La función que cumplen los Curacas desde la visión de Huamán Poma de Ayala en su obra Nueva Crónica y Buen Gobierno

La función que cumplen los Curacas desde la visión de Huamán Poma de Ayala en su obra Nueva Crónica y Buen Gobierno


Manuel Eduardo Cueto Fernández

En el presente memorial, quiero dar cuenta sobre la imagen que tenía Huamán Poma de Ayala sobre uno de los personajes importantes en la estructura social colonial, es decir los principales o caciques (curacas). Estos grandes señores tenían el control de un determinado territorio y una cantidad de subalternos, quienes se relacionaban bajo la cooperación recíproca en diversas actividades en el mundo andino. Esta realidad, cambio con la llegada de los españoles, quienes impusieron una estructura social distinta y cambiaron progresivamente los roles de las viejas autoridades indígenas. En su crónica el autor nos muestra el triple vínculo de los principales, quienes por la conveniencia (mantener privilegios), el miedo (incremento del perjuicio), y el compadrazgo, mantuvieron relaciones sociales con las nuevas autoridades españolas. En ese sentido, podemos ver como la crueldad de las autoridades coloniales contra los indígenas, instauró un clima de incertidumbre y zozobra sobre su porvenir. Durante algunos pasajes de la crónica podemos darnos cuenta de que los caciques se encontraban en una incertidumbre, que consiste en determinarse conforme a los parámetros europeos, es decir aceptar un nuevo rol impuesto por las autoridades españolas y convertirse en un instrumento de opresión, que facilite la comunicación entre el pueblo indígena y los españoles o por el contrario asumir la defensa de los más vulnerables. En ese sentido, la posición de algunos principales fue de una valentía ejemplar, porque no se rehusaron a cumplir sus deberes con los indígenas y por el contrario sustentaron su perspectiva alegando que su poder social se sentaba en un mandato prehispánico. Por otro lado, existen quienes claudicaron fácilmente ante la posible pérdida de sus privilegios y otros que sin merecerlo asumieron el cargo de principales, permitiendo toda clase de abusos y explotación contra el pueblo indígena. Estas circunstancias se describen en la obra del ilustre cronista Huamán Poma de Ayala, es decir sobre las peripecias que padecían los principales en la colonia, aunque aún nos falta seguir escarbando en el documento, podemos decir que el rol que tenían estas autoridades se diferenciaban dependiendo de la propia concepción sobre la realidad de cada cucara y su escala de valores. El conflicto interno y la frustración de los curacas, quienes se enfrentaban a una realidad completamente distinta y donde las nuevas instituciones no tenían como mandato a la reciprocidad entre los hombres, traería grandes consecuencias sobre el porvenir del propio hombre andino, porque la justicia tendría un sentido distinto ante sus ojos. El vínculo de las autoridades y sus subordinados, ya no tenía en la cooperación mutua su soporte estructural y en ese sentido la unidad del mundo indígena se perdía en la oscuridad del maltrato y el desprecio por todo aquello que alguna vez, causo esplendor y armonía. En todo caso, la imposición de nuevos roles y la pérdida del poder por parte de los curacas, seguramente significó pensar el mundo al revés y la esperanza de que el orden social puede ser reinvertido en algún momento. Pensar que el pueblo indígena respetaba a sus autoridades, porque en sus relaciones sociales la idea de colaboración se encontraba siempre presente, pero ahora la situación al ser distinta, porque la autoridad colonial no retribuye debidamente ningún esfuerzo por parte de los indígenas, se convierte en un escollo, que los principales tendrán que sortear, debido a que los reclamos recaen en su autoridad, porque a pesar de los cambios son dentro de la estratificación social colonial, quienes se encuentran estrechamente vinculados al pueblo indígena, desde una perspectiva étnica. El curaca o cacique en este nuevo contexto debía comportarse como un español ante las autoridades coloniales y regresar a sus raíces al reencontrarse con su pueblo. Una tarea complicada debía ser tener una doble identidad y asumir ya no un solo rol, sino por el contrario ser opresor y defensor en distintos escenarios. Ahora bien, no todos asumían esa posición tan conciliadora, por el contrario algunos principales se convirtieron en opresores y se aprovecharon de la indiferencia de las autoridades españolas, para sin mayor virtud, explotar a los indios y convertirlos en sus sirvientes. Incluso se convirtieron en defensores de las injusticias cometidas por los conquistadores y sus autoridades coloniales, permitiendo toda clase de abusos y negando justicia a quienes habían sido perjudicados. Esta nueva clase social (principales), aunque representaba un pequeño grupo de privilegiados, significó por su especial característica uno de los pilares de la nueva estructura colonial y en el enlace principal del mundo hispano y el indígena. Ahora bien, los curacas o caciques de sangre o de casta durante la colonia ya habían desaparecido por completo. En cambio cualquier indio mitayo u otra clase de persona sin el mayor mérito accedían a cargo de principal porque servían fácilmente a la causa de la conquista y en ese sentido sin merecerlo era depositario de un poder que sobrepasaba todas sus cualidades. El principal se alquilaba fácilmente y no respondía a los sabios intereses de su pueblo, por el contrario era sumiso y temeroso de todo aquello que pudiera significar la pérdida de su status dentro de un orden social hostil a sus privilegios. El mal ejemplo abunda en gran parte de los principales quienes quitan sus tierras a los indios y sus bienes, sin ninguna clase de respeto abusan y amenazan en favor del español. Es decir la función que cumplen los curacas en el sistema colonial es importante porque facilitan el trabajo forzoso y el cobro de los tributos base de la nueva economía de extracción de minerales. En este orden de ideas resulta importante reconocer que no todos las autoridades estaban de acuerdo con la idea de abusar de su condición y por el contrario en palabras del cronista, asumieron su defensa a pesar de las graves consecuencias que se podrían generar en su contra. En ese sentido, debemos saber diferenciar cada caso en particular, asimismo, ser conscientes que la nueva estructura social y la cultura europea, no comprendían las relaciones sociales complejas del hombre andino. En la propia crónica Huamán Poma nos señala lo siguiente: “Cómo los dichos caciques prencipales y segundas personas y los demás mandones destos rreynos, los dichos prencipales de su antigua prencipal fueron rreys y señores que Dios le puso desde el primerc que desendió de Adán, Eua y de Noé y de primer yndio llamado Uari Uira Cocha Runa, Uari Runa, Purun Runa, Auca Runa, Ynca Pacha Runa. A éstos le decían Pacarimoc Runa Capac Apo [hombre original señor poderoso]. Éstos fueron de grande linage y de sangre rreal y casta. Y son caballeros francos y caritatibos y humildes, sabios. Estos dichos hazen buenas obras leales. Claman la sangre en el seruicio de Dios y de su Magestad y fabor de sus prógimos. Y buelben por los pobres yndios y muere por ellos.

