La Crisis Global del Conservadurismo
En su ejemplar del 06 de julio de 2019, la revista The Economist dibuja lo que llama "La Crisis Global del Conservadurismo". Vladimir Putin, el cancerbero de la Rusia post Soviética, declaró hace un tiempo que la idea del liberalismo es obsoleta. Nosotros en México tambien escuchamos esto a menudo. Pero la idea en realidad es que el conservadurismo es el que realmente está en crisis. Por lo menos en el hemisferio occidental es así. En los sistemas bipartidistas, como EEUU y Gran Bretaña, la derecha está en el poder pero rechaza los valores y principios del pensamiento conservador. En Alemania y España, países con sistemas multipartidistas, los partidos de centro-derecha han sido erosionados, o eviscerados y en otros lugares, como Hungría, la derecha se ha trasformado en gobiernos populistas directamente y sin escalas. El conservadurismo, afirma The Economist" , mas que una filosofía es una disposición o una actitud. Michael Oakeshott, su filósofo preferido, lo señala: "Ser conservador es preferir lo familiar a lo desconocido, preferir lo experimentado a lo no experimentado, los hechos a lo misterioso, lo actual a lo posible, lo que tiene límites a lo que no tiene cotas, lo cerca a lo lejano." Como el liberalismo clásico, el conservadurismo es hijo de la Epoca de las Luces. Los liberales sostienen que el orden social surge espontáneamente de los individuos que actúan libremente, y los conservadores sostienen que el orden social es anterior creando las condiciones para la manifestación de la libertad humana. El conservadurismo atiende a la autoridad de la familia, la iglesia, la tradición, las asociaciones domésticas que controlan el cambio, acelerándolo o deteniéndolo. Se destruyen instituciones con evidente peligro. Pero esta demolición está sucediendo al conservadurismo mismo y esta acción proviene de la derecha misma. La nueva derecha no es una evolución del conservadurismo es su antítesis, su repudio. Los usurpadores están agraviados y discontentos. Son pesimistas y reaccionarios. Miran al mundo y lo ven como una "carnicería", una matanza. Poco a poco han ido demoliendo una tradición tras otra.Si el conservadurismo es pragmático, la nueva derecha es celosa, ideológica y desdeñosa con la verdad. Los conservadores son cautelosos con el cambio, la nueva derecha ahora promueve aires revolucionarios. Los conservadores creen en el carácter, porque la política es materia de juicios, así como de uso de razón. Son sospechosos del carisma y del culto a la personalidad. Los conservadores respetan a los negocios y la libre empresa y son prudentes sobre los avatares de la economía, la prosperidad lo apuntala todo. Por último, la nueva derecha está cambiando el sentido de pertenencia a una comunidad. El nacionalismo reaccionario es una muestra de esto. El conservadurismo ha sido radicalizado por varios motivos. Primero por la declinación de lo que Edmund Burke llamó "Los pequeños pelotones" en que se sostuvo: La familia, la religión, los sindicatos. Segundo porque los partidos tradicionales tanto de derecha como de izquierda se desacreditaron en Europa por las crisis financieras (2008), los planes de austeridad y las largas guerras en Iráq y Afganistán. Los habitantes del campo se sintieron menospreciados por los arrogantes habitantes de las áreas urbanas y los suburbios. El colapso de la Unión Soviética , algunos creen, que provocó que el pegamento que unía a Europa dejó de funcionar en temas tales como la política exterior, las alianzas entre conservadores y libertarios e individuos "pro business". Ninguna de estas tendencias será fácil de revertir. Existe dentro de las sociedades de los países desarrollados grupos diversos que no comulgan con estas ideas y que son un antídoto en contra de esta derecha reaccionaria y radical. Lo que es cierto es que en este momento el conservadurismo que lo describió Oakshott está en retirada. Los liberales y conservadores podrán discrepar de muchos temas (drogas o libertad sexual) pero si en algo coinciden y lo hacen mucho es en criticar el impulso utópico de encontrar una solución vía el gobierno de cada problema que la sociedad enfrenta. La nueva derecha es hostil respecto al liberalismo clásico, pero también del conservadurismo clásico. El desafio en los próximos meses y años es devolverle a estas corrientes el papel que alguna vez tuvieron en la prosperidad de los países más representativos, aprendiendo de sus inocultables errores y alejarse de una arrogancia que sirvió para detonar lo que ahora se vive en EEUU, Europa y en no pocos países de América Latina (Venezuela, Brasil, Nicaragua). El caso mexicano se cuece aparte. A la crítica del neoliberalismo no se ha presentado hasta ahora un regimen que quiera suscribir lo que en otras latitudes se observa en la derecha reaccionaria. Es poco el tiempo de este nuevo gobierno, pero hay signos ominosos de que este panorama puede cambiar radicalmente, tal vez para mal. Ya lo veremos próximamente.