La esclava que quitó el sitio en los billetes al 'Trump' del siglo XIX
Trescientos dólares de recompensa. Escapados del abajo firmante desde el pasado lunes, día 17, tres negros, llamados como sigue: HARRY, de unos 19 años de edad; tiene un quiste en un lado del cuello, justo debajo de la oreja; es de color avellana oscuro; de entre 1,72 y 1,75 de altura; BEN, de alrededor de 215 años; responde muy rápido cuando se le habla; de color avellana; como de 1,83 de alto; MINTY, de alrededor de 27 años; de color avellana; guapa; y de alrededor de 1,52 metros de alto. Se gratificará con 100 dólares por cada uno de estos negros si son capturadosfuera del estado, y con 50 dólares si son capturados dentro del estado. Deberán ser alojados en la cárcel de Cambridge, Easton o Baltimore. Eliza Ann Brodes. Condado de Dorchester, Maryland, 3 de octubre de 1849.
Nadie que hubiera leído ese anuncio hace 176 años en el periódico 'Cambridge Democrat' podría imaginarse que Minty, la esclava "de color avellana, guapa, y alrededor de 1,52 metros de alto" valorada entre 50 y 100 dólares (que descontada la inflación sería entre 1.300 y 2.500 euros de hoy en día) acabaría en los billetes de 20 dólares en una época en la que el presidente de Estados Unidos sería negro.
Y, sin embargo, 176 años después de la fuga de Harry, Ben y Minty, esta última va a ser la cara del billete de veinte dólares. 'Minty', como la llamaba su dueño-que trató de venderla sin éxito, en parte porque la joven nunca se recuperó plenamente de las palizas que recibió, y que le provocaron hasta lesiones cerebrales-se convirtió, tras su matrimonio, en Harriet Tubman. Y ahora, su rostro va a estar en los billetes de 20 dolares. Es una forma de conmemorar su lucha, que incluye viajes al Sur de EEUU a ayudar a que otros esclavos escaparan, su trabajo como espía en la Guerra de Secesión y su lucha en sus últimos años de vida por el derecho al voto de las mujeres.
Todo un reflejo de cómo ha cambiado EEUU, sobre todo si se tiene en cuenta a quién manda la esclava al reverso del billete: al presidente Andrew Jackson, el 'padre fundador' del 'Tea Party' y lo más parecido a un Donald Trump del siglo XIX. Jackson, que llegó a la Casa Blanca en 1828 -cuando Tubman tenía alrededor de 5 años- es el primer presidente del Partido Demócrata en la Historia de EEUU. Pero su ideología era diferente de la que hoy representa esa formación política.
Jackson era propietario de 150 esclavos en su plantación de Tennessee, y un feroz crítico de las "élites" que dirigían el país. El presidente impuso tarifas a las importaciones-justo como lo que quiere Trump-y abolió el llamado Segundo Banco de EEUU, que era ejercía funciones de banco central en EEUU. El hecho de que alguien que no creía en los bancos centrales acabara en los billetes emitidos por un banco central es un síntoma del poder político de los conservadores en el país.
Jackson es, además, el protagonista de un momento clave del genocidio de la población indígena de EEUU: la muerte por hambre, frio y enfermedades de 16.000 personas, de una población de 51.000, que fueron expulsados bajo su mandato-y con su apoyo entusiasta-del Sur de EEUU a lo que hoy es Oklahoma. Fue una limpieza étnica en toda regla. Los indígenas (que también practicaban la esclavitud) se habían adaptado a los hábitos de los europeos hasta el punto de que se les conocía como 'las cinco tribus civilizadas'. Cuando los colonos quisieron sus tierras, las tribus recurrieron al Tribunal Supremo, que les informó, con el asesoramiento del Gobierno de Jackson, que no tenían ningún derecho. El resultado fue su traslado, escoltados por el Ejército y por milicias de voluntarios, al desierto de Oklahoma. Es lo que todavía hoy se conoce como 'el Sendero de las Lágrimas'.
