LA ESPACIAL

Mi #TBT se parece a la primera página de un cuento. Es la historia de un jugador solitario, único habitante de su propio planeta. Y en vez de una rosa, una pelota. Este futbolista amateur convivía con un dilema que lo desvelada: ¿qué  hacer cuando la pelota le llegara al pie?...
Una noche, de frente a una tribuna infinita, con estrellas, cometas y asteroides como afición, el joven se hizo la gran pregunta: -¿Debo hacer un pase seguro, corto y sin riesgos, cuando llegue mi oportunidad? ¿Debo patear al arco, bien fuerte y al medio, para asegurar el gol? ¿O debo hacer "la espacial", el firulete cósmico que ensayé durante una eternidad?...
"La espacial" era la jugada que lo distinguía. Era un tiro rasante, a la velocidad de la luz, que recorría toda la superficie del planeta y llegaba hasta el arco de enfrente en un santiamén. Pero existía un riesgo. El más mínimo tropiezo de la esfera de cuero contra una piedra podía eyectarla hacia el más allá, hasta el cosmos. Y ahí no había "¡señora, me devuelve la bocha!" que la fuera a buscar...
Una noche, el pibe se decidió. Si tenía un solo tiro, iba a ser "la espacial". Si su consciencia iba a ser su única vecina en ese planeta remoto, tenían que convivir en paz. Entonces, el chico acomodó la pelota, juntó aire, tomó un kilómetro de carrera y ejecutó su acto final. Todo el empeine en el centro, para que no se levantara del piso, la fuerza justa, para que no perdiera dirección, la pierna de apoyo muy firme, para sumar más potencia... Y la pelota, burlona, después de unos metros, mordió a un cascote, salió eyectada hacia arriba como un cohete con gajos, y desapareció... 
El remordimiento del pibe duró un ratito. El desconsuelo, como la pelota, después de un par de puteadas, desapareció. Él había hecho lo que le había dictado su corazón. Y lo había hecho a partir de un método y de su convicción. 
A veces, cuando los jóvenes me preguntan cómo abordar la comunicación, este oficio tan especial en tiempos tan duros, arengo desde la emoción, aún aceptando la dificultad. La pelota siempre llega al pie. Hacé siempre "la espacial".