La "Doctoritis Aguda": ¿Por qué seguimos llamando a algunas personas doctor o doctora? 🩺🎓

La "Doctoritis Aguda": ¿Por qué seguimos llamando a algunas personas doctor o doctora? 🩺🎓

En muchos entornos laborales, especialmente en algunos países de habla hispana, es común escuchar que se refieren a personas con títulos o cargos importantes como "doctor" o "doctora", aunque no tengan un doctorado. Esta práctica, conocida coloquialmente como "doctoritis aguda", es una curiosidad cultural que persiste con el tiempo. Pero ¿de dónde surge esta costumbre? ¿Y por qué seguimos con esta tendencia?

Un poco de historia 📜

El origen del título "doctor" proviene del latín docere, que significa "enseñar". En la Edad Media, era un título reservado para aquellos que, tras largos años de estudio, alcanzaban el más alto grado académico en disciplinas como teología, derecho o medicina. Con el tiempo, su uso se amplió a diferentes campos académicos, y hoy en día, cualquier persona con un doctorado en cualquier área del conocimiento puede llevar este título.

Sin embargo, en muchos países de América Latina, el uso del término "doctor" o “doctora” ha trascendido más allá del ámbito académico. En algunos casos, se utiliza para denotar respeto hacia una persona que ocupa una posición de autoridad, independientemente de si tiene un título de doctorado o no.

¿Por qué seguimos diciendo "doctor"? 🤔

El pasado 9 de octubre asistí a una conferencia conmemorando el día del Archivista. Fue una experiencia enriquecedora, pero algo que ya es casi paisaje para muchos llamó mi atención: a varios de los ponentes se les refería como "doctor" o "doctora", sin importar si realmente tenían ese título. Esto me llevó a pensar que, si me llamaran así, probablemente respondería algo como: "Muchas gracias, puedes llamarme Manuel". Aunque me sentiría cómodo con una respuesta más personal. Es claro que comprendo y respeto que hay personas que encuentran orgullo y validación en ser llamados de esa manera, aunque no tengan un doctorado formal. Es una expresión de cortesía y reconocimiento que, para muchos, puede significar un respeto ganado a través de su trayectoria profesional, aunque no sea estrictamente académico.

Esta situación no es aislada. En muchos entornos, el uso del título de "doctor" o “doctora” ha trascendido sus raíces académicas para convertirse en una especie de símbolo de estatus o respeto profesional. Es una forma de dar importancia a la persona, de formalizar el trato y, en ocasiones, de marcar una jerarquía. Sin embargo, ¿es esta práctica adecuada? ¿Estamos inflando artificialmente los títulos?

Otra explicación está en la formalidad arraigada en ciertas culturas. En muchos países latinoamericanos, el respeto y la cortesía ocupan un lugar importante en las interacciones sociales y laborales. Así, el uso de este término sigue siendo una manera de mostrar diferencia y profesionalismo, incluso si se ha vaciado de su significado académico original.

 

¿Quién es realmente doctor o doctora? 🎓

Aunque llamamos "doctor" o “doctora” a muchas personas, solo quienes han completado un doctorado (Ph.D., M.D., D.Sc., entre otros) son, en el sentido estricto, doctores. Este título indica que la persona ha alcanzado el nivel más alto de estudios en su campo, lo que generalmente implica haber contribuido con una investigación original y relevante.

Sin embargo, en algunas profesiones como la medicina, la costumbre de llamar "doctor" o “doctora” a los médicos está tan arraigada que a menudo se confunde el título con la profesión. Es importante recordar que no todos los médicos tienen un doctorado; muchos tienen una especialización o maestría en medicina, pero su importancia en la sociedad ha perpetuado el uso del título.

¿Deberíamos dejar de usar el término "doctor" de manera informal? 🤷♂️

Este es un debate interesante. Por un lado, el uso de "doctor" o “doctora” en entornos donde no es estrictamente aplicable puede diluir el valor del título y generar confusión sobre quién realmente ha obtenido un doctorado. Llamar a alguien sin este grado académico puede, en cierto sentido, devaluar el esfuerzo de quienes han dedicado años de estudio e investigación para alcanzarlo. Además, perpetuar el uso de este término en contextos laborales puede reforzar la idea de que el valor de una persona está en su título, en lugar de en su capacidad y aportaciones reales.

Por otro lado, en muchas culturas, el uso de este término es un simple reflejo de cortesía, un hábito que denota respeto hacia la figura profesional, sin la intención de cuestionar el mérito académico. En este contexto, dejar de usar "doctor" podría ser percibido como una falta de consideración o una ruptura con una tradición que, para muchos, sigue teniendo valor social.

Entonces, ¿deberíamos dejar de usar el término de manera informal? Tal vez no sea cuestión de eliminar el hábito por completo, sino de ser más conscientes de su uso. En lugar de usar títulos por defecto, podríamos optar por formas de reconocimiento más basadas en los logros y la experiencia real de las personas. En última instancia, lo importante no es el título en sí, sino el respeto genuino que mostramos hacia aquellos que contribuyen de manera significativa, independientemente de su título académico o posición jerárquica. Reconocer a las personas por su capacidad, liderazgo y valores puede ser mucho más poderoso que cualquier título honorífico. 🌟

Quizás, al final del día, lo que realmente importa no es cómo llamamos a alguien, sino cómo lo tratamos. Y tal vez esa sea una lección más valiosa que cualquier título pueda otorgar. 😉

Nuevamente un fuerte abrazo y gracias por tomarse el tiempo de leerme.

Saludos

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