La depresión, otra pandemia.
Después del virus de covid, ahora tenemos el virus de la depresión.
Si, se habla ya de que la nueva pandemia es la de los deprimidos. La cantidad de gente que está triste ha crecido mucho, se ha visibilizado la tristeza, en una sociedad que no le ha dado lugar a la tristeza.
El miedo, la angustia, se traducen muchas veces en una sensación de tristeza que puede extenderse hasta transformarse en una depresión. Muchos han quedado lesionados emocionalmente y no lo saben.
Sobreviene la rabia, la irritabilidad, la angustia, el insomnio, aparecen los conflictos, la falta de deseo, las peleas, el aburrimiento. Los problemas con la alimentación, la acentuación de las adicciones, sustancias o redes sociales.
Otros han buscado ayuda y han transformado el malestar en oportunidad.
La pandemia nos cambió, nos puso a redefinir las cosas que veníamos viviendo o haciendo.
Recomendado por LinkedIn
Es importante diferenciar cuando la tristeza corresponde, y cuando va más allá y se transforma en depresión o duelo patológico.
Cuando tenemos pérdidas, cuando nos duele algo que ya no es, o ya no está, sin duda corresponde la tristeza por tan lamentable ausencia.
Es necesario reconocerla, elaborarla, procesarla hasta superar el duelo. Si esta tristeza se mantiene en el tiempo, se hace crónica, pasa a ser depresión. En ambos casos vale contar con ayuda para recorrerlas hasta superarlas. Hay recursos personales para transformarla, ser acompañado, psicoterapéuticamente o médicamente.
¿Cómo saber que estamos deprimidos?
Te das cuenta de que has perdido interés por cosas que antes te daban ilusión, sientes desgano, indiferencia, ya no disfrutas. No le encuentras sentido a vivir. Duermes de más o no logras dormir. No te provoca bañarte, vestirte, conversar con los tuyos. Los demás te dicen que estás irritable, que te quejas mucho, que todo lo desvalorizas, que todo lo ves en forma catastrófica, que hace rato no sonríes.
Si esto te está pasando, estos son indicadores para atenderte.