LA ESCUCHA COMO ARMA EN TIEMPOS DE POSTPANDEMIA.
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LA ESCUCHA COMO ARMA EN TIEMPOS DE POSTPANDEMIA.

¿Qué le pasaría al mundo post-pandémico si todos ejecutáramos unos simples pasos para mejorar la escucha mutua y abandonáramos el individualismo y nos entregáramos a la escucha para la construcción colectiva?

Parece normal el hecho de que hay más personas quejándose hoy en día, versus la época pre-pandémica: el encierro, el contagio, la muerte seres queridos gracias al virus, la situación económica individual, la falta de oportunidades, el distanciamiento social, el desorden cotidiano dada esta realidad, etc. 

Esta es una época en donde los dolores se exacerban dadas las circunstancias, pero la sociedad  impone el exigir posturas positivas y un optimismo supremo, como si con esas actitudes fuera suficiente. Así las cosas, si alguien se queja, inmediatamente recibe un sinfín de posibles opciones para que abandone esa quejadera y se ponga a actuar en modo positivo. Aparentemente no es un acto errado en sí mismo. Incluso aparenta ser solidario porque se cree estar brindando soluciones a cada queja. 

Brilla por su ausencia la escucha y la empatía pues no nos gusta escuchar a otra persona quejarse y verla disminuida y vulnerable. Queremos que luzca como nos gustaría, y no como esa persona necesita o quiere estar. Por eso, solapadamente actuamos de manera egoísta, poco empática y con el mínimo de escucha. A las personas no se les puede hacer creer que las escuchamos, hay que escucharlas. Una persona que se siente escuchada, encontrará más opciones que una que no.

Escuchar nos ayudará a reconstruir el tejido social que quedó afectado por la pandemia. La reapertura de todo no significa que salgamos en una actitud de “sálvese quien pueda”, significa que tenemos la oportunidad de replantearnos la realidad y construir sobre ella de manera colectiva en donde la mayoría salga beneficiada. Pero para eso se necesita trabajar en una forma de escucha que construye (como lo hacen en el jazz), y estos serían unos simples pasos para lograrlo (si se ponen en práctica al menos con una persona al día):

  • Olvídese de usted existe y evite creerse tan importante. Simplemente escuche.
  • Borre toda presuposición que de su contraparte tenga y escúchela como si fuera la primera vez que lo hiciera.
  • Le están contando una historia. Escúchela y evite interrumpir para imponer la suya, su opinión y las soluciones que implementó en su caso. Si bien hay buenas intenciones, interrumpir y opinar sin contar con el otro, es atrevido.
  • No siempre que nos cuentan algo, buscan nuestra opinión. Lo primero que alguien quiere cuando nos cuenta algo es que la escuchemos. Jamás que la invalidemos por lo que nos cuenta.

Cuando la escucha es mutua, se abre un mundo de posibilidades. Necesitamos esas posibilidades, pues no estamos en un concurso de quien sobrevive mejor. Estamos en una situación en donde todos necesitamos que nos vaya mejor. 

Antonio Iturra N. 💡

SLOW creative. Facilitator. Mentor. Specialist in innovation and entrepreneurship. Facilitator of creative processes for effective collaboration.

3 años

Maravilloso post, querido Ricardo. Destaco lo importante que destacas de "ver al otro" por sobre el imperativo moral de la conocida como positividad tóxica. Me encanta la analogía del jazz pues nos invita a "sentir" el groove de la escucha con el otro por sobre mis propias notas. Solamente como apreciación, usaria otra palabra en vez de "arma" para la escucha: un lente, una herramienta. Un gran abrazo y compartiré.

Roberto Bravo Graubin 😀

Coach, Consultor & Neogeneralista. Ayudo a líderes a reflexionar y sentir.

3 años

Muy bueno Ricardo! Comparto

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