Y los que no son de casta, luego uende con sus prógimos yndios1 y se echa de uerse en el talle y conuersar y en el alegar de la justicia. Y no temen los yndios, cino el corregidor por amor de su trato porque no es natural principal. Luego le amenasa el dicho corregidor, deciéndole que le a de echar del cacigasco. Con este miedo lo uende a los yndios pobres deste rreyno. Cómo los dichos falsos caciques principales se hazen de yndios bajos. No tiene buena obra, aunque sea español o negro, porque en la conquista destos rreynos se perdieron los señores principales de casta y sangre. Y por ellos se elixieron de yndios muy bajos. Estos dichos dañan la tierra y se pierde los dichos pobres. Y ancí de tantos y males y daños no les faborese ni lo puede a los dichos yndios. Y ancí está el mundo al rreués: yndio mitayo se llama don Juan y la mitaya doña Juana en este rreyno. Que los dichos caciques principales uenden con los dichos yndios pobres deste rreyno a los dichos corregidores y a los dichos padres y a los dichos comenderos y a los españoles y alquilan a ellos. De todo ello, pasan muy mucho trauajo los dichos yndios y no ay rremedio en este rreyno en los pobres yndios.(Nueva Crónica y Buen Gobierno. Denuncia de los señores principales y recomendaciones para su reforma, página 776). Quizás la dificultad en la comunicación y la comprensión de la forma de conquistar los cargos públicos en el mundo andino no fueron comprendidas por parte de las autoridades españolas, quienes en un determinado momento sin mayor rigurosidad comenzaron a elegir y reemplazar a los principales porque algunos les resultaba un obstáculo a sus propias pretensiones. La sabiduría y el respeto de ciertas autoridades y su origen no importaban en el momento de elegir a la nueva autoridad colonia y más aún cuando se trataba de alguien tan próximo al indio. El principal dentro del sistema jerárquico colonial si bien era importante para la relación entre españoles e indios, siempre fue considerado un indio a pesar de todo y su status respondía a que comprendía el idioma y facilitaba el trato domestico con la autoridad.



José Francisco Gálvez

Universidad de Lima Historia Constitucional

4 años

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