La digitalización también es vital para las pymes
Iván García Miranda / Totti Könnölä son CTO / CEO de Insight Foresight Institute (IFI)
A pesar de que España tiene ya la red de fibra más extensa de Europa con más de 33 millones de accesos y avanzamos rápido en la digitalización de la Administración, las empresas españolas tropiezan, especialmente pymes, en la transformación digital. Entre otras, por ejemplo, en la facturación por comercio electrónico estamos debajo de la media europea.
Sin duda, existen múltiples iniciativas que sirven para cubrir la brecha digital existente en las pymes españolas. Por ejemplo, ya en la cuarta edición, el programa Crecimiento Empresarial impulsado por la Secretaría General de Industria y de la Pyme (SGIPYME) tiene el objetivo de apoyar a los empresarios a desarrollar un plan de crecimiento para su empresa en el ámbito de innovación y digitalización, entre otros campos. Implantar ciertas medidas para, finalmente, hacer un seguimiento de la implantación de los indicadores de mejora identificados.
Los grandes cambios tecnológicos que han supuesto una verdadera revolución industrial han sido: el vapor, la electricidad, las computadoras y ahora la inteligencia de los datos. Es decir, la información se convierte en la nueva clave para tomar decisiones transparentes y basadas en la evidencia; minimizando riesgos y, lo más importante, ayudando a predecir el comportamiento de los clientes y estar en el momento justo en el que necesitan satisfacer alguna necesidad y/o deseo.
Por ello, independientemente del sector que sea, cualquier pyme debería de considerar la transformación digital como una revolución, no como una tendencia. Sin embargo, existen diferencias importantes entre sectores en su transformación digital.
Recientemente, en el informe anual e-Pyme de 2017 del Observatorio Nacional de las Telecomunicaciones y de la Sociedad de la Información, se publicó un indicador sintético que permite abordar la comparativa de los niveles de integración tecnológica en los diferentes sectores. Para las pymes y grandes empresas, los mayores valores aparecen en sectores como el de la información y las comunicaciones o el de actividades profesionales, científicas y técnicas, que alcanzan los 52 y 38,6 puntos respectivamente, de los 100 puntos posibles que serían indicativos de un nivel total de integración de tecnologías por parte de las empresas. Por el contrario, los sectores como el de actividades inmobiliarias, administrativas y servicios auxiliares (27 puntos) o la construcción (26 puntos) son los que menos valor obtienen.
Convertirse en una empresa digital requiere cambios mucho más profundos que simplemente invertir en la última tecnología digital.
La transformación digital es la transformación del negocio modernizando las áreas funcionales que conforman la empresa, los procesos, la estrategia, los modelos de negocio, las operaciones, los productos, el enfoque de marketing, los objetivos, etc., mediante la adopción de tecnologías digitales. Esto permite acelerar las ventas, aumentar el crecimiento del negocio y la rentabilidad. Todas las tecnologías digitales que conforman el proceso de transformación digital se apoyan en la inteligencia de los datos. La gestión y la puesta en valor de múltiples datos que anteriormente no se manejaban o no se trataban. Esta transformación digital tiene múltiples implicaciones en el negocio, en la sociedad y con impacto positivo al medio ambiente. En primer lugar aumenta la intensidad de uso de los activos. Por ejemplo, las plataformas de vehículos compartidos evitan que los coches se queden aparcados casi todo el día.
En segundo lugar, lo digital responde mejor a las necesidades reales de usuarios ofreciendo servicios y experiencias, como en el caso de los coches compartidos es la movilidad en lugar de propiedad. Y, en tercer lugar, aumenta la productividad gracias al uso de tecnologías digitales como la inteligencia artificial, la robotización o las nuevas herramientas de colaboración digitales. Por ejemplo, los datos de localización y seguimiento de los vehículos permiten a la empresa conocer el inventario y localización de su flota, así como cuáles son los modelos más demandados o en qué zonas se utilizan más sus vehículos con el fin de mejorar su estrategia futura.
Las empresas necesitarán buscar nuevos modelos de negocio, fundamentalmente repensar sus modelos operativos, renovar la forma en que atraen y fomentan el talento digital, y considerar de nuevo cómo miden el éxito de su negocio de una forma más transparente y confiable.
Cada sector tiene sus características específicas, y más aún cada pyme, pero en este proceso existen al menos tres elementos clave: 1) identificar, desarrollar y lanzar nuevos modelos de negocio digitales; 2) reexaminar cada aspecto de las operaciones, y 3) comprender y aprovechar los datos.
Es importante identificar cuáles son las necesidades y deseos de los clientes actuales o de los potenciales y determinar cuál es el valor de la propuesta de la empresa con la que ese cliente actual o potencial nos elegiría. De qué forma vamos a conseguir ese valor y cómo se lo vamos a hacer llegar al cliente. Junto con la forma de monetizar esta propuesta y la estructura de costes se alcanzaría un nuevo modelo de negocio. Por ejemplo, cada vez más personas en las grandes ciudades prefieren no tener un coche en propiedad y utilizar, por ejemplo, dichas plataformas de vehículos compartidos...
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