La desunión hace la fuerza.

La desunión hace la fuerza.

Desde pequeños, aprendemos que 2+2=4. Pero a medida que crecemos, descubrimos conceptos como las sinergias: la idea de que 2+2 puede ser 5 o incluso 6. Es la magia de la cooperación y la colaboración, donde la suma de las partes puede superar al todo.

Sin embargo, hay un escenario menos intuitivo: cuando 2+2 vuelve a ser 3. En el mundo empresarial, esto ocurre cuando dos unidades dentro de un grupo valen más de manera independiente que juntas en un holding. Este fenómeno nos recuerda que la economía y las finanzas no puedes verse y tratarse como si fueran leyes físicas. Está el elemento irracional y de cierto caos que se pone en juego cuando hay personas con múltiples sesgos, miedos y pasiones en una batidora a la que llamamos mercado.

Cuando una empresa matriz percibe que liberar una parte de su grupo puede generar valor, opta por la escisión. Esto implica separar una unidad, otorgando acciones de la nueva compañía a los accionistas actuales, y a menudo, reteniendo temporalmente un porcentaje en su cartera dentro de la matriz.

¿Por qué tomar esta decisión? Las razones pueden variar, pero el caso más común ocurre cuando un holding consolidado alberga un negocio en una industria más dinámica y en crecimiento. En este contexto, la estructura tradicional del grupo puede ser un lastre para esa unidad. Al darle independencia, se consigue una toma de decisiones más ágil, una cultura corporativa propia y una imagen renovada. Al mismo tiempo, la nueva entidad cuenta con el respaldo financiero y tecnológico de la matriz durante la transición.

Joel Greenblatt, en su imprescindible libro “You Can Be a Stock Market Genius”, destaca estas situaciones especiales como oportunidades de inversión únicas. Aunque valorar negocios de forma separada no es sencillo y puede dar lugar a errores, dominar esta habilidad aporta un valor inmenso para inversores atentos.

Un caso reciente y fascinante fue el de 3M y su filial de salud, Solventum. En abril de este mismo ano, 3M decidió independizar este negocio, distribuyendo acciones de Solventum a sus accionistas y reteniendo un 20% de participación de manera temporal.

Desde la escisión, la suma de ambas entidades por separado ha generado un incremento del 18% en valor. Si bien es cierto que ha habido otros elementos como la solución de determinados problemas legales que tenía 3M y sobre los que ya no hay incertidumbre y que el valor de Solventum ha disminuido un 10% desde que empezó a cotizar de manera individual, esta última está manifiestamente infravalorada y la visión del mercado y las perspectivas de creación de valor han mejorado sustancialmente desde el momento de la escisión.

En finanzas, como en la vida, a veces separarse no significa dividirse, sino multiplicar el potencial.

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