La Honduras de los que partieron, y la de los que quedamos.
El sentido de destino, de propósito, es lo que sin duda como humanidad nos hace mantenernos con esperanza. ¡Vivos! Esto lo dice el Doctor Victor Frank en su libro “El hombre en busca de sentido” Donde narra todo lo que a él le tocó superar al estar en un campo de concentración Nazi. Y muchos compañeros que prefirieron terminar su vida y aceptar el destino de muerte, pues no miraban motivo para seguir adelante.
El Dr. Frank, narra que la última barrera del ser humano, es su voluntad. Y para encontrar ánimo, esperanza y entusiasmo, debemos tener sentido de propósito. “Esto está ocurriendo para algo” ¡Debo descubrir que es! Cabe mencionar que el Dr. Frank fue un psicólogo que ayudó a muchas personas a través de sus teorías y conceptos, que surgieron después del holocausto. Algo que en lo personal creo que la humanidad nunca debe olvidar, ya que muestra lo bajo, cruel y muchas veces inhumanos que podemos ser, cuando nos nublamos de poder y ego.
¿Qué podemos decir de la pandemia? Seguramente pasando este año, habrán miles de anécdotas que contar. Miles de historias que saldrán a luz, de cómo se afrontaron diferentes aspectos como salud, cuarentena, la lucha económica, los desánimos, líos familiares y todo lo que nos ha llevado a descubrir de nosotros mismos, este acontecimiento inesperado.
Pero si algo nos dejará marcado el corazón, es la cantidad de personas amadas que tuvieron que partir, al no poder ganar la lucha a este virus. A la fecha en el mundo se registra casi un millón de personas que fallecieron a causa de este mal.
Sólo en Honduras van cerca de 2,500 fallecidos. ¡Los contabilizados! Seguramente la cifra se duplica con todos aquellos que mantuvieron la lucha de manera callada y de muy bajo perfil. Todos de alguna u otra manera nos queda el pesar de algún familiar, conocido cercano, amigo o pariente que partió. Y es allí donde vimos que esto, ha sido algo serio.
Y en medio de esta pandemia, surgió algo que se metió en nuestro acontecer, como un virus aún más peligroso. Muy conocido. Parte de nuestra cultura, del cual nos quejamos pero sigue allí, haciéndonos mucho mal. Y es “La Campaña política”. La carrera por la silla presidencial.
De repente las noticias del virus pasaron a un segundo plano y comienzan a surgir notas de “Este dijo esto… aquel le contestó aquello” como de la nada, surgen eventos, que parecen réplicas de discursos, mensajes y comportamientos de años y años, que se repiten de la misma manera. Los Hondureños, que gracias a Dios seguimos aquí, y que el virus no nos alcanzó, o bien aquellos que fueron contagiados, pero tuvieron la dicha de superarlo, deberíamos preguntarnos ante esta segunda oportunidad que la vida nos da. ¿Qué Honduras queremos? Los Hondureños que partieron, ¿Hubieran querido una Honduras igual, o algo completamente distinto?
Todos decimos odiar la corrupción, pero a la primera tentación, nos volvemos corruptos. Todos decimos odiar la política, pero si nos ofrecen puesto, no dudamos en agitar bandera. Nos pasamos de la izquierda a la derecha y viceversa a conveniencia.
¿Es esa la Honduras de los que quedamos? El poder está y estará siempre en las intenciones de cambio. Eso va más allá de el voto. ¡Es sorprendente como todos hablan de fraude desde ya, y así mismo participan en todo! Creo que, así como la pandemia nos hizo cambiar hábitos de manera profunda, así deberíamos cambiar nuestra manera de participar en política. Y honrar, los sueños y anhelos de los que por causa de este virus, no podrán nunca, volver a votar.