La comparación entre Tubman y Jackson es casi extrema. Y también una buena muestra de cómo piensan los estadounidenses. En un primer momento, el Tesoro había anunciado que iba a reemplazar a Alexander Hamilton, cuyo retrato está en los billetes de 10 dólares, por una mujer. Pero la iniciativa se estancó por varios motivos. Uno, porque, como recordó el propio ex presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, Hamilton es el creador del Tesoro y de la integración financiera de las 13 colonias de EEUU tras su independencia de Gran Bretaña. Hamilton de hecho fue quien mutualizó la deuda de las colonias y la nacionalizó, con lo que, en vez de que cada territorio estuviera empeñado hasta las orejas, esos activos pasaron a manos del estado federal EEUU. Fue el primer paso para convertir a EEUU en una potencia económica, un rescate del Sur del país -que era donde se acumulaba más deuda-, y una consolidación del estado central. Y, exactamente, lo que Angela Merkel se niega a hacer con la deuda de la UE.
Así que, si Hamilton merece estar en algún sitio es, precisamente, en los billetes. Pero Bernanke no habría logrado su objetivo sin la ayuda de Broadway, donde el musical 'Hamilton', de Lin-Manuel Miranda, está arrasando y, de hecho, acaba de ganar hasta el Premio Pulitzer. Dada la popularidad del héroe de Broadway, el Tesoro decidió indultar a Hamilton. E ir a por Jackson.
Jackson es, literalmente, un personaje que daría para muchos musicales. Cuando ganó las elecciones en 1828 invitó a la Casa Blanca a todos tipo de amigos que embarraron la estancia, en el sentido literal del término. Había combatido contra Gran Bretaña en la Guerra de 1812, y contra los indios semínolas de Florida, a los que España y Gran Bretaña armaban para que atacaran a los estadounidenses.Jackson se hizo famoso por sus represalias contra los semínolas (que en realidad son mezcla de indígenas y esclavos negros huidos) y por una ofensiva en la que conquistó la ciudad española de San Agustín, en Florida, y ahorcó a dos súbditos británicos.
Su nacionalismo ha hecho que el politólogo Anatol Lieven, del Imperial College de Londres, haya acuñado la frase "nacionalismo jacksoniano", para referirse a la ideología que en aquella época tenía el Partido Demócrata y hoy tiene el Republicano, y que es dominante entre los descendientes de escoceses que vivían en Irlanda y que se trasladaron a EEUU, donde se asentaron sobre todo en la región de los Apalaches.
Su contraste no podría ser mayor con el de Tubman, que tuvo visiones, trastornos de sueño y problemas psicológicos a consecuencia de una fractura de cráneo a consecuencia de un golpe que recibió de un capataz por error cuando era niña, ya que iba dirigido a otro esclavo. La esclava trabajó como niña cuidando bebés blancos. Si éstos se despertaban y lloraban, ella era azotada, hasta el punto de que en una ocasión recibió cinco palizas antes de desayunar. Analfabeta, decía hablar con Dios, pero sus problemas mentales no le impidieron no solo escapar de la esclavitud, sino ayudar a otros muchos esclavos a hacerlo y a ser espía durante la Guerra de Secesión. También colaboró con el abolicionista blanco John Brown, que trató sin éxito de provocar la rebelión de los esclavos del Sur y fue colgado por ello. Cuando John Brown fue ejecutado, Tubman dijo de él una frase que resume su vida: "Hizo más con su muerte que cien hombres con sus vidas".
Chair, OISE, University of Toronto Alumni Association in Singapore Senior Advisor, Cabinet and Parliamentary Affairs [On leave of absence]
8 añosSuccinct and well put together.
Dorhoi Center at the White House
8 añosCongrats about the article. Monica Dorhoi (PhD, MA, BA)