¿La ciudad vive un carnaval?
Hace algunos días, nuestra ciudad fue escenario de un evento único, el primer carnaval temático de Ángeles, diseñado para reforzar la identidad de Los Ángeles. Sin embargo, en menos de 24 horas, las hermosas esculturas de ángeles instaladas como legado artístico en el parque de la avenida fueron destruidas y vandalizadas.
Lo anterior no está ajeno a lo que viven muchos negocios que cierran sus puertas a las 18:00 horas por miedo a la delincuencia. Las calles del centro están llenas de historias de asaltos y robos. A esto se suma la presencia de basura y comercio informal, que deterioran el entorno de una ciudad que hace años resultaba más acogedora, y donde su centro era más visitado.
Transitar por el centro es cada vez más difícil, se evidencia la disminución de la presencia policial, donde los guardias municipales intentan suplir este vacío, pero en un operativo para sacar a vendedores de frutas, deja en el aire una pregunta válida: ¿quién da las prioridades? habiendo batallas más críticas que librar, especialmente contra quienes eligen robar.
A pesar de todo, el último evento masivo de la ciudad fue una luz de esperanza. Con una asistencia estimada de 30 mil personas, donde muchos emprendedores tuvieron la oportunidad de mostrar sus productos, y la organización pudo concretar su sueño con un turismo local fortalecido.
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Este tipo de iniciativas son un recordatorio de lo que Los Ángeles puede ser un espacio lleno de música, colores, actividades al aire libre y una economía revitalizada. Sin embargo, para alcanzar eso, debemos enfrentar los problemas como el caos vehicular, la falta de infraestructura adecuada y la deficiente gestión de algunas obras convierten nuestras calles en un carnaval de bocinazos y atochamientos cada tarde.
¿Un nuevo carnaval?, eso esperamos, donde prevalezca la cultura, el respeto y la colaboración comunitaria, y donde podamos construir juntos una ciudad más segura para las nuevas generaciones.
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