La Arquitectura Salva al Mundo del Aire Acondicionado (¿o era al revés?)

Hace ya algunas semanas el artículo "The air conditioning trap: how cold air is heating the world" fue publicado por The Guardian, presentando varios puntos muy interesantes acerca del futuro desarrollo de las ciudades y la inevitable explosión en la demanda de aire acondicionado para satisfacer las necesidad de sus habitantes.

En este artículo se ponen en perspectiva la responsabilidad de de las economías desarrolladas por innovar para mitigar el impacto del cambio climático, contrastando con el casi-derecho-humano de la gente en China, la India o América Latina de gozar de los mismos niveles de confort y bienestar que sus contrapartes del mundo desarrollado.

"El año pasado, durante una onda de calor, el 50% de la demanda eléctrica en Beijing fue únicamente para el aire acondicionado"

El autor señala que, a medida que el mundo se vuelve más caliente, la respuesta más popular al cambio climático es comprar un aire acondicionado.

Personalmente tuve la oportunidad de constatar esto en los últimos años, al presenciar el incremento de la oferta de equipos mini-splits en los pasillos de supermercados en Guadalajara y Monterrey al inicio de cada temporada de verano.

De acuerdo con el artículo en The Guardian, la demanda de equipos de refrigeración crecerá exponencialmente, de manera que en 2050 el aire acondicionado será tan prevalente a nivel mundial como los teléfonos inteligentes hoy en día.

Es fácil ver la ironía, ¿no?

Compramos más aires acondicionados para refrescarnos en un mundo que se cocina por tanta gente encendiendo sus aires acondicionados.

Cómo no ser un fatalista, vuélvete un mejor arquitecto

Después de hacer un recorrido histórico por los orígenes revolucionarios del aire acondicionado (y de su ocasional devolución hacia rocambolescas ciudadelas de vidrio vacías en medio del desierto), el artículo concluye que el tesoro siempre estuvo dentro de nosotros: no serán ni la tecnología ni la política las que nos salven, sino simplemente el uso razonado e inteligente de nuestros edificios.

Aquí es donde la arquitectura y el buen diseño llegan al rescate.

Porque después de todo, el objetivo común de un excelente ingeniero de aire acondicionado y de un genial arquitecto, debe conjugarse en lo siguiente:

1. Ocupantes cómodos, felices y productivos
2. Dueños satisfechos con el rendimiento de sus inversiones
3. Instalaciones y operadores eficientes y sin estrés por mantenimientos inesperados

Al final del día, es labor de todos reconocer que el progreso de las ciudades debe ser conducido de una manera responsable y eficaz, teniendo todos los mismos derechos a un elevado estándar de vida y satisfacción.

En nuestra profesión, tenemos la fortuna de no tener que preocuparnos por la escasez de recursos tecnológicos ni por la demanda de nuevos edificios; lo que definitivamente sí tiene qué ocuparnos es empezar a tener las conversaciones correctas y definir las estrategias concretas que nos llevarán a conseguir todos estos objetivos en común.

Cada vez mejores edificios

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MC