas a las mismas, son tenidas en cuenta al momento de preparar nuestros platos especiales.
Esto nos abre un camino de intervención en el cuidado, dentro de una situación que le resulta habitual al residente, como es el hecho de comer. Nos gusta sorprenderlos con su plato preferido o preparar una receta familiar tradicional guiada por ellos, como fuente de placer y conexión emocional positiva para esa persona que estamos asistiendo.
Los hábitos de alimentación tienen una historia, se forman en el transcurrir del curso vital de cada persona. Pensemos en cada uno de nosotros, los alimentos que hemos recibido desde la infancia, los sabores, los aromas, el ritual de la cocina y por qué no, la fuente de la obtención de los alimentos: dónde se adquirían, o si se provenían de una huerta familiar; la preparación…. quiénes fueron los referentes de esa preparación a lo largo de la historia personal… cocinaba la abuela, la mamá, el papá, un tío…. Había un plato tradicional, típico de la familia…. Un ingrediente secreto, una receta que pasaba de generación en generación…. Muchas veces no son palabras, son imágenes, risas, gestos, vivencias que han sido guardadas en la memoria personal y familiar, en torno a la comida.
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Estos ambientes alimentarios domésticos nos acompañan a lo largo de toda nuestra historia. Por ese motivo, la propuesta de Atención Integral y Centrada en la Persona que implementa el Grupo Montalto, explora también las preferencias individuales respecto de las comidas y las prácticas del comer. Siempre hay historias que quedan en la memoria en torno a los alimentos y que es saludable rescatar: árboles frutales en un patio de la casa de los abuelos … la reunión de sobremesa de la familia debajo de esos árboles, el vermut antes de la comida del domingo, la lectura del diario acompañando esa entradita, el mate en la vereda con los vecinos…
Nuestra alimentación dice mucho de cómo nos sentimos. Porque tal como hemos visto, aparte del valor nutricional, tiene un valor simbólico muy importante. Y ambos se asocian a la calidad de vida. Existen situaciones de pérdida que pueden influir sobre el estado anímico y éste sobre la ingesta de alimentos. La viudez, la residencia de los hijos en el extranjero, el duelo por un amigo … pueden ser acompañados de sentimientos de tristeza y soledad, que repercuten en diversos hábitos, entre ellos la alimentación. También patologías como la depresión pueden estar asociadas a modificaciones en el apetito. O las demencias. O eventos traumáticos, que por alguna razón se actualizan en el aquí y ahora.
Estamos atentos entonces a reconocer los signos de alarma, tales como negarse a comer, la pérdida del apetito, mucho o poco apetito y sostenido, el desgano generalizado, la autocrítica muy marcada de la propia imagen para poder intervenir a tiempo.
Porque consideramos que la adecuada nutrición debe ser personalizada, dado que cada residente es único y tiene su historia alimentaria… Y porque entendemos que el hecho de requerir apoyo para preparar sus comidas o para alimentarse, no quiere decir que el residente pierda autonomía para decidir qué quiere comer, de qué manera y cuándo… …nuestros platos se acercan a los deseos y necesidades particulares de cada residente. Y nos esforzamos en proveer una alimentación agradable, variada, armónica, acorde a su historia alimentaria y específica para su situación de salud actual. En un entorno alimentario amable, caracterizado por el buen trato, la tranquilidad, la buena compañía y la generación de placer en el comer.