La evolución del liderazgo
Estamos viviendo un período de profunda transformación que nos desafía en diferentes dimensiones: social, laboral, política, etc. Un momento desafiante y a la vez apasionante, lleno de cambios, en los que desde los negocios tenemos mucho que aportar. En esta situación, un liderazgo efectivo es más relevante que nunca.
El desafío que detectamos, en un reciente estudio de BCG, es que los líderes empresariales no son vistos particularmente como líderes inspiracionales. Aparecen en cuarto lugar, después de familia y amigos, las buenas causas y los líderes históricos. Si profundizamos nos damos cuenta además de que existe una brecha de percepción entre el 36% de ejecutivos que afirmaron que los mejores ejemplos de liderazgo vienen de los negocios y el 20% de colaboradores que tienen esa misma opinión.
Teniendo en cuenta esta dicotomía de percepción, nos encontramos ante un gran desafío para poder avanzar hacia un liderazgo más holístico que permita transmitir el positivo rol de las empresas en la sociedad. ¿Cómo lo abordamos?
En primer lugar, creemos que es importante articular con claridad qué conductas debiesen encarnar los líderes: hacia donde ir y hacia dónde no. En segundo lugar es clave activar estas conductas mediante programas de desarrollo personal que permitan visibilizar los cambios a los equipos con conductas concretas en el día a día. Junto a estas dos estrategias, es importante no descuidar una tercera: alinear el contexto organizacional para que las conductas se sostengan en el tiempo (ej. incentivos, evaluaciones de desempeño, estructura organizacional, derechos de decisión).
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Para articular las conductas, hay que dar un paso atrás y darles un alcance amplio. En BCG pensamos que el liderazgo tiene tres grandes dimensiones: cabeza, que son las capacidades que dan una visión estratégica y permiten alinear las prioridades que tenemos como organización; corazón, que son las capacidades de escucha y empatía; y manos, aquellas habilidades que movilizan a los equipos para ejecutar e innovar con agilidad.
Durante los procesos de transformación hemos detectado que las organizaciones se enfocan principalmente en los atributos de liderazgo más relacionados con la cabeza y las manos; pero en menor medida en el corazón. En cambio, los equipos valoran en mayor medida la dimensión del corazón y apuntan a habilidades como consideración, empatía, escucha, desarrollo de equipo y autorreflexión. Dada esta dicotomía es importante reforcemos aún más las capacidades de corazón. Si avanzamos en esta línea podremos evolucionar de un estilo de liderazgo de comando (que ejecuta verticalmente con decisiones tomadas arriba) a un liderazgo basado en la confianza, y servicial, que ayude a los equipos a remover obstáculos y los empodere en sus trabajos.
Con este cambio esperemos que nuestros equipos algún día puedan decir que fuimos verdaderos líderes: es decir que fueron mejores gracias a nuestra presencia y que ese impacto permaneció en nuestra ausencia.
Cristián Carafí, Managing Director & Partner BCG
Abogado
3 añosTotalmente de acuerdo ! 👏👏👏
Director Ejecutivo en Cagliari Energy Energías Renovables Wind Power, Hydro & Biomass
3 añosExtraordinary words !! Excellence !!