La Empresa Española ante su futuro

La Empresa Española ante su futuro

 La empresa española necesita desarrollar aspectos como la internacionalización, la eficiencia, la innovación y la captación del talento para poder crecer y posicionarse globalmente.

En los primeros años del siglo XXI el sociólogo polaco Zygmunt Bauman lanzó el concepto de Modernidad Líquida. Bauman intentaba explicar un mundo actual marcado por la incertidumbre, por los rápidos cambios y por un carácter escurridizo de la realidad, en contraposición a un mundo anterior donde esta realidad era más estable, predecible y con estructuras más lentas. Los pilares sólidos que apuntalaban la identidad del individuo en la posguerra (estado fuerte, familia estable, empleo indefinido…) se han licuado hasta crear una ciudadanía asustada por el miedo a perderlo todo.

En esta realidad globalizada y cambiante, con elevados grados de incertidumbre, las empresas españolas deben competir y para ello necesitan desarrollarse y poner en valor aspectos básicos como la eficiencia, la innovación, la internacionalización y la captación de talento.

España, y por extensión sus empresas, tienen en estos momentos algunos aspectos positivos que podrían situarla en posiciones de liderazgo. Entre estos destacan:

  • Altas tasas de crecimiento de la competitividad.
  • Rápida internacionalización forzada por la crisis.
  • Gradual repatriación del talento humano con experiencia internacional.
  • Espíritu innovador.
  • Paulatina generación de marcas globales de prestigio en sectores productivos como moda, construcción, ocio, gastronomía y distribución.

En contraposición, el porcentaje de paro es desproporcionado, parte importante de carácter estructural, y por ello nuestro país debe hacer esfuerzos para sentar las estructuras sobre las que crecer en el futuro y definir de forma inaplazable cual va a ser su modelo productivo para los próximos años.

Ante esta situación, las empresas españolas, y por extensión la propia sociedad en su conjunto, afrontan una serie de retos en aras de generar un ecosistema empresarial más saludable en un horizonte temporal de medio largo plazo. Estos retos son de carácter económico, social y político, y están influenciados por el momento histórico actual que está caracterizado por la incertidumbre. Entre estos retos podemos destacar:

  1. Innovación y Tecnología. Según muchos estudios, estamos asistiendo al nacimiento de la 4ª revolución industrial que impacta en todos los ámbitos de la vida, se produce a gran velocidad y se caracteriza por su capilaridad y viralidad, afectando a todo nuestro mundo. La sociedad se está transformando en digital y el Big Data ofrece la posibilidad de conocer al detalle a usuarios y clientes, permitiendo la inmediata mejora de los servicios, productos y procesos y facilitando la intercomunicación y la accesibilidad. El fin último es tener más y mejor información para la toma de decisiones. La digitalización debe permitir desarrollar capacidades para innovar con rapidez, y la innovación debe reflejarse en una mayor competitividad y una continua generación de ventajas competitivas para las empresas.
  2. Educación. La empleabilidad debe ser la referencia del sistema educativo y para ello se necesita una reforma que prime el rigor, la exigencia y la meritocracia, y que asigne los recursos de forma adecuada. Es necesaria una educación más cercana al mundo de la empresa que permita resolver un doble reto, por un lado contar con profesionales formados que puedan competir con el resto del mundo, y por otro que las empresas españolas puedan acceder al talento. Igualmente imprescindible es invertir en becas, recuperar inversión en I+D+I, e impulsar una estrategia de alianzas entre el mundo académico y el tejido industrial.
  3. Emprendimiento. Las empresas españolas y la sociedad en su conjunto deben fomentar el espíritu de emprendimiento, apostando por impulsar la cultura emprendedora, apoyando las iniciativas y movilizando capitales hacia esos fines. Esta cultura debe desarrollarse desde las etapas más básicas del sistema educativo y debe considerar el emprendimiento como una actividad “per se” y no como una solución a problemas de desempleo.
  4. Tamaño. Tradicionalmente se ha considerado que las pymes son los desencadenantes básicos del emprendimiento. Sin embargo para competir en un mundo global, las empresas españolas deben adquirir mayor tamaño, lo que les permitirá adquirir madurez y liderar sectores en donde existen mayores posibilidades de lograrlo. Igualmente el incremento del tamaño permitirá incrementar la productividad, aumentar las sinergias y ganar músculo financiero.
  5. Política Económica. La política económica a desarrollar por el Estado español debe orientarse a impulsar la competitividad del tejido productivo. Entre otras cuestiones es importante eliminar las barreras administrativas, simplificar los procedimientos, impulsar la teletramitación y la coordinación interadministrativa y garantizar la unidad del mercado nacional. Igualmente es necesaria una política fiscal estable a largo plazo, y reducir el elevado nivel de endeudamiento público que detrae excesivos recursos, necesarios para el desarrollo del sector privado.
  6. Liderazgo. Para el necesario desarrollo de las empresas españolas y de la sociedad en su conjunto son necesarios Directivos más formados e informados, más flexibles y capaces de adaptarse a la incertidumbre, que sean constantes y capaces de tomar buenas decisiones de una manera razonada y sensata. El management debe pasar de mandar a liderar, apostando por el compromiso social, los principios éticos y la transparencia, evitando igualmente una visión cortoplacista que debe ser sustituida por una visión a largo plazo incidiendo en todo momento en la sostenibilidad y el respeto al entorno.
  7. Financiación. El modelo económico español adolece de una excesiva bancarización, aspecto que en épocas de crisis como la sucedida en los últimos años ha supuesto un importante factor de deterioro. Es necesario valorar la conveniencia de apoyar la incorporación de fondos privados en las empresas, que puedan ayudarles a solucionar sus problemas de financiación. Para ello debe desarrollarse un modelo eficiente y eficaz de generación de ahorro estable para los agentes privados (fondos de inversión, fondos de pensiones, …). Igualmente necesario es el replanteamiento del funcionamiento del mercado de capitales secundario, haciéndolo asequible para las pequeñas y medianas compañías, así como el desarrollo y fortalecimiento de fuentes de financiación alternativas (plataformas de crowdfunding, mercados de renta fija, …).

Como conclusión podemos decir que la empresa española debe competir en una realidad muy globalizada y volátil y para ello necesita contar con herramientas que la permitan ser eficiente. Entre estas herramientas se encuentran una potente capacidad de innovar, la orientación hacia la internacionalización, la posibilidad de captar talento del entorno y el acceso a fuentes de financiación estables a largo plazo.

Todas las empresas, con independencia de su tamaño, están obligadas a adoptar la flexibilidad de una startup, necesitando rediseñarse continuamente al tiempo que mantienen la calidad y el nivel de sus servicios. Igualmente deben buscar el tamaño adecuado que les permita incrementar su productividad y aflorar sinergias.

Los importantes retos planteados requieren de consensos básicos así como de instituciones fuertes y seguridad jurídica. Las empresas españolas en el futuro no solo deberán ser más globales sino también saber gestionar la incertidumbre. La incertidumbre viene para quedarse. Las empresas deben aprender a moverse y desarrollarse en un contexto que dependa no solamente de ellas mismas sino del entorno en el que se encuentran.


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