La creatividad como antiambiente

La creatividad como antiambiente

Marshall McLuhan introdujo el concepto de antiambiente como una herramienta para revelar la verdadera naturaleza de los entornos tecnológicos en los que vivimos. Según McLuhan, cualquier nueva tecnología crea un nuevo entorno, pero este entorno tiende a ser invisible para quienes lo habitan. Para poder percibir este entorno, necesitamos un contraste, algo que McLuhan denominó un antiambiente. Cabe mencionar que un antiambiente no es simplemente lo opuesto a un ambiente; no es un vacío o una negación. Más bien, es un medio de percepción que nos permite ver lo que de otro modo sería imperceptible.

En su ensayo The Relation of Environment to Anti-Environment, McLuhan argumenta que los artistas, debido a su capacidad para percibir cambios en el entorno antes que el resto de la sociedad, a menudo actúan como creadores de antiambientes. Estos artistas, mediante su arte, nos muestran el impacto invisible de las tecnologías en nuestras vidas, lo que McLuhan consideraba esencial para la conciencia perceptiva.

Cabe destacar que, en el pasado, las brechas entre los avances tecnológicos eran lo suficientemente largas como para permitir que los nuevos entornos se establecieran y fueran comprendidos antes de que llegara el siguiente avance. Sin embargo, en la era moderna, los avances tecnológicos se superponen tan rápidamente que apenas tenemos tiempo para comprender el impacto de una tecnología antes de que sea reemplazada por otra.

Este ritmo vertiginoso dificulta la creación de antiambientes porque los entornos tecnológicos en los que vivimos son fluidos y están en constante cambio. La percepción de estos entornos se vuelve cada vez más difícil, y como resultado, nuestra capacidad para crear antiambientes efectivos también se ve comprometida. De este modo, en el presente, nos encontramos inmersos en un contexto donde la tecnología moldea continuamente nuestra percepción y nuestra realidad. Por ello, necesitamos antiambientes que no solo nos permitan ver el entorno, sino que también nos ayuden a comprender cómo estamos siendo transformados por él.

Es aquí donde, desde mi perspectiva, la creatividad puede verse como un antiambiente en sí misma. La creatividad, por su naturaleza, desafía las normas establecidas, rompe con las convenciones y propone nuevas formas de ver y entender el mundo. En un entorno dominado por la tecnología, y donde esa dominación quiere extenderse a través de la IA, la creatividad puede actuar como una forma de resistencia contra la homogeneización y la automatización de la experiencia humana. Al mismo tiempo, mantiene viva la capacidad humana de sorprender, innovar y crear lo inesperado. A diferencia de la IA, que sigue patrones y algoritmos, la creatividad humana está impulsada por la intuición, las emociones y una profunda conexión con la cultura y la experiencia. Esta imprevisibilidad es lo que podría permitirnos desafiar las tendencias deterministas de la IA y mantener un espacio donde la radicalidad y los valores humanos puedan prosperar.

No obstante, no debemos perder de vista la relación paradójica entre la tecnología y la creatividad. Por un lado, la tecnología puede potenciar la creatividad al ofrecer nuevas herramientas y plataformas para la creación. Por otro, la tecnología también puede cooptar la creatividad, convirtiéndola en un mero producto de consumo o en una extensión de la misma tecnología que pretende criticar. Aquí es donde la creatividad corre el riesgo de perder su capacidad para actuar como un verdadero antiambiente.

Resulta irónico que, en muchos casos, la creatividad misma haya sido absorbida por el entorno tecnológico que debería estar desafiando. En lugar de actuar como un antiambiente, la creatividad se ha convertido a menudo en un producto más del sistema tecnológico. Las plataformas digitales, por ejemplo, han estandarizado la creatividad de maneras sutiles pero poderosas, promoviendo formas específicas de creatividad que son fácilmente consumibles y reproducibles. En lugar de desafiar el entorno, esta forma de creatividad refuerza el statu quo tecnológico, convirtiéndose en una extensión del mismo entorno que pretende criticar.

En este contexto, la crítica de McLuhan a la innovación "haphazard" (desordenada) se vuelve particularmente relevante. McLuhan argumentó que la innovación tecnológica, sin una comprensión clara de sus efectos a largo plazo, puede llevar a consecuencias no deseadas, alterando nuestras percepciones y capacidades de maneras que no podemos prever. La creatividad, cuando se conforma con las normas establecidas por la tecnología, pierde su capacidad para actuar como un antiambiente y se convierte en una nueva herramienta de conformidad.

Es por ello que, para que la creatividad recupere su papel como antiambiente, necesitamos desarrollar una nueva percepción de nuestro entorno tecnológico. Esto implica no solo una reevaluación de cómo utilizamos la tecnología, sino también una reflexión sobre cómo la tecnología nos utiliza a nosotros. Debemos ser conscientes de cómo la tecnología moldea nuestras percepciones, valores y comportamientos, y utilizar la creatividad como una herramienta para cuestionar y desafiar estas influencias.

En última instancia, la creatividad como antiambiente tiene el potencial de actuar como un contrapeso al poder de la tecnología, recordándonos que, a pesar de los avances tecnológicos, seguimos siendo seres humanos con la capacidad de imaginar, soñar y crear de maneras que las máquinas nunca podrán replicar. Sin embargo, para que esto sea posible, debemos estar dispuestos a cuestionar no solo las tecnologías que utilizamos, sino también las formas en que estas tecnologías han moldeado nuestra percepción de lo que significa ser creativo.

Es decir, para que la creatividad cumpla este papel, debemos estar dispuestos a enfrentar las contradicciones y tensiones que surgen cuando la tecnología y la creatividad se entrelazan. Solo entonces podremos utilizar la creatividad para ver más allá de la superficie de nuestro entorno tecnológico y recuperar nuestra capacidad de percepción en un mundo que parece estar dominado por la tecnología o, mejor dicho, por los dueños de la misma.

Manuel Nalda Castro

Driver of Value delivery & Innovation | Digital products strategy | Creative leader

2 meses

He encontrado varios conceptos sumamente interesantes, y uno un tanto preocupante, más creo que debemos asimilarlo, hacernos plenamente consientes de este aspecto de los avances tecnológicos, y diseñarnos nuestras propias barreras para cuidar que las estrategias de los fabricantes, en especial de IA, no nos enlaten cada vez más. Y algo que me preocupa en lo personal, aunque no se comenta en tu nota, es que se empiece a generar una dependencia hacia las nuevas herramientas, de forma que como creativos solo podamos mantener un nivel de performance si las usamos... Gracias por el aporte, Fer! 🤜 🤛

Alejandra Diaz

Enfermera Coordinadora de estudios clínicos

4 meses

Me encantó la reflexión. Aunque amo las tecnologías y cómo han impactado de forma alucinante, tanto en salud como en nuestras vidas. Desde esta perspectiva los cambios en las percepciones culturales e individuales van cada vez más rápido entrelazadas a nuestras dinámicas, por lo que concuerdo totalmente que la creatividad es nuestra aliada.

Silvia Fernández Maceiras

*Organizational Coach & Consultant *Agile mentor & trainer *Innovation *Transformation *Leadership *Human discoverer & developer

4 meses

Me quedo con la frase "La creatividad como contrapeso al poder que tiene la tecnología"...muy muy inspirador e interesante. Gracias!

Winston Rivero

Gen(AI) Strategist GTM - Executive Director & co-founder NEWTOMS LLC Alliance Lead |AWS| MuleSoft

4 meses

¡Qué interesante, Fernanda Rocha ! Muchas gracias por compartirlo.

MANUEL NAVARRO HIDALGO

🔓 ESPECIALISTA EN CIBERSEGURIDAD | Accesibilidad Web| Blue Team | Big Data Analyst | Intelligence Analyst | OSINT | IT Security | AI Prompter | Análista Forense Digital

4 meses

Muy útil

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