¿La cara es el espejo del alma?
Hay fincas y edificios que nos llaman la atención por su belleza, por su modernidad, porque mantienen una imagen señorial. Hay fincas y edificios que nos provocan rechazo, desagrado. Imaginamos las personas que viven dentro: en las primeras quizás hay gentes felices, familias satisfechas con su vida; en las segundas nos entristece pensar que quizás las personas que viven allí carecen de las mínimas condiciones. Y quizás nos equivocamos en los dos casos, pero seguro que si tuviéramos que cambiar de casa intentaríamos buscar entre el grupo de los primeros.
¿La cara es el espejo del alma? No siempre, pero cuando se trata de comprar o alquilar una vivienda, hay una primera impresión que cuenta mucho en la decisión de entrar y conocer más. Un mantenimiento adecuado de los edificios, las fincas, las casas, el entorno, la fachada, los tejados, los toldos… consigue varios beneficios: 1-nos sentimos satisfechos de vivir allí, 2-nos sentimos obligados a contribuir a su mantenimiento con nuestro comportamiento personal y 3-ofrecemos una buena cara, que quizás es espejo de nuestra alma.