La Diferencia Entre Acción y Movimiento: Cómo Enfocarte en lo Que Realmente Importa. parte 1
¿Alguna vez te has sentido ocupado todo el día, pero al final del mismo te das cuenta de que no avanzaste en lo que realmente importa? Esto sucede porque muchas veces confundimos movimiento con acción efectiva, y entender esta diferencia es crucial para lograr nuestros objetivos.
El movimiento: la ilusión del progreso. El movimiento incluye todas aquellas actividades que te mantienen ocupado, pero que no generan resultados concretos. Es planificar en exceso, revisar constantemente listas de tareas o perfeccionar algo antes de empezarlo. Aunque puede parecer productivo, el movimiento tiende a ser una forma de evitar enfrentar el desafío real: actuar. Por ejemplo, leer sobre cómo empezar un negocio es movimiento; contactar a un cliente potencial es acción.
El problema del movimiento es que crea una falsa sensación de logro. Nos sentimos bien porque estamos “haciendo algo”, pero en realidad estamos postergando lo que realmente importa. Es cómodo quedarse en el movimiento porque no implica riesgo ni vulnerabilidad, pero tampoco genera cambios significativos.
La acción: el catalizador del cambio. Por otro lado, la acción está directamente relacionada con resultados. Es avanzar hacia tus metas, aunque implique incomodidad, incertidumbre o el riesgo de fallar. La acción efectiva es específica, medible y enfocada en lo que genera impacto. Es lo que convierte los planes en logros y los sueños en realidades.
Por ejemplo:
¿Por qué preferimos el movimiento? El movimiento nos mantiene en nuestra zona de confort. Nos permite sentir que estamos ocupados sin enfrentar los posibles rechazos, fracasos o desafíos que trae consigo la acción. Sin embargo, quedarnos en este estado nos lleva al estancamiento y, con el tiempo, a la frustración.
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