La felicidad de elegir

La felicidad de elegir

Por ahí anda rondando un artículo sobre por qué los jóvenes ya no quieren invertir en la seguridad económica de una vivienda o un automóvil, sino que quieren invertir en experiencias. Un asunto clave si estamos pensando en quién es nuestro público, beneficiario o cliente. Creo que vale la pena reflexionar un poco más sobre esto y sobre la idea de desarrollo con la que hemos crecido.

Es un debate viejo el decir que tener más no trae necesariamente mayor bienestar. Así decimos que la idea clásica capitalista del “progreso” algo como “tener casa, carro, beca, perro…” no hace “la prosperidad”. Desde mi punto de vista, el desarrollo es tener la posibilidad de elegir cómo quiero vivir, dentro de un universo de oportunidades a las que tengo acceso y con un criterio propio para elegir. Por supuesto, para llegar a este estado debo haber satisfecho necesidades como comer y estar en buena salud, así como tener conocimientos sobre mis opciones, eso que me da la educación y la experiencia.

De manera que entre más alternativas conozco, menos me limito. Puedo finalmente decidir. Si sé o confío en que mejores cosas vendrán después, tal vez no opte por mi primera opción, tal vez espere a que se presente una oportunidad mejor. Siempre y cuando lo que considero “básico” esté cubierto.

Si reflexionamos sobre aquellos que tienen mayores barreras de acceso a las oportunidades, es probable que elijan opciones más seguras e inmediatas tan pronto como se presenten o tal vez, simplemente no elijan nada diferente a lo que conocen porque es satisfactorio para su expectativa. Es así como, si yo he crecido en abundancia de opciones, prefiero apostar a vivir más experiencias y acumular opciones, hasta decidirme por alguna.

Entonces, si tenemos la idea de que el “desarrollo” es poder elegir, primero debo tener opciones. Nuestra labor como estrategas del desarrollo es fomentar la autonomía que nos permite elegir, pero también construir un universo donde haya opciones para todos, donde se disminuyan las barreras de acceso.

Desde el lado de la oferta de opciones, las empresas tienen una oportunidad porque más personas pueden optar por sus bienes y servicios, no solo por su propia capacidad de consumo, sino por su elección de consumir, si es que así lo desean. Eso sí, es claro que la oferta no es por algo tangible, sino por el valor intangible de “la experiencia”. Pero de eso hablaremos más adelante.